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miércoles, 25 de diciembre de 2019

Papá Noel ya pasó



Papá Noel ya pasó

Sentado junto al ordenador,
sólo, en mi mesa o escritorio,
antes de empezar a escribir,
mi madre desde su foto
me mira amorosamente
y me dice sonriente:
!Feliz Navidad! hijo Antonio.

Hoy no es un día cualquiera,
hoy es Navidad;
regalos junto al hogar,
regalos por todos lados,
que esperan ser abiertos
envueltos en papel dorado,
envueltos todos en sus cajas,
que Papá Noel ha dejado.

Descubro en cada regalo 
el nombre del agraciado,
pero no descubro el mío
¿Será que alguien
se ha olvidado?
Tal vez mi comportamiento
no haya sido el esperado,
quizás promesas incumplidas
en este año casi pasado.

Mi madre desde su foto
me mira como hace siempre,
para decirme palabras
-no a mis oídos-
sino a mi corazón doliente:

"No sufras, hijo mío,
pues Papá Noel ya pasó
y te dió el mejor regalo:
LA VIDA,
que solo la puede dar Dios."

   Antonio González Padilla

martes, 24 de diciembre de 2019

A las doce de la noche




A las doce de la noche

A las doce nació el niño
al toque de una campana
el viejo reloj en la torre
                      cadencioso
así lo anunciaba.

Y al cabo de unas horas
la gente se presentaba
en casa del carpintero
                   para cantarle
una nana.

Le ofrecen queso de cabra
miel de abeja y requesón
lana de las Alpujarras
                    para rellenar
el jergón.

A las doce nació el niño
al toque de una campana
el viejo reloj en la torre
                          de Abla
así lo proclamaba.

Y yo..., lejos de mi niñez
en la senectud plateada
recuerdo aquellos sones
                   de campana
con nostalgia.


Antonio González Padilla


jueves, 19 de diciembre de 2019

Abla tiene un Belén





Abla tiene un Belén

Abla tiene un Belén
hecho de casitas blancas
que entre pitas y terreras
se extienden ante sus faldas.

Abrazado por dos ríos
de papel fino de plata,
el Belén tiene dos puentes
para cruzar sus aguas
que lo nutren y amamantan:
uno va hacia Montagón
camino de la Estación, y el otro,
-al que llamamos "rambla"-
cruza el puente de los Santos
por una vaguada ancha
camino del camposanto.

Abla tiene un Belén
hecho de casitas blancas
que entre pitas y terreras
se extienden ante sus faldas.

Tiene montañas de nieve
pino y matorral agreste,
musgo de Fuente Agria
y hasta almendros y olivares
que lo revisten de verde.
En sus plazas y callejones
de este Belén sin igual,
tan de prisa pasa el tiempo 
que día y noche llegan y van,
con el crono de Don Juan.

Abla tiene un Belén
hecho de casitas blancas
que entre pitas y terreras
se extienden ante sus faldas.

Su gente come y comparte
mantecados y polvorones, 
roscos de vino y alfajores, 
al ritmo de pandereta,
zambomba, gloria y licores.
El canto de una bandurria
suena con voz cadenciosa,
es el Baile de las Ánimas
que piden una limosna
para redimir sus obras.

Mientras, el Ángel Gabriel,
nos trae noticias de un niño,
que ha nacido en las afueras 
y llora porque tiene frío.

   Antonio González Padilla



jueves, 12 de diciembre de 2019

CLAUDIA O EL VUELO DE LOS VENCEJOS












Claudia o el vuelo de los vencejos 

Y llegó el día.
Después de tantas noches y mañanas
entre la oscuridad y el alba,
apareció la palabra de un tejedor de sueños,
relator de aventuras. 
Alba... nombre de dama,
fascinada, misteriosa, embrujada,
de muralla fortificada.
Nido de una saga voladora,
por sus cielos tomada.
Cuna de aventuras, pasiones, amores...
recatada,
celosa de su misterio,
luchadora y emprendedora;
de pasado noble, escrito entre sus páginas
con sangre roja de martirio,
derramada,
memoria testimonial
de una época romana nunca olvidada.
El aire se removió..., y surgió la palabra...                  
                         
                Antonio González Padilla




lunes, 2 de diciembre de 2019

Memoria





MEMORIA

¿Quién dice que la vejez roba un futuro esperado?
!Qué equivocados están los que miran adelante
de un tiempo que no ha llegado!
La vejez no roba el futuro, sino que roba el pasado.
!Conjuguemos el presente sin olvidar el pasado!:
Todo lo que hemos sido, lo que somos...,
y aquello que nos hemos dado.

