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viernes, 15 de febrero de 2013

 


"La vida es corta, el camino del arte largo, el instante fugaz, la experiencia engañosa y el discernimiento problemático"
                                                                                                                                          HIPÓCRATES




Así se expresaba el padre de la medicina hace 2.400 años con la sabiduría propia de un sabio observador y experimentado, advirtiendonos sobre la brevedad de la vida, la fugacidad del tiempo y la importancia del método científico aplicado a la ciencia experimental, en concreto a la medicina.
El problema sanitario español es mas complejo de lo que a simple vista parece, y su análisis y solución excede, a los límites de este artículo, como es evidente. Mi aportación, será modesta, propia la del observador neutral y no profesional. Comenzaré por describir -a nivel de principios- el dualismo entre cuerpo y espíritu del ser humano, expresado mediante la aparente lucha dialéctica entre contrarios; digo aparente, porque no es real, para concretizar en la realidad empírica de un fenómeno -la sanidad- que trasciende  lo personal y subjetivo, para manifestarse como un problema social de extrema sensibilidad, entre la población española. Cuando  un enfermo va a un hospital, no es simplemente un cuerpo enfermo que necesita la ciencia médica para que lo curen, es ante todo una persona que no puede ser reducida a un cuerpo; hay dimensiones en su vida que no se pueden explicar como el simple funcionamiento de un conjunto de órganos y sistemas, por sofisticados que estos sean. Caer en un reduccionismo materialista, sería eliminar la inteligencia, el amor y  la misma libertad, pues situaríamos al ser humano sujeto a las leyes físicas; reducir al ser humano a materia, es degradarlo en su dignidad y libertad. El objeto de investigación y cura es la persona, a la que hay que tener en cuenta. Tampoco el reduccionismo puede venir del otro extremo: Somos persona, pero con un cuerpo material que necesita cuidados y recursos para poder vivir. El equilibrio entre estos dos extremos, es incuestionable y harían muy bien los expertos en tenerlo en cuenta.
Otro dualismo importante, del que se extraen numerosas consecuencias para el sistema sanitario, es el modelo de gestión público/privado, reflejo de una posición ideológica y política, que llevado al terreno de la visceralidad y el fanatismo, refleja comportamientos sociales de crispación entre los profesionales de la sanidad y los ciudadanos. ¿Cuál de ellos es mejor? Los dos y ninguno; cada uno tiene sus pros y sus contras. Lo que es indudable es que todos exigen derechos, todos pretenden tener la razón, cada uno desde su posición ideológica respetable, pero a veces sujeta a planteamientos de interés laboral, por otro lado lícitos, pero dudosamente mantenibles. Si partimos  de que los recursos son escasos,  habrá que encontrar un modelo que lo haga viable .¿Consecuencias? Racionalidad en la gestión, control de los recursos y evaluación periódica del sistema por agentes neutrales y fuera del sistema.
La sanidad toca fondo, nuestro sistema sanitario se ahoga en una deuda de 15.000 millones de euros, fruto de una crisis económica, una gestión desastrosa del gobierno Zapatero y una falta de recursos sin precedentes. Se impone necesariamente un cambio en la gestión. Estamos en la ruina, nos hundimos, dicen que no  podemos seguir así. Ahora lo fácil es arremeter contra el sistema, contra la mala gestión económica de un gobierno que zozobra, contra la pésima gestión en política sanitaria, la absurdez de múltiples sistemas sanitarios autonómicos, contra la creación a diestro y siniestro de hospitales innecesarios, contra las compañías farmacéuticas que continúan encareciendo sus productos, etc, etc....pues no, oigan, porque todo es más que obvio. Lo inaudito es que estemos todos, sanitarios y usuarios, como que esto no va con nosotros. Las macro-cifras marean a cualquiera así que traslademos la crisis a hechos; si no hay dinero, muchos sanitarios se irán de patitas a la calle, si no hay dinero a usted se le tratará el cáncer demasiado tarde, a aquél le matará el infarto y aquella señora de allí tendrá que parir sin epidural. Estas son las consecuencias de una crisis que afecta a todos y de la que el sistema sanitario no es ajeno. En sanidad, es fácil imaginarse las consecuencias de la ruina a la que nos acercamos y sin embargo todos hemos decidido mirar para otro lado. Porque una cosa es la ideología, incluso los derechos y otra los recursos necesarios para conseguir estos fines.
