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viernes, 29 de octubre de 2021

Hoy mi flor es un poema...



Hoy mi flor es un poema
y sus pétalos palabras,
palabras que no marchitan
porque no las riega el agua,
sino que salen del alma.

Sembradas por los momentos
de recuerdos y de encuentros,
de gratitud que perdura
pese a la tenacidad del tiempo.
 
Ejemplo fuisteis de amor
de empeño y honestidad,
de entrega y de sufrimiento
de lucha en la adversidad.

Crecimos en los valores
forjados con el ejemplo,
valores que nos inculcasteis
de sacrificio y esfuerzo.

Por eso nunca habéis muerto,
pues no se muere de viejo,
solo aquellos que olvidados
no viven en el recuerdo.

Hoy nos sentimos orgullosos
de cultivar en nuestro huerto,
flores, cuyas semillas,
plantasteis con tanto anhelo.



A nuestros Padres, Antonio y Francisca, de sus hijos, Antonio, Marina, Paqui y Juan David. ¡Os queremos!




miércoles, 27 de octubre de 2021

Voces...


Hay siempre un pueblo cantado por poetas
con el murmullo del viento como ruido,
el abandono plasmado entre sus puertas
y en su dintel escrita la palabra, olvido.

Voces de gentes que se han ido
dejando un reguero de recuerdos efímeros,
que en rincones de sus calles, gritan,
sin que el eco encuentre ser oído.

Aquí danzaron en la fiesta al dios Baco
con olvido y desencanto, un "carpe diem",
embriagados por la miseria, anestesiados,

que la hambruna enquistada aprovechó:
la muerte insidiosa "sine die"
acampó, entre egoísmos y dolor.


                   Antonio González

lunes, 25 de octubre de 2021

¿Es la Religión un saber?

 


Tal vez el título que se ajuste más al contenido de este artículo sea más bien: ¿Es el fenómeno religioso un saber?. La respuesta es sí, con sus peculiaridades. Intentaremos justificar esta afirmación a continuación. 
Tres son los ámbitos del saber del ser humano: la filosofía, la ciencia y la religión. Los dos primeros surgen como fruto del esfuerzo, la admiración y el tesón del hombre al preguntarse por dar solución a los problemas más importantes de inteligibilidad, adaptación, supervivencia  e inmanencia del hombre con su entorno natural; el tercero, la religión, también es un saber, si por saber entendemos un ámbito de conocimiento con un contenido racional, (eso sí, un saber peculiar y significante que trata de responder a preguntas en relación a  la vida humana, respecto a lo absoluto, lo trascendente, la ultimidad... Preguntas que enfrentan al hombre en relación con los problemas más profundos del sentido de su existencia, ofreciendo una visión global de éste. 
     Veamos lo que nos dice J.A.Estrada: "La naturaleza no es sólo la realidad referencial con la que se relaciona el hombre desde un saber utilitario e inmanente, marcado por la curiosidad y la evaluación, sino que aparece también como una realidad prepotente y absoluta que suscita admiración y temor, fascinación y reserva. La religión pretende ofrecer una interpretación global del hombre, como la filosofía, pero sin dejarse limitar por la racionalidad y la inmanencia. De ahí que se postule una comprensión original de la realidad misma, definiéndola como creación en las religiones bíblicas, y se busque una referencia trascendente y divina para explicarla. La infundamentación del mundo y del hombre, su contingencia, lleva a buscar una referencia última, absoluta, desde la que explicarla y relacionarla con el hombre". J.A. Estrada, Ciencia y Religión, Ciudad de México, 2003. 
    Podemos definir la religión desde un punto de vista etimológico o desde un punto de vista conceptual. Etimológicamente la palabra religión proviene del latín "religare" (religar, volver a ligar, sujetar) y significa la relación del ser contingente, el hombre, con un ser trascendente Dios, como realidad divina que se manifiesta mediante la hierofanía revestida de poder, temor, y fascinación; (Mircea Eliade en Historia de las religiones). Desde la fenomenología del hecho religioso, conceptualmente, podemos definir la religión como "una experiencia simbólica de sentido". Esta relación o hierofanía, se establece con un ser que está más allá de nuestra experiencia empírica, un ser trascendente, entendiendo como tal, una realidad que no es observable, captable, ni verificable por nuestros sentidos, al estar fuera del espacio y el tiempo. 
     Los fenomenólogos de la religión subrayan que la jerarquización fundamental de la vida humana está constituida por la bipolaridad sagrado/profano, siendo lo sagrado lo no manipulable, lo intocable, en una palabra, lo absoluto. El hombre se relaciona con el ámbito de lo sagrado o de lo santo, en el que se dan las primeras experiencias religiosas como hierofanías, que hacen de la naturaleza o el hombre, representaciones e instrumentos de la divinidad. Esta relación con lo sagrado, se manifiesta a través de los ritos como hechos simbólicos entre estos dos mundos, tanto en el plano social como en el individual. Aquello que ya Rudolf Otto en su libro "La idea de lo sagrado", definió como numinoso, o sea, lo fascinante, misterioso, y tremendo. Y frente a ello, lo profano, comprendiendo como tal lo contingente, finito, temporal, terrenal, inconsistente, mudable, etc. La religion intentan establecer una correspondencia entre estos dos órdenes de la realidad, -lo sagrado y lo profano-, orientando al ser humano en lo racional, psicológico y afectivo. Para ello ha de superar el abismo entre lo contingente y lo trascendente, salir de lo finito y contingente y abrirse a lo infinito, absoluto y eterno, mediante la apertura -desde un nivel experiencial- a creencias, doctrinas, credos y representaciones, vinculadas a ritos, vivencias y experiencias de lo sagrado. Eso sí, marca y delimita la frontera entre estos dos planos, contrapuestos, pero comunicables entre sí, estableciendo sus limites en el espacio y el tiempo
    En este sentido, según J.A. Estrada, "la religión implica siempre extrapolación, un ir más allá de los límites (de la razón, del mundo, de la historia) que no puede justificar la racionalidad filosófica, y menos la ciencia. No se asume simplemente la finitud y la contingencia como dimensiones fácticas de la vida humana, sino que se busca darle un fundamento y significado, más allá de la realidad material, de lo limitado y finito, de lo mortal y perecedero. La pregunta por el significado de la vida humana de la religión, no sólo desborda los límites del cosmos y de la vida terrena, sino que es motivada y canalizada más allá de la razón. La religión es hija del deseo, de la carencia y de la esperanza, y no sólo una construcción de la razón. No es necesariamente anti-racional, pero tampoco permanece dentro de los límites de la razón, aunque ofrece a ésta tópicos y problemas a discutir." (J.A. Estrada; o.c.)