                     Antonio González






martes, 19 de noviembre de 2019

Los pedos del Señor Torra





LOS PEDOS DEL SEÑOR TORRA

El independentismo falaz
tiene tan pocos argumentos
que ha dejado de contar
sus imaginarios cuentos
en un lenguaje procaz
y habla a través de los pedos
que el Señor Torra i Pla
presidente de la Generalidad
se tira ante el tribunal
apestando con sus gases
aquel noble y justiciero lugar.

Torras se ha quedado mudo

y solo habla con sonidos
y olores tan nauseabundos
que no hay intérprete que traduzca
lo que emite por el culo.
Su vientre ha dicho basta
harto de tantas alubias
así como de butifarra.
Ahora quien aprieta es Torra
y sigue sigue apretando
todo sea por "el proces "
o porque se está cagando...
y ha de expulsar esos gases
para aliviar su intestino
que tanto le están matando.

¿Será este el diálogo

que tanto estamos esperando?
Un lenguaje muy procaz
inteligente y veraz!
En esto ha quedado el mensaje
en un ruido intestinal:
!Valiente modelo de racionalidad!
!Atentos ciudadanos,
que Torra sigue apretando
y de su deposición
puede surgir el milagro!

Entre tanto en Martorell...
la SEAT se lo está pensando.        

  

          Antonio González



lunes, 18 de noviembre de 2019

Don Juan Bautista García del Castillo




     
   Los grandes hombres de la historia siempre han dejado un rastro que se manifiesta en su obra que permanece como testimonio de todo lo que han sido mediante hechos o palabras. Es indudable que todos los abulenses nos sentimos orgullosos de nuestro templo parroquial o iglesia, porque como pueblo creyente, profesamos un afecto especial -no exento de devoción y orgullo- por nuestro templo, lugar de tantos acontecimientos emotivos de alegría o tristeza. 
Y como no se puede amar aquello que no se conoce, hoy, quiero compartir con vosotros algunos aspectos de nuestro templo que nos ayudarán a conocer que detrás de una gran obra siempre hay un gran hombre. En concreto, os hablo de un sacerdote que fue cura párroco de Abla  -allá por la década de los años 50-  llamado: Don Juan Bautista García del Castillo. Un verdadero hombre de Dios que dejó en el pueblo una huella indeleble por ejercer ejemplarmente su ministerio como sacerdote y por su carácter emprendedor y su capacidad creativa de la que se benefició nuestro pueblo. 
¿Quién era realmente Don Juan? Fue un sacerdote oriundo de Linares de vocación tardía, que accedió al presbiterado despues de estudiar peritaje y con una sólida formación científica  (lo que le permitió ser administrador y profesor de matemáticas en el Seminario Diocesano de la Inmaculada de Almería). Su carácter  emprendedor quedó reflejado en la organización y puesta a punto de la Acción Católica, la reforma de la Semana Santa (mediante esas devotas novenas de la Virgen de los Dolores), y el magnífico belén de navidad que los niños de aquel tiempo disfrutamos, sobre todo, por el ingenioso mecanismo que utilizaba para generar efectos especiales del día y la noche. Pero su capacidad creativa no termina aquí, también se manifestó en el mantenimiento y conservación de la iglesia parroquial, muy deteriorada después de la guerra civil, mediante la restauración de su bello artesonado mudéjar  del siglo XVI, la pintura de sus paredes, retablos, altares y la  reposición de sus imágenes. 
Hoy quiero agradecer la sensibilidad y buen hacer del restaurador y, a la vez, recabar la atención de la generación actual, por restituir y conservar la firma y rúbrica de Don Juan Bautista García del Castillo, en un frontispicio pintado de medio arco dorado situado sobre la puerta que da acceso al coro, (ver fotografía superior) cuyo valor artístico no es representativo ni importante, pero sí emocional y justificativo. En él podemos observar una concha (que simbólicamente nos remite a San Juan el Bautista),  en cuyo centro aparece un escudo o blasón con una garza (símbolo de "García", su primer apellido) y un "Castillo" homónimo a su segundo apellido. La firma y rúbrica de un artista imaginativo y creativo. Un testimonio humilde que debemos reconocer, como agradecimiento y recordatorio -en su justa medida- por las  buenas obras que Don Juan ha hecho por nuestro pueblo. Que así sea.