La causa del problema no es solo política, es también social. A la situación actual contribuimos todos, pasito a pasito. Los españoles somos unos hipocondríacos recalcitrantes, vivimos obsesionados con la salud y además nos chifla lo gratis. La suma de estos factores tiene como resultado un abuso del sistema sanitario contínuo, desvergonzado y mantenido que lo está llevando a la ruina.
En un estudio reciente de la sociedad española de medicina de familia se calcula que una de cada cuatro consultas en atención primaria son innecesarias  y  otro estudio demuestra que uno de cada cuatro ciudadanos acude mas de ocho veces al año al médico de familia, lo que supone una "situación de visitas excesivas" que, según la OMS, triplica las cifras de Bélgica o Alemania, y duplica las de Francia. Y de las urgencias hospitalarias, qué les voy a contar. El uso innecesario y el abuso son la tónica general.
La gente acude por absolutas nimiedades y exigiendo pruebas, antibióticos y después ambulancias que los devuelvan a casa. Cuando se trata de la salud, hay una pérdida total del raciocinio, los padres traen a los niños en cuanto tosen dos veces, la gente acude a urgencias por una diarrea o por un dolor leve de unas horas de duración; nadie toma responsabilidad o control sobre su propia salud, no, hay que salir corriendo al médico, por si acaso. Un grupo de abuelas del siglo pasado podrían hacer un cribado a la puerta de cualquier centro sanitario que nos haría caer la cara de vergüenza.
Además, el sistema es cada vez más paternalista, se medicaliza la normalidad, la infancia, el embarazo, la menopausia; dicen que ya no existe la gente sana, solamente pacientes mal explorados. Entre todos nos lo estamos creyendo, el sentido común brilla por su ausencia. No es que la sanidad se esté hundiendo, es que nos la estamos cargando entre todos.
No cabe duda que necesitamos un cambio radical de política económica pero igualmente necesitamos despertar la conciencia sanitaria de la gente, el rescate está en manos de todos. A pequeños males, grandes dosis de autocontrol, dos cucharaditas de paciencia, una cápsula de sentido común y observación domiciliaria. Salir corriendo al médico con cada pequeñez es perjudicial para el futuro de su salud.
Ante este panorama ¿Qué piensan nuestros políticos, aquellos a quienes les pagamos para que resuelvan nuestros problemas? Valga como ejemplo ilustrativo la proclama de "lindezas" del Presidente de la Comunidad de Madrid Señor Ignacio González y el Señor Tomás Gómez presidente del PSM. Ambos no tratan de dar argumentos para su gestión de gobierno, ni propuestas de solución, sino que se limitan a descalificarse mutuamente a ver quien puede más. No seré yo quien intervenga en un diálogo de sordos. " Es usted un indeseable y un impresentable, ésa es su manera de hacer política; su ineptitud y su incapacidad sólo la basa en remover porquería e insidias y no hacer una sola propuesta", añadió el presidente de la Comunidad de Madrid, Señor González. Estas palabras de grueso calibre han surgido en una discusión acerca de las privatizaciones sanitarias y después de que Tomás Gómez se quedara a un paso de acusar a la Comunidad de Madrid de matar a los pacientes. González y Gómez han protagonizado un bronco enfrentamiento en la sesión de control al Gobierno en la Asamblea de Madrid, a raíz de una pregunta del portavoz socialista sobre la privatización de los hospitales. Según Tomás Gómez, se ha dado a empresas "amigas" del PP: "Estamos ante una privatización bajo sospecha, a la que aspiran empresas bajo sospecha, y llevada a cabo por un presidente bajo sospecha, ésa es la verdad". Gómez ha afirmado que los médicos han dicho que la privatización de los análisis clínicos por parte del Gobierno regional "han podido provocar la muerte de pacientes". Durante su turno de réplica, el presidente madrileño ha criticado a Gómez por ser "cobarde" y hacer acusaciones "amparándose en su inmunidad parlamentaria", y le ha sugerido que lleve esas afirmaciones a los tribunales o, de lo contrario, será el Gobierno el que se querelle contra él. Como ven, nada nuevo bajo el sol.





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