"El presente es siempre fragmento, torso incompleto".
María Zambrano
Hoy escribo al alba, bajo los sones lejanos de un pasodoble español de la verbena de mi pueblo, en fiestas de verano. Después de un tórrido día de calor, me encanta ponerme frente al ordenador con la brisa de la mañana, para escribir y fijar en la memoria aquello que el tiempo y el olvido tratan de arrebatarnos. No encuentro mejor medio para, retenerlo, fijarlo y conservarlo, que la escritura. Hoy, quiero compartir con vosotros un interesante artículo que he leído de Helena Farré en el ABC del sábado 2 de agosto, titulado: "Esto sigue siendo agua". Citando a Foster Wallace, en un discurso de graduación, H. Farré comienza su artículo con el diálogos de dos peces jóvenes que al encontrarse con un pez mayor, éste les saluda preguntándoles ¿Cómo está el agua? Los peces jóvenes siguen nadando hasta que uno se gira hacia el otro y pregunta "¿Qué demonios es el agua?". Con esta fábula Foster Wallace quería ejemplarizar como las realidades más importantes de nuestra vida, pasan desapercibidas, en una época de la hiperatención de la comunicación. Ésta y la urgencia del presente se nos escapa en esa lucha dialéctica entre pasado y futuro cuyo arquetipo es "el instante." Así habló Zaratustra (Nietzsche). El presente se impone sin tiempo para procesar la información ni de seleccionar aquello más importante que afecta a nuestra vida. "El presente es siempre fragmento, torso incompleto" (María Zambrano). Es el saber "prestar atención" y seleccionar lo que realmente importa porque afecta a nuestra vida, a nuestra libertad. Farré nos descubre la pérdida de tiempo que empleamos cuando fijamos nuestra atención o nos la fijan otros, en crear la necesidad de poseer cosas, con el imperativo categórico como necesario para nuestra felicidad. "Nuestra atención es aquello que nos configura como seres humanos. Tiene que ver con el placer y con la curiosidad y con la pregunta de quiénes somos y qué hacemos aquí. Tiene que ver con el humor y con la verdad. Como dijo Foster Wallace, tiene que ver con la libertad. Y la gran pregunta de nuestro tiempo es si somos verdaderamente libres. Si escogemos querer lo que queremos, si escogemos mirar lo que miramos. Prestar atención a lo que nos interesa, no lo que interesa a otros, porque "vivir sin atención implica vivir sin voluntad, y vivir sin voluntad significa vivir sin elección, es decir sin libertad" (Farré). Con la atención personalizada nos hacemos personas con criterio propio, ágiles en el pensamiento y en el mantenimiento de ideas propias. Y lo que es más, nos hacemos ciudadanos libres posando una mirada concienzuda en lo que importa a nuestra sociedad. Mirar. Ver. Y aprender. Con palabras de Simone Weil, la atención es la forma más rara y más pura de generosidad porque toda empresa humana requiere de ella: fundar una familia, contar historias, cultivar nuestro entorno, sanar a un enfermo, defender la verdad, luchar contra la injusticia...Para finalizar, sin interés o curiosidad no hay preguntas importantes que lo merecen, y sin ellas, tampoco hay respuestas. "Como por ejemplo qué es el agua, es decir, qué es la vida."
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