sábado, 16 de noviembre de 2019

Mis libros





   Aún no ha amanecido y la penumbra sigue instala en mi habitación. Los libros, esos libros que tanto me han dado, permanecen en los estantes en silenciosa locuacidad, recordandome en cada momento, situaciones o experiencias vividas a lo largo de mi vida. Libros que me  hablan en el silencio un lenguaje personal con palabras sin sonido, pero que dicen mucho. Son ladrillos eficientes con los que he construído eso que  llamamos  "personalidad", "yo", "vida", o "mundo". Aquellos que no me han defraudado, cuando en momentos de angustia, miedo o zozobra, siempre han estado ahí para mostrarme el camino, aconsejarme a elegir lo mejor, o cuestionarme sobre un determinado problema aporético. Mi mirada se detiene en cada uno de ellos, y con ellos. Entablo una conversación fluída que trata sobre los diversos momentos en los que ambos hemos vivido experiencias comunes del pasado. Mi vida expuesta en esa librería, en donde de repente, todo vuelve a ser lo que fue, a recobrar tiempos pretéritos, recuerdos emocionales de alegría o tristeza. Algunos, con tal viveza, que acortan y achican el tiempo y el espacio. Tiempos y lugares pasados como si todo hubiese sucedido ayer. 
Libros hay de toda clase y condición: nuevos y viejos, grandes y pequeños, próximos o lejanos. Los hay, que tratan sobre filosofía, antropología, psicología, sociología, lógica o metafísica.  Libros escritos por los pensadores más grandes que ha dado la humanidad: Platón, Aristóteles, Cicerón, Séneca, Descartes, Spinoza, Kant, Hegel, Habermas, Ortega,...etc. Libros que ayudan a entender un paradigma histórico de una u otra época. A comprender  una  determinada visión antropológica de este complejo microcosmos llamado hombre, y su relación con el mundo y su entorno, como realidad de naturaleza social y ética. Libros de literatura, narrativa, poesía, teatro. Un deleite para los sentidos, un viaje hacia un lugar utópico, creado a imagen y semejanza de nuestros sueños, un reino de  posibilidad y libertad alejado del determinismo físico o metafísico.
Familiares y amigos, cuando contemplan esta ingente cantidad de libros en mi biblioteca, me aconsejan que los entregue a alguna institución pública para provecho y deleite de sus potenciales lectores, o se los regale a alguien que sea aficionado a la lectura. Pero yo siempre respondo lo mismo: no haré tal cosa. No los expulsaré de mi vida porque para mí cada uno de ellos ha tenido un papel determinante que yo sigo valorando, y cada vez que los vuelvo a leer, nunca me defraudan, porque siempre descubro algo nuevo, que yo presto, comparto con vosotros: ellos son mi primera fuente de inspiración.  Cuando alguien me pide que le preste un determinado libro, nunca me niego, es más, siempre he sido receptivo a tal petición, pero desprenderme de ellos !jamás! son parte de mi vida. Nadie que aprecie una cosa se desprende de ella: mis libros se irán conmigo y yo con ellos. El día que me yo me marche, que hagan lo que más quieran mis herederos. Mi consejo es que procuren leerlos y aprendan de ellos. La vida les será más liviana. Pero si finalmente no los van a utilizar, los donen a una institución pública para disfrute y provecho de aquellos que quieran leerlos. 



N.B. Dedicado a todos aquellos que aman los libros.





miércoles, 13 de noviembre de 2019

SPINOZA




"El fin último del gobierno no es  gobernar a través del miedo y la obediencia exacta, sino todo lo contrario, liberar al hombre del miedo de tal manera que pueda vivir en la mayor seguridad posible...(...)...El objetivo del gobierno no es convertir a los hombres en bestias o marionetas, sino permitirles desarrollar sus mentes y cuerpos en seguridad para usar sus mentes sin rectricciones...(...)... En efecto, el verdadero objetivo del gobierno es la libertad."

