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sábado, 27 de mayo de 2023

Defiende lo que piensas





"Defiende lo que piensas", reza el slogan de la candidatura del PSOE de Abrucena un pueblo en la Alpujarra almeriense. Me ha gustado. Como si no defendemos todos aquello que pensamos. Otra cosa es que, nuestros pensamientos o modos de reflexionar sean erróneos por lo que estamos abocados a equivocarnos una y otra vez, "humanum est errare" (es de humanos errar). Reflexionar o pensar no es nada fácil. Hacerlo con objetividad me parece casi imposible, porque la objetividad solo está en las ciencias exactas (lógica, y geometría) Nuestros pensamientos personales están condicionados -por no decir casi determinados- por nuestros intereses, deseos, voliciones, emociones y sentimientos, por lo que están contaminados de subjetividad. Igualmente todos defendemos lo que pensamos, algunos con tal vehemencia que raya el paroxismo, el respeto y la violencia, imponiendo nuestros criterios. El lenguaje, y en concreto la palabra, es el instrumento válido con el que contamos para expresar aquello que pensamos. Y aquí empiezan las dificultades. ¿Cómo conseguimos expresar con exactitud aquello que pensamos?¿Cómo saber con certeza, que el otro que nos escucha, entienda aquello que nosotros queremos transmitirle?. Mediante el lenguaje, la construcción del concepto universal en la abstracción, la definición y la sintaxis.
Comencemos con la abstracción. "Lo igual se dice de lo distinto. Siempre  y necesariamente. Platón puso en esa sencilla fórmula el nacimiento de la filosofía, que no es más que una reflexión sobre las paradojas del lenguaje. De no ser distintas, dos cosas no podrían ser llamadas iguales. Sencillamente porque no serían dos cosas; solo una. Y para cada cosa concreta se necesitaría una palabra concreta. Lo que es lo mismo: nada podríamos decir de nada" (Gabriel Albiac, El Debate). Aquí de lo que se pretende es hablar sobre la fuerza de la abstracción que generaliza universalmente, frente a la riqueza de lo concreto que individualiza. "La que nos da el placer de llamar a cada cual por su diferencia" -dice Albiac- Por eso los griegos no hablaban de individuos sino de palabras o de ideas, para ser más precisos. Es así como realmente cumple su función la abstracción, sin ella no podríamos predicar nada de nada. Hablar de "la mesa" como idea sintetizada de una pluralidad de objetos-mesa, aunque sean parecidos son distintos, es fantástico y beneficioso porque nos permite entendernos sin tener que poner una palabra para cada mesa en concreto. La definición como núcleo de inteligibilidad universal a través del concepto o idea en la palabra, acotando y entendiendo aquello que llamamos significado de una palabra, es el segundo elemento fundamental para no caer en el relativismo y entender una verdad común. No somos nosotros quienes hacemos el lenguaje a nuestro antojo o libre albedrío, sino que es el lenguaje quien se impone y la sintaxis lo codifica con necesarias reglas férreas. Este sería el tercer elemento necesario para utilizar un lenguaje en el que todos podamos entendernos. La verdad es fruto del consenso y del diálogo como pacto entre las partes, pero siempre respetando las reglas. Nadie está por encima de eso.
Defendamos lo que pensamos. Obvio. Pero conozcamos mecanismos y estructuras que articulan y hacen posible el lenguaje y la palabra, por el bien de la comunicación. Un buen comienzo para desbrozar aquello que nos impide comunicarnos y defender aquello que pensamos con mejor eficacia.




jueves, 4 de mayo de 2023

PLATÓN, un filósofo dualista

 



Cosmos Noetós

Conocer es recordar
lo que el alma contempló,
en un mundo bello de ideas,
llamado: "Cosmos noetós"

No nace el conocimiento
de aquello que es mutable,
pues de lo mudable
no hay ciencia estable.

La ciencia ha de fundarse
en aquello que es estable,
no un mundo cuyo modelo,
origina lo inestable.

El sabio no puede saber más
pues es quien todo lo sabe,
no tiene más que saber,
ni sabio que le aventaje.  

Aquél que lo sabe todo
nada puede más saber,
pues en "el todo" está
todo lo que hay que saber.

No hay nadie tan necio
que no sepa nada,
pues al menos sabe una cosa:
que es no saber nada.

Ni hay en el mundo hombre
que no sepa nada,
pues no sabría qué saber,
aquel que no sabe nada.

Entre el sabio y el ignorante,
está la filosofía:
amor es por la "Sophia"
recordar lo que sabía.

Es la tensión del filósofo 
que se afana a cada instante
por encontrar la Verdad,
de dos mundos equidistantes.

Así lo dice el fundador
de la Academia, Platón,
en un bello diálogo escrito,
cuyo nombre es El Menón

Cambiante y perecedero 
el mundo de la opinión:
es el mundo de las cosas,
llamado Cosmos horatós.

En él se da la opinión,
la apariencia, el movimiento,
es un mundo relativo,
sin juicio y discernimiento.

Pero hay otro mundo, 
bueno, bello, y ejemplar,
de ideas como modelo:
de realidad más real.

Es fundamento del ser,
modelo para el saber,
fuente de principios éticos,
del obrar y del deber.

Ya nos lo dijo Platón:
-Conocer es recordar
lo que el alma contempló,
en un mundo bello de ideas,
llamado, Cosmos noetós.

   Antonio González Padilla