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martes, 27 de octubre de 2020

Pasando una mala noche...




¡Cuántas cosas hemos dejado
en armarios abandonadas
que no echamos en falta
por ser superfluas y vanas!
por las que tanto luchamos
y ahora no valen nada.
Nuestra conciencia no calla
y grita desconsolada,
que hay cosas que nunca pasan,
y no deja de recordarnos
lo que ahora es añoranza.

Aquellos gratos encuentros,
aquella limpia mirada,
de nuestros hijos y nietos,
tan cercana.
Esos abrazos y besos,
la sonrisa limpia y clara,
aquella dulce mirada
de la persona amada,
ahora alejada,
a quien solo vemos 
por medio de una pantalla.

O la escucha de esa voz
distorsionada,
por medio de un celular,
sin el soplo de la vida,
estridente y metálica,
voz sin el aliento cálido
de lo humano,
desafinada y lejana:
la sociabilidad usurpada,
cuando no cercenada.

Enterrados en vida estamos 
confinados en nuestras casas,
rodeados de tantas cosas,
tan cercanas,
que a la vez son tan lejanas.
Ante la adversidad de la vida,
la andariega castellana,
Teresa de Ávila,
escribió en sus escritos:
"La vida es pasar una mala noche
en una mala posada".


   Antonio González Padilla



jueves, 22 de octubre de 2020

El miedo sepultado



"Nihil est in intelectu quod prior non fuerit in sensu"
"Nada hay en el entendimiento que antes no haya pasado por los sentidos"


                                                                                         Aristóteles



En España, durante estos seis meses de pandemia, no solo se han sepultado personas, también se ha enterrado el miedo. Algunos de nuestros gobernantes han estado más preocupados por la propaganda que por resolver los auténticos problemas y dramas de los ciudadanos. Ha faltado sensibilidad humana y pedagogía para mostrar el verdadero rostro de horror que el covi-19 ha generado en muchísimas familias que lo han sufrido. A la mayoría de la población se le ha hurtado el verdadero rostro de la muerte y el sufrimiento. Todo ha sido una burda manipulación de engaño y ocultamiento que se ha manifestado en un plan debidamente orquestado por la clase política dirigente, cuyos medios de comunicación, regados copiosamente con el dinero público, han cooperado para ocultar el verdadero rostro  de la pandemia y su gestión. Ningún político, sea de la ideología que sea, se salva de esta crítica, -salvo honrosas excepciones- cada cual según su responsabilidad y competencias. Desde el gobierno de coalición de España y su presidente Pedro Sánchez, principal responsable de la gobernanza del país, hasta el más humilde político de la oposición, las CCAA y los ayuntamientos. 
Como consecuencia de ello, también algunos ciudadanos, llevados por la desinformación y la falta de una verdadera pedagogía sobre las consecuencias nefastas del Covi-19, han actuado con verdadera irresponsabilidad y egoísmo, sin respetar las normas que a todos nos obligan por la salud pública y el bien común. La propaganda, la ideología, la mentira, la manipulación, han primado sobre la verdad, la gestión y la eficacia. Nos han ocultado el verdadero rostro del sufrimiento y la muerte. Hemos visto lo que ellos quieren que veamos, para pensar posteriormente lo que ellos quieren que pensemos. Así nos va.



martes, 20 de octubre de 2020

Ana


¡Hoy lloro por ti, Ana,
vecina, amiga del alma!
Te has marchado como hoja,
que del árbol cae mecida,
por una brisa otoñal, sacudida.
No pudiste aguantar, en vida,
como rama desgajada,
del árbol de tu Roberto
al que tanto Tú amabas.

Hoy, desconsolado estoy,
Ana Hamilton Mejías,
americana, española y andaluza,
que cruzaste el Atlántico
en una gran travesía,
para encontrar el amor
ese que marcó tu vida.
y crear esta familia.

La última vez que te vi
solo hablabas de Roberto
de las cosas que os unían;
y sorprendido yo estaba
preguntándome qué hacías
sin su amor y compañía.
La respuesta la encontré
cuando de tus hijos hablabas:
tu rostro se enardecía
y en él se manifestaba
una alegría desbordada
propio de madre abnegada.

¡Tu familia hijos y nietos,  
a los que tanto les dabas,
y tus amigos del alma,
hoy lloran tu ausencia, -Ana-
con tristeza controlada
y certeza esperanzada,
sabedores que ya estás
con tu Roberto del alma!

Antonio González Padilla


A nuestra querida Ana Hamilton fallecida en Alcalá de Henares, Madrid, España, y a sus hijos Ana, Pilar, Bobby y Michael, a quienes queremos tanto. Un fuerte abrazo.



Pétalos rojos esparcidos



Si yo tuviera un balcón
con geranios y rosas rojas,
escogería entre ellas
las más fragantes y hermosas;
para arrojar con sus tallos
y sus pétalos de flor,
lágrimas, votos y llanto,
a nuestros Santos Patronos,
cuando esta tarde pasen
debajo de mi balcón. 

Y esos pétalos arrojados
desde el dintel de mi puerta,
impregnarán nuestros aires,
los de un pueblo que llora y reza,
en un silencio doliente,
fragancia de devoción,
la de una procesión silente,
símbolo de tristeza y dolor.

Cada pétalo es un ruego,
un desespero, un reclamo,
por un ser querido ausente,
un grito desesperado
por quien muere en soledad,
solo, en medio de tanta gente,
en una cama de hospital.

Y en esa ermita entre olivos,
al lado del campo santo,
junto a los que ya han partido,
allí seguiré rezando
por nuestro pueblo sumido,
en un mar que gime llanto,
entre pétalos rojos esparcidos.