                                                           
                                        Baruc Spinoza, Tractatus Theologico Politicus, cap. 20





sábado, 9 de noviembre de 2019

Atravesó la bahía




Atravesó la Bahía

Atravesó la bahía, tu barco,
de buenas obras cargado,
se lanzó a mar abierto,
dejándonos allá en el puerto
un nudo en la garganta
de lágrimas y sollozos,
la pena, lágrimas en un mar de llanto.

Te fuiste sobre la ola
de un mar en calma, plateado,
marinero en tierra fuiste
agricultor aventajado,
tenías ganas de partir
aquella tarde otoñal,
la del membrillo dorado,
sin volver la vista atrás.

Allá queda el olivar
verde turquesa de mar,
huérfano y afligido
agitando su ramaje
como olas de la mar. 
En surcos de sudor regadas
las mieses del aquel trigal,
lloran desconsoladas
en una era vacía
sin espigas que aventar.

Una gaviota sin rumbo
vuela sobre la bocana
del puerto desorientada,
mientras la puesta de sol
deja una estela plateada
por donde el barco partió.

Aquí en el muelle quedamos,
nos preguntamos el por qué
esa urgencia en la llamada,
tantas veces requerida
tantas veces iniciada,
por comenzar ese viaje 
con las velas desplegadas.

Nos dejaste en el puerto
con el pañuelo en la mano
agitado por el viento,
el mismo que ventea velas
y permite a tu velero
avanzar por mar abierto,
buscando esa libertad
que colma todos tus sueños.

Esperamos en el muelle
a que escampe el temporal,
con la certeza obligada
de un día, también, 
poder zarpar.

     Antonio G. Padilla




N.B. Dedicado a mi querido suegro Antonio Guzmán Lao, fallecido el 23 de octubre del 2019




martes, 5 de noviembre de 2019

Paraísos perdidos





Paraísos perdidos


He perdido tantas cosas que ya no recuerdo cuáles,
he buscando tanto, he querido tanto...
que ahora solo tengo el recuerdo y la escritura
de un pasado que parece no pasó,
y no fue por impostura. ¿Acaso imaginado?

No es cierto, que el presente sea mejor que el pasado:
éste habita en un país en el que sobrevive aquello
que no volverá jamás.

El paraíso perdido por excelencia es la infancia,
esa en la que nos sentíamos inmortales,
sin ser consciente de la herida del tiempo,
en la que veíamos el mundo con ojos asombrados,
como un libro abierto, con páginas en blanco
que había que rellenarlo.

!Ay... si pudiera comprar el tiempo,
y recobrar el rostro de mi madre
en el momento de su primer beso!
!Aquella puesta de sol en la playa,
este o aquel momento...!
!La película de aventuras en la terraza
de verano
entre olores de jazmines y embelesos,
o aquel robado beso...!

Una infancia feliz en un paraíso perdido
del que me expulsaron sin ser protegido,
sin saborear eso que llamamos felicidad,
porque ésta se hace presente,
solo, cuando ha partido...

                 
            Antonio González Padilla




lunes, 4 de noviembre de 2019

Hija pródiga




Hija pródiga 


Te gesté en mi vientre durante largo tiempo,
cada día me preguntaba cómo serías, 
cuando como palabra salgas a la luz,
al aire, de la opinión fría.
Desprotegida de tu refugio seguro,
te mueves entre fauces, ingenua, recién nacida,
sin haber aprendido de la malicia ajena.
Vuelves a mí y no te reconozco:
"Te leen porque piensan que les escribo,
eso es algo entendible.
Te escribo porque pienso que me leen.
Y eso es algo terrible..." (B.Clark)

             A. González Padilla






viernes, 1 de noviembre de 2019

Cementerios





Cementerios

No quiero vuestras flores que se agostan con el tiempo,
ni manifiestos de duelo que quedan en meros efectos,
ni competiciones locas por tener una tumba bella
en cementerios apuestos.

