Hay que alegrarse. En el amplio mar de los Sargazos entre aguas y tempestades de noticias tenebrosas, un pequeño barco -comparado con la inmensidad del mar- se mantiene a flote con 500 millones de pasajeros a bordo, rumbo a la conquista de un nuevo mundo...Hablamos metafóricamente -querido lector- de nuestro español, la lengua de la comunidad hispanohablante, heredada como patrimonio y don de nuestros padres, historia y cultura. Por eso debemos de estar alegres y orgullosos. Según el Instituto Cervantes, el español se ha convertido en el segundo idioma del mundo; solamente superado por el chino. En el 2030 será hablado por 530 millones de personas en mas de 25 países, de los cuales 21 lo tienen como lengua oficial. El Idioma, además de ser un instrumento cultural de comunicación y cohesión entre los pueblos, también lo es económico. Representa alrededor del 15% del PIB de España, aproximadamente. Su importancia para las relaciones comerciales es incuestionable, solo superado en el mundo por el inglés, que sigue siendo el número uno. Las diferencias del español en el mundo, son fonéticas y de entonación, propias de una lengua que evoluciona en diferentes estratos culturales. Su garantía y preservación es cometido de las Reales Academias de la Lengua de los diferentes países, donde es idioma oficial.
También es motivo de alegría para los hispanohablantes que nuestra hermosa lengua no dependa de nuestros políticos. Como ente vivo sociológico tiene una fuerza que ni ellos -aunque quisieran- pueden pararlo, lo cual es motivo de seguridad y satisfacción, para los que amamos nuestro idioma. Los recortes y las políticas miopes de corto y largo alcance, pueden hacer zozobrar nuestro barco, o ralentizar la travesía, pero llegará a puerto seguro. Es lamentable que en nuestra propia casa no valoremos la riqueza plurilingüe heredada y andemos enzarzados en disputas estériles. La mejor defensa de una lengua es hablarla y escribirla con corrección, respetando y tolerando la libertad de las personas a la hora de utilizarla, sin imposiciones culturales, raciales o políticas. En una visita del Presidente Aznar a una universidad de Japón relacionada con los jesuitas, en los corrillos formados previos al acto cultural, uno de los profesores de lengua y literatura española, comentaba, que el número de estudiantes japoneses a universidades de Barcelona, había disminuido a causa de la imposición del catalán, aumentando en Madrid, Granada, y Salamanca. "Espero que lo cuentes" - dijo Jose María Aznar a un periodista de La Vanguardia- La prueba, aquí la tienen.
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