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miércoles, 26 de enero de 2022

Dios abrazó la carne




Dios abrazó la carne para ver a qué sabía. 
Y supo, a qué sabía la sed,
el hambre, y la fatiga,
del hombre que Él creó,
por el que dio su vida. 
Y supo qué es la tentación, la soledad,
la traición, y la negación 
de los suyos, a los que más quería.
Supo qué es la desesperación,
la maldad, la enfermedad, la cobardía,
el vivir y morir cada día.
Y cómo en su templo
la gente no rezaba a Dios,
sino que mercadeaba.

¡Tú eres mi Dios, Jesús!

Te revestiste en la creación 
en un acto de amor;
y asumiste la condición humana,
siendo Dios,
la incertidumbre en la duda,
de vivir tu misión cada día,
de descubrir la voluntad del que te envía.
Y aprendiste qué es rezar,
a esperar a ser oído,
en el abandono, en la soledad, 
en el olvido.
Y cuando la duda de la carne
arremetía,
y tu naturaleza humana se resentía,
ante el miedo del dolor, 
asumiste la voluntad de Dios: 

"Padre, 
que se haga tu voluntad, no la mía".


             Antonio González


domingo, 23 de enero de 2022

¿Por qué me has tocado?




Andaba yo tranquilo entre mi gente
dedicado a mis cosas,
atado a mis deseos,
a proyectos de grandeza.
Cruzaba los puentes de mi vida
sin una meta concreta por conseguir.
Seguía el curso de la vida
centrado sobre mi mismo,
solitario,
por calles abigarradas de gentío.
¡Y de pronto, me has tocado!
¿Quién me toca?
¿Quién me empuja?
¿Quién agarra la mano de mi alma,
con la fuerza suave de las alas
de una mariposa?
¡Fuiste Tú quien desde siempre me elegiste,
y me acunaste en tus entrañas!
¿Qué quieres que haga?

¡"Ven y sígueme"!

          
                  Antonio González