¿Acaso no sabéis que los sentidos no cuentan
allá donde no existe ni el espacio ni el tiempo?

¿Por qué elegisteis un día para recordar a los muertos,
si allí no corren los días ni tampoco los eventos?

¿Cómo poder recordar un "antes" y un "después"
si allí no existe el tiempo, el mañana, ni el ayer?

La lápida que nos separa informa solo por un lado,
por el otro, carece de significado:
un abismo entre lo de fuera y adentro,
entre dos mundos opuestos que se alejan
en la sima del tiempo.
                       
                   A. González Padilla



jueves, 31 de octubre de 2019

Flores




Flores...

Flores. Montones de flores. Sepultan remordimientos
que encierran recientes y viejos recuerdos,
buenos y malos tratos, amores y grandes afectos,
ausencias que con su olor florido,
anteponen su colorido y acallan emotivos llantos.
Convierten una tierra inerte sin esperanza y sentido,
donde la guadaña siega, cualquier atisbo de vida
en un huerto o paraíso, el camposanto;
para volver a revivir pequeños y grandes motivos,
de seres tan queridos, que hasta la voz se ha perdido
en esa sima profunda, que abre sus fauces al olvido.


                        A. González Padilla



domingo, 27 de octubre de 2019

A mi Suegro



Dejad el balcón abierto... 

 
Cuando yo muera...dejad abierto el balcón,
para que respire el aire y siga entrando el sol.

No me dejéis sólo con esos cirios de cera
ni expongáis mi féretro como en una pasarela.
No quiero el crujir de dientes ni el llanto de plañideras.
!Dejad que entre la brisa! esa brisa mañanera
que acompañe mi descanso, la que durante cada día
refrescó mi rostro ajado.

Quiero que nadie perturbe el estar sólo con ella,
y hablar de esas cosas bellas con la brisa placentera,
cuando en soledad callada las estrellas se ocultaban,
para dar paso a la brisa y a su compañera el alba.

Cuando yo muera, no quiero susurros lastimeros

que interrumpan mi silencio o distraigan mis recuerdos.
Quiero escuchar la campana que con su voz plañidera
rasgue el silencio del pueblo al alba por la mañana.

Sé que sacaréis estandartes que ondeen con crespones negros,

como ha sido y es tradicional y rezaréis en silencio.
También sé en mi fuero interno que no es lo más importante
pero que yo os agradezco.

Lo importante no es el agua bendita sobre mi féretro,
sino la que Dios derrama bendita por ser de riego,
la que sacia a nuestras tierras, y nos procura el sustento.

Sí a las palabras de aliento que nacen del corazón 

y que derraman consuelo, que se elevan en el templo
tan altas como el incienso. O la procesión del féretro
por las calles de mi pueblo -al que serví con esmero-
con coronas de flores que marchitan con el tiempo,
o pésames multitudinarios con gestos que agradecemos
que quedan en el recuerdo.

Ahora que ya estoy con Ella, reiniciamos el proyecto
que hace diecisiete años lo dejamos en lo incierto.
Ahora caminamos juntos unidos por el sendero,
protegiendo a nuestros hijos y también a nuestros nietos,
desde este hermoso lugar en el que no pasa el tiempo.

Aquí hablamos largo y tendido de vuestras cuitas y proyectos,
desde aquí os protegeremos como siempre lo hemos hecho,
porque vosotros, nuestros hijos, vuestras parejas y nietos,
habéis sido la razón de nuestros cuidados y afectos.

Nos dirigimos a vosotros: Virtudes, Magdalena,
Antonio, Juan y Paco,
sabed que con el paso del tiempo nos volveremos a encontrar
en este hermoso lugar para seguir nuestro viaje,
ese, que nunca tiene final.

   
                         Antonio González Padilla



N.B. Dedicado a mi querido suegro Antonio Guzmán Lao, fallecido el 23 de octubre del 2019



lunes, 21 de octubre de 2019

Huida



Huida

Furioso conmigo mismo:
mi disfraz ya no me protege
de mí mismo.
Huyo de mi, y siempre me encuentro
en el camino,
como si éste hubiera sido andado
otras veces,
en una rutinaria repetición
donde vuelve el ayer ...
y siempre se impone el hoy.