jueves, 21 de octubre de 2021

La Aventura del saber



El Saber como punto de partida

    El hombre es el ser que se pregunta. Desde la naturaleza es el único que tiene la capacidad de asombrarse. Se asombra ante ese mundo que se presenta ante él y a la vez pertenece a él. Aristóteles lo llamó  Thaumathein (asombro) y es desde aquí donde se inicia el saber como actividad específica de su racionalidad. Xavier Zubiri lo llamó "animal de realidades" y es aquí donde surge la capacidad de preguntarse y donde nace la filosofía en la antigua Grecia. Fue allí donde se gestó el comienzo de esto que llamamos filosofía, como expresión cultural pluriforme y como respuesta ante las múltiples preguntas. Las condiciones de estabilidad y seguridad proporcionadas por aquella sociedad, permitieron el clima apropiado para el inicio de esta aventura del saber, donde las preguntas tienen más importancia que las respuestas. Es cierto, que la pluralidad de respuestas, a veces contrapuestas, de autores y escuelas, desconciertan a los estudiosos, aunque esto es más una impresión que una realidad: Un hilo conductor de racionalidad subyace en cada una de las respuesta, aunque los primeros saberes filosóficos aparecen como intentos titubeantes de avance y retroceso de esto que llamamos filosofía. En este contexto, surgen la filosofía y la ciencia; también la religión, como después veremos, al combinar la seguridad y estabilidad que da la propia sociedad y tradición en que se vive, con la capacidad de preguntarse, de buscar y de crear, que proporciona la racionalidad filosófica. 
       De este modo, del asombro y admiración ante el mundo, surge la curiosidad y el ansia de conocer de qué está constituida la realidad, cómo funciona el mundo y cuáles son sus leyes y estructuras. Hay que comprender y controlar el mundo. Interesa el cómo de la realidad, hacer inteligible la naturaleza, que se convierte en el gran libro abierto a la racionalidad humana. Se intenta penetrar en los grandes enigmas del mundo, que se convierten en retos científicos, y se articula la significación y referencia del lenguaje científico desde el principio de verificación en sus diversas modalidades. El lenguaje de la ciencia tiene pretensiones realistas, objetivas y positivas, a partir de un talante pragmático y utilitarista.
       Igualmente, hay que constatar la conflictiva relación del hombre con la naturaleza, de la que forma parte y a la que, al mismo tiempo, trasciende desde su racionalidad y su libertad, la cual, no sólo está determinada por la voluntad de poder, -siendo este uno de los ejes fundamentales de la actividad científico-técnica y de su afán por domesticar y controlar el mundo-, sino también por la curiosidad y su ansia de poder acerca de la naturaleza. Surgen las primeras hipótesis, teorías y ensayos para comprender el mundo y apoderarse instrumentalmente de él, y con ellos, formas primitivas de cooperación social y de división del trabajo. El intento de descifrar los misterios del cosmos combina el afán teórico de la ciencia y la búsqueda filosófica del conocimiento; ya que pronto se toma a la naturaleza como base normativa del comportamiento humano, anticipando las teorías de derecho natural y la inspiración iusnaturalista. 
       El saber filosófico no sólo se preocupa por cómo es el mundo, sino que se plantea qué es, cuál es su significado y cuáles son las relaciones entre mundo y hombre. Ciencia y filosofía, que en la tradición occidental nacieron juntas como “episteme” global, una vez diferenciadas se complementan e interaccionan entre sí, pasando de conocer el cómo de la realidad a preguntarse por su esencia, su significado y su valor, así como a establecer la relación entre sujeto y mundo.
       El afán de saber pertenece a la condición humana, es el privilegio o la responsabilidad que nos ha tocado llevar, es el contrapunto a la limitación de su aparato instintual, y fue determinante en la cultura griega clásica, así como en la posterior civilización occidental, por la importancia que da al conocimiento como valor en sí mismo. Anteriormente, el pensamiento mítico era el cauce indiferenciado del conocimiento, en el contexto de las culturas neolíticas. Se impuso la tradición oral y escrita, posibilitadas por los asentamientos estables generados por la agricultura, que, juntamente con la industria, es una de las dos revoluciones decisivas de la especie humana. Después, abriéndose paso la desmitificación, se inició la tradición presocrática del filósofo que busca la sabiduría como un bien en sí mismo, combinando los saberes cosmológicos, preponderantes en la tradición jónica, con el saber "metafísico" que pregunta por lo que son las cosas, por su significado, valor y origen, como ocurre, en la tradición eleática.
    La realidad (cósmica, natural, mundanal) aparece simultáneamente como caótica y maravillosamente ordenada, como cosmos regulado y como anarquía amenazante. El mito es la gran creación cultural, en la que se combinan los distintos saberes y se buscan respuestas al por qué y para qué del mundo y del hombre. Las antropogonías y cosmogonías intentan responder a la pregunta por los orígenes, y, a su vez, determinan ya, en buena parte, las antropologías y cosmologías, que buscan clarificar el significado del hombre y del cosmos.
Inicialmente no surge tanto la pregunta filosófica acerca de “¿Por qué hay algo y no hay nada?”, cuanto la previa acerca del sentido (orden) y significación (valor) del universo, del que forma parte el hombre y la naturaleza.  Las preguntas más que las mismas respuestas son el motor de la actividad racional teórica y práctica y constituyen el núcleo no sólo de la filosofía sino del pensamiento en general. Se problematiza la realidad, primero la del mundo y las cosas, luego a la misma conciencia humana y sus pretensiones racionales. Posteriormente surgen los problemas científicos y los enigmas filosóficos, siendo esta capacidad de cuestionar uno de los elementos diferenciadores de la reflexión humana respecto a la inmediatez del mundo animal.