   Antonio González Padilla


Ayer, día 18 de octubre del año 2020, nuestros patronos de Abla: Los Santos Mártires Apolo, Ysacio y Crotato, y la Virgen del Buen Suceso, fueron trasladados a su ermita sin ser acompañados por los abulenses, a causa de la triste pandemia del Covi-19, que asola a nuestro país y a nuestro pueblo.





jueves, 15 de octubre de 2020

Mirando al cielo




¡Qué tristeza, qué dolor
ser hoy agricultor!
¡Qué ingrata la madre tierra,
que ajena a nuestro clamor
sigue sus leyes impertérrita,
sin ninguna compasión!
Quien mejor sabe de ello
es el pobre agricultor,
que ha de trabajar la tierra
desde el amanecer,
hasta que se pone el sol.
¡Qué mal pagado está el campo!
¡Qué ingrata su labor!

Por más que uno hecha cuentas,
nunca sale a su favor,
por quien trabaja la tierra
y deja en ella el sudor.
Cuando hay mucha cosecha, 
y el año viene muy bueno,
después de muchas peripecias,
la abundancia baja el precio
y ésta pierde su valor.
Y cuando el año es muy malo
por la sequía, la epidemia o el calor,
la escasez en el mercado
tiene poco que vender
con un buen precio valorado.

Unas veces el comprador,
otras el intermediario,
cuando no el asentador,
y finalmente el vendedor:
siempre hay un ordenador,
que desde un despacho
determinan su valor,
ajeno al trabajo, al tesón,
al pundonor y coraje del agricultor.
El caso es que en el mercado
su valor ha aumentado tanto,
que a veces, puede ser comprado,
por algunos afortunados,
al ser un producto caro.

Mientras, el pobre agricultor,
sigue mirando hacia el cielo:
pide agua de lluvia,
que mezclada con sudor,
haga crecer la semilla,
que con tanta fe sembró.
Y se encomienda al destino,
con esperanza e ilusión,
a que éste sea favorable
a su esfuerzo y su tesón.
Sabedor, que dependerá siempre, 
de alguien que le es ajeno,
unas veces de la tierra,
y otras, del azar del cielo.

   Antonio González Padilla



sábado, 10 de octubre de 2020

El vuelo de la cigüeña



Dice un dicho popular
que las cigueñas aparecen
por San Blas.
Allá por el mes de enero,
cuando el frío cala los huesos,
sus vuelos rasgan el cielo
posándose en las alturas,
de palacios y de templos.
Pero he aquí, que al observar
el cielo azul del otoño,
veo una cigüeña pasar
que despierta mi atención
a mi alma de juglar:
es QD Radio en las ondas,
y Blas Pardo, con voz cálida al timón,
quien planea en mis sentidos
por medio de una canción.
El sonido de su vuelo,
la memoria, su dedicación,
evoca mi juventud recobrada,  
bajo un día de lluvia con sol.

    Antonio González Padilla


Dedicado a Blas Pardo, locutor de QD Radio 105.1 FM, para que su voz, cálida y cercana, siga animando nuestras tardes.



viernes, 9 de octubre de 2020

Cuando yo no esté...


Y cuando yo no esté, 
mis olivos seguirán creciendo,
sus troncos enraizarán bajo la tierra,
y sus ramas 
se fortalecerán buscando el sol,
y al final del otoño,
cada año aliviarán su ramaje doblado
para convertirse en zumo dorado.

Cuando yo no esté,
la parra seguirá trepando,
por esa pared de piedra encalada
buscando la seguridad frente al viento,
protegiendo de orfandad sus racimos
con sus pámpanos y tiernos sarmientos.

Y bandadas de pájaros volando
pasarán por lo alto del cielo azulado,
buscando territorios cálidos 
al otro lado del mediterráneo,
en la búsqueda de un oasis templado.

Cuando yo no esté,
el reloj de la torre sonará en el valle,
medirá el tiempo con monotonía,
sin desfallecimiento,
pausadamente,
durante la noche y el día.

Y por el Camino Real,
los caballos seguirán trotando,
petricoreando el asfalto con sus cascos,
al compás de su marcial paso.

Cuando yo no esté,
ya habré pasado el puente de 
Los Santos, por última vez,
y no acompañaré su "Traída",
esos, a los que tanto amé
a lo largo de mi vida.

Y yo, desde mi vieja butaca,
con un libro en mis manos,
seguiré observando
esa montaña nevada,
que me tiene extasiado.
 
Cuando yo no esté...
la vida seguirá pasando.

      Antonio González




jueves, 1 de octubre de 2020

Una hoja se cayó




De la copa de un gran árbol, una hoja se cayó,
y un viento de suave brisa,
su caída acompañó,
hacia un pequeño riachuelo de cuyas aguas partió.

El árbol donde creció, tendió su fuerte ramaje 
buscando la luz y el sol,
plantado,
en tierras del mediterráneo,
sin olvidar sus orígenes ni el lugar donde creció: 
allí enraizó.

Sus ramas fuertes y robustas, comenzaron a dar fruto,
desde una escuela rural, hasta un colegio de barrio,
en una gran ciudad.
A los niños allí enseñaba, a crecer en libertad,
a sentir amor por los libros, a soñar...
y aprender a madurar.

Esta hoja ya agotada, de tanto y tanto bregar, 
hoy, ha varado en la orilla, en este día preotoñal:
ha culminado el trayecto, que la ha llevado a la mar.
Allí encontrará otras hojas,
que aguardan con ansiedad,
su llegada,
para vivir en libertad.


                  Antonio González Padilla


Dedicado a nuestra querida Tía Dolores, maestra nacional, fallecida en Barcelona.