                                               
                   Antonio González




sábado, 21 de septiembre de 2019

Olivos de mi Valle





Olivos de mi Valle

Olivos de mi Valle junto a Sierra Nevada,

gigantes uniformados en tierras de bancales,
silentes inamovibles que nunca piden nada,
señores ocupantes de vetustos lares.

Guerreros altaneros en lucha contra el frío,

revestidos de verde cual uniforme aguerrido, 
soportáis la escarcha o el calor del estío
para lucir en primavera el fruto tan querido.


Olivos de mi valle sustento de oro líquido,

refugio entre las ramas de pájaros del campo,
allí construyen sueños en torno a sus nidos,
en lucha por la vida entre jolgorios y canto.

Indómitos guerreros en firme formación,

nunca rompéis las filas ni cambiáis de aspecto;
siempre vigilantes en tiempo de sazón,
nunca bajáis la guardia siempre prestos.

Pintores de sueños, tanto en la llanura

como en  bancales, o escarpados terrenos;
mutadores de ocre pálido de tierra desnuda,
en fértil verdor de valles, quebradas y huertos.

Olivos de mi valle presencia del pasado,

ahí permanecéis en armonía con el viento;
testigos de la historia de nuestros antepasados,
sois fe y palabra de nuestro pasado acento.

De troncos centenarios sin flechas de Cupido,

humilde vuestro tronco rugoso por el tiempo,
no cobijáis promesas de corazones heridos,
ni a parejas que buscan intimidad o aliento.

No seréis cantados por rapsodas y poetas,

eso es propiedad de árboles frondosos,
que solo viven de belleza pasajera:
vosotros sois más útiles que vistosos.

Apaleados cada año por garabatos y palos.

Hoy sacudidos por máquinas modernas,
que roban vuestro fruto tantas veces acunado:
un "delirium tremens" de ramas jóvenes y viejas.

Olivos de mi valle altamente generosos;

no solo dais aceite que alivian nuestra vida
además de aderezar productos tan sabrosos,
alimentáis braseros en mesas de camilla.

Luz y calor es vuestra presencia en nuestro hogar

como símbolo de esperanza y paz.
Paz en el pico de un ave que vuelve para posar,
descanso y alivio como viático para el más allá.

Y en Semana Santa una ramita de olivo

de color verde esperanza, para celebrar,
aquella entrada triunfal con palmas y farolillos,
hosanna reconocido de nuestro olivar.


            Antonio González Padilla 




viernes, 26 de julio de 2019

Zozobra...




Zozobra...

Te busco más allá de lo desconocido,
sin encontrar siquiera la estela disipada,
en noche de deseo busco en tu mirada,
siempre a la deriva en un mar embravecido.

Apareces y desapareces como espuma blanca,
en olas de nostalgia de un encuentro furtivo,
donde desorientado busco mi destino
entre la seda escurridiza de unas sábanas.

Tú eres mi luna de un mar en calma:
vas y vienes en noche plateada
rozando mis orillas con besos en el alma.

Dejas en la arena tu huella dibujada,
testigo nuestra piel desnuda allí mojada,
ante la zozobra de la muerte y su llamada.


                     
                Antonio G. Padilla



sábado, 20 de julio de 2019

La pequeña cometa





La pequeña cometa


Soy una pequeña cometa
que un viento fuerte arrastró
cuando jugaba en la playa
sin ninguna precaución.
Sin preguntar a donde y cuando
voy sin rumbo entre las nubes
cuando partí de la playa
con muchas incertidumbres.

Vagando de un lado a otro 
sigo suelta sin parar
sin saber a donde voy
o si un día podré descansar.
Espero con impaciencia
parar en algún lugar
y no estar siempre a merced
del viento y su veleidad.

Sueño con encontrar un niño
que me quiera enseñar
que coja mi cuerda suelta
y juntos poder volar 
entre las nubes del cielo 
dibujando garabatos
piruetas en el mar, y así
pasar grandes ratos. 

Y cuando la luna bese 
las olas con su platear
descansemos en la playa
hartos de tanto jugar.


Antonio gonzález padilla


domingo, 14 de julio de 2019

!Ha llegado el circo!




