Una vez mas se ha vuelto a repetir la misma escena de un guión que nos sabemos de memoria. La gala de entrega de los premios Goya de nuestro cine tuvieron mucho de crítica y poco de premio. La fiesta del séptimo arte, mas pareció un mitin político, eso sí hacia la misma dirección, que un reconocimiento público y merecido de sus participantes. Es cierto que no hay un "cine español" sino muchas sensibilidades dentro del mismo arte, todas ellas respetables. No obstante, sorprende que la mayoría de las críticas, siempre procedan de los mismos -la izquierda de la ceja- y vaya dirigida contra el gobierno del PP. A pesar que Enrique González Macho, presidente de la Academia, manifestó que: "El cine no es de los de la ceja, ni de los del bigote, ni
de los de la barba ni de los de ningún otro apéndice capilar. El cine
nos pertenece a todos, es un derecho de los ciudadanos". Y también haya criticado la subida del IVA (Impuesto del Valor Añadido) en un 21% para el mundo de la cultura, manifestando que nos empobrece a todos y no recauda mas dinero. Hay que reconocer que en esto tiene toda la razón del mundo. En lo que ya no estamos de acuerdo, es que el cine español siga siendo subvencionado; que alrededor de 100 millones de euros, salga de las arcas públicas, para un sector que como los demás, debe salir al libre juego del mercado y de la competencia, sin ser protegido. Un cine libre, creativo y crítico con el sistema, financiado por sectores ajenos al poder político y por la propia comercialización de sus productos.
Sobre la intervención de los nominados, hay de todo. Desde la "mala educación" de José Corbacho, desando las "buenas noches" a todos, menos al ministro Jose Ignacio Wert, al que le deseó un 21%; a la crítica de Javier Bardem sobre lo que ocurre en el Sahara: "Allí no se puede hacer recortes en hospitales como aquí, porque no hay; no se puede cerrar escuelas como aquí,
porque no hay; y no se puede echar a la gente de sus casas porque los
echaron hace 35 años". Todo muy bien, si no fuera porque estas palabras pierden credibilidad por quien las dice, cuando las dice y contra quien las dice. Nada nuevo: Efectos especiales de la cinematografía y propio del rol del actor, que como todos sabemos, se basa en la apariencia y en la simulación.
Sorprendentes fueron las palabras de Candela Peña, premiada como actriz de reparto, por la película "Una pistola en cada mano". Disparando por su boca y denunciando a un hospital público en el que murió su padre y en el que "no había ni mantas para taparlo ni agua para beber". Se refería al Hospital público de Viladecans, cuyo Director Jordi Monedero, acaba de desmentir dichas afirmaciones. Los hechos se remontan al año 2011 -cuando gobernaba Zapatero, y cuando aún no había recortes- Tiempo tuvo de denunciarlo, pero no lo hizo. Simplemente estamos ante una mentira, otra puesta en escena, aunque a uno ya no le sorprende nada. En aquel momento pensé que el Señor Mas, estaría tomando nota para proveer a los hospitales de Cataluña de buenas mantas con la estelada y de agua potable de los Pirineos. Ya en serio; cuesta creer que en la Cataluña actual falten mantas y no haya agua en los grifos de los hospitales; ¡ni que estuviéramos en la postguerra! Mas le valdría al Señor Mas, ahorrar en embajadas, en subvención a los periódicos afines, en inmersión lingüística e invertir en sanidad y educación.
Finalmente, resaltar las palabras de Maribel Verdú, ganadora del Goya 2013 a la Mejor Actriz
Protagonista por su papel en ‘Blancanieves’, de Pablo Berger, quien ha recordado a las personas que "pierden su
casa" y ha lanzado una crítica contra "un sistema quebrado, injusto y
obsoleto que permite robar a los pobres para dárselo a los ricos". Lástima que la defensora de los deshauciados sea la misma que allá por el 2010 vendía hipotecas para la Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI), -vinculada al banco Santander- (cobrando por ello, cosa que yo no critico) ¿Dónde está la coherencia Señora Verdú? Por un instante creí ver a Beatriz Talegón -la de las juventudes socialistas- lanzando una proclama entre vestidos de 9.000 euros y chanel nº5, pero no, sólo fue un lapsus.
En fin, ¿Que quieren que les diga? Sólo me resta felicitar a Concha Velasco y Manuel Sacristán. Dos estupendos y magníficos actores de nuestro cine. Se lo merecen.