Translate

sábado, 23 de septiembre de 2023

Transfuguismo

 




"Quien se mueva no sale en la foto". Uno de los graves problemas que tiene nuestro país es la partitocracia: la disciplina férrea y de obediencia que ejercen los partidos políticos sobre sus militantes, afiliados y diputados. Ya desde su propia constitución y formación de listas  de candidatos para las elecciones, son confeccionadas por el líder del partido exigiendo a cambio obediencia y sumisión. Solo serán presentados en listas cerradas para ser posteriormente elegidos por los ciudadanos, aquellos que se plieguen a las exigencias y caprichos del líder.  Sin embargo una vez elegido el diputado, su voto es personal e intransferible. 
¿Qué sucede cuando un partido te exige obediencia debida a votar una ley que va contra tus principios éticos? ¿Se puede llamar transfuguismo a aquellos diputados que por razones de conciencia votan o se abstienen de votar lo que el partido les ordena? Ahí dejo la pregunta para que cada cual responda. Mi respuesta es no. Tránsfuga es aquel que abandona  a su partido político para defender los postulados de otra formación política. Se puede estar en desacuerdo con votar una determinada ley por ser anticonstitucional o ir en contra de unos principios éticos, y seguir perteneciendo al partido político al que se pertenece. 
La ley de amnistía que el PSOE quiere aplicar a Carles Puigdemont, un prófugo de la justicia fugado en el maletero de un coche, es una prueba evidente de lo que no debe hacerse, por razones obvias. La amnistía es una enmienda a la totalidad de la Constitución del 78. La ley de amnistía no está reconocida en nuestro ordenamiento jurídico y su aplicación  descalifica a nuestro alto tribunal de justicia que aplicó legalmente la ley porque  se cometió un delito como fue proclamar la independencia de Cataluña unilateralmente. Es reconsiderar que el golpe de Estado no fue  delito y sus ejecutores no han de pedir perdón porque actuaron de forma legal y democrática, tal como ellos manifiestan, hasta el punto de que volverían a intentarlo. "Una ley de amnistía supone dejar impune al golpismo y pretender que sus actos no fueron delitos." Teresa Freixes catedrática de Derecho Constitucional. En un Estado de derecho, todos los ciudadanos estamos bajo el imperio de la ley, incluidos los políticos, por decencia, coherencia y ejemplaridad. ¿Por qué Pedro Sánchez puede cambiar de opinión sobre la amnistía y sus diputados no? ¿Cómo es posible que no haya cuatro diputados socialistas  que voten contra la disciplina de partido? El presidente se descalifica a sí mismo y pierde autoridad moral ante los españoles cuando quiere aplicar la amnistía sin haberla llevado previamente en su programa electoral, engañando a sus electores con el eufemismo de "judicializar la política", eliminando la división de poderes de nuestra Constitución del 78. Y esto que ya es muy grave, lo peor, es  dejar claro que lo que se pretende es poner en marcha una ley con el exclusivo propósito de sumar siete votos para ser investido presidente. Todo lo demás le interesa un carajo a este Señor.
En el fondo de lo que se trata, Señores Diputados del PSOE,  es de ser coherentes y no decir a todo amén tragando ruedas de molino. Que prime el interés general y no los interese particulares disfrazados de pesebrismo o de plato de lentejas, al fin y al cabo, a eso llamamos coherencia con los principios democráticos que hace un año defendía el propio PSOE, cuando proclamaba por boca de su líder la tesis contraria a la aplicación de la amnistía. ¿Qué ha cambiado de un tiempo a esta parte? La necesidad de Pedro Sánchez para asaltar el poder a cambio del chantaje de aquellos que nos odian y que han manifestado que lo volverán a hacer.