Un circo... 
muy especial


En un pueblo muy bonito
allá perdido en la sierra,
Tonio, Lalo, y Pepón,
al salir de la escuela,
se reúnen en la placetilla
lugar de encuentro y reunión.

El invierno ha pasado
los fríos y el sabañón,
los días son ahora más largos,
presto se acerca el verano,
en el pueblo hay ilusión,
pues la llegada del circo
a la gran plaza del pueblo,
es motivo de alegría
y también de expectación.

Es un circo de animales
formado por perros y gatos,
artistas muy especiales
todos ellos adiestrados,
por hacer cosas inéditas
imitando a los humanos.

El circo se levanta presto
con las sonrisas en sus labios,
los niños acuden contentos
expectantes por asistir
tan gran acontecimiento.

Un redoble de tambor
anuncia el gran comienzo.
!Se abre de pronto el telón
va comenzar la sesión!
De pronto sale un cortejo
formado solo por perros,
una carroza fúnebre
tirada por cuatro perros
inicia el gran acontecimiento.

El entierro es de un finado
un perro bien afamado,
que yace en carroza inerte
por sus amigos llorado.
Le siguen todos trajeados
erguidos a dos pies,
y un cura-perro preside
envuelto en capa fluvial
con un misal en las manos
el cortejo funerario
tan insólito, como especial.

La pandilla de Pepón
queda muda de emoción:
aquellos perros artistas
animales por condición,
andan no solo a dos patas
sino que parecen sentir
como humanos el dolor.

!Acróbatas, trapecistas
volando sobre un trapecio!
!piruetas en el aire
desafiando el miedo!
¿Quien volará más arriba,
la imaginación de un niño
o aquellos animales diestros,
dibujando ante su asombro
volteretas en el cielo?

!Qué bonito es el circo
que llega a un pueblo rural!
rompe la monotonía
de este pequeño lugar,
donde todo lo que pasa...
pasa como casi na.


 Antonio González Padilla




viernes, 5 de julio de 2019

Danilo, el pequeño cocodrilo



Danilo,
el pequeño cocodrilo    

!Hola Chicos! !Soy Danilo
un pequeño cocodrilo
nacido en el río Nilo!

Soy el menor de diez hermanos
salí el último del huevo
cuando los demás nadaban
mi madre muy despistada
atenta a la camada
me relegó en el olvido.

Desde de mi nacimiento
mis hermanos se reían
porque yo solo tenía
para cazar un ojo abierto.

Un día cuando jugaba
en un falso movimiento
una inoportuna rama
me hirió y me dejó tuerto.

Algunos de mis hermanos
a la hora de cazar
de mi se compadecían
y en mi triste soledad,
prometieron
que siempre me ayudarían.

Aquello me emocionó
y aunque lloré por un ojo
a medias por la emoción,
me abracé a mis hermanos
porque más que amigos,
hermanos son.


   Antonio González Padilla


lunes, 1 de julio de 2019

Mateo, el Regalo de Dios





Mateo,
el regalo de Dios

Lalo, Tonio, y Pepón
forman una alegre pandilla
son de un pequeño pueblo
donde ocurren maravillas.

Aquella alegre mañana
caminan por el Morellón
buscan renacuajos y ranas
y nidos de verderón.

De pronto uno de ellos
quedó muy sorprendido
se acercó con cautela
y escuchó un leve ruido.

Escondido entre los juncos
en un pequeño arcón  
había un niño recién nacido
sonriente en su interior.

Aquel niño pequeño
con un gorro cielo-azul
cerraba sus ojos negros
deslumbrado por la luz.

En una tablilla escrita
que se encontró en su interior
había un ruego angustioso
en forma de oración:

"Me llamo Mateo y nací ayer
mi mamá me abandonó 
porque no puede darme
comida ni educación.

Mi papá no sabe que vivo:
!llamadlo por favor!
aquí tenéis su teléfono
pues no sé su dirección".

Mateo finalmente se salvó
de morir abandonado
y encontró a su papá
quien le acogió a su lado.

Su papá decía a la gente
haber sido afortunado
pues de Dios había recibido 
el mejor de los regalos.

El nombre de Mateo
"Regalo de Dios", significa,
así es reconocido
por la lengua hebraica.


Antonio González Padilla