miércoles, 13 de octubre de 2021

Dile a tu hijo quienes somos




¡Háblale a tu hijo quienes somos!
Por qué somos lo que somos,
por qué fuimos lo que fuimos.
¡Háblale a tu nieto quienes fuimos!
Diles que España es su patria,
que estamos aquí desde milenios,
que cada palmo de tierra que pisamos
fue defendido con honor patrio.

!Háblales del Cid y de Viriato¡
valientes hombres que lucharon
por defender la libertad,
como valor sagrado,
en la tierra que heredamos
de nuestros antepasados. 

Cuéntales que hubo una reina,
Isabel la Católica, 
que creyó a un singular aventurero,
y su sueño de loco marinero,
quien descubrió un mundo nuevo.
No los dejes crecer en la ignorancia
de lo que fue su gesta más gloriosa,
no permitas que adoctrinen su memoria
manipulen y tergiversen su historia.

Háblales de esos hombres,
-como seres humanos-
que con sus dones y miserias,
cometieron aciertos y errores,
mezclando la sangre de sus venas
en mestizaje hermano. 
Haciendo de esas tierras un imperio
de súbditos, -que no esclavos-,
donde no se ponía el sol,
en igualdad de derechos
con sus hermanos hispanos.

Llevando nuestra lengua, tradición
y cultura, por mares y océanos,
a tierras y países muy lejanos,
creando universidades, escuelas  
y hospitales,
para enseñar y sanar a todos
como iguales.

Recuérdales, que nuestra lengua
es hablada por 500 millones,
signo identitario de un pueblo,
orgullo de millones de españoles,
cargado de razones.
¡Enséñales a no creer las mentiras
que inventaron,
aquellos que siempre nos odiaron!
         
         
      Antonio González Padilla



Ayer 12 de octubre de 2021 celebramos la Fiesta Nacional de España. El día que Cristóbal Colón descubrió América en 1492, a la que llamó Nueva España. ¡Orgullosos de nuestra gesta! ¡Orgullosos de nuestra Historia!