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sábado, 21 de septiembre de 2019

Olivos de mi Valle





Olivos de mi Valle

Olivos de mi Valle junto a Sierra Nevada,

gigantes uniformados en tierras de bancales,
silentes inamovibles que nunca piden nada,
señores ocupantes de vetustos lares.

Guerreros altaneros en lucha contra el frío,

revestidos de verde cual uniforme aguerrido, 
soportáis la escarcha o el calor del estío
para lucir en primavera el fruto tan querido.


Olivos de mi valle sustento de oro líquido,

refugio entre las ramas de pájaros del campo,
allí construyen sueños en torno a sus nidos,
en lucha por la vida entre jolgorios y canto.

Indómitos guerreros en firme formación,

nunca rompéis las filas ni cambiáis de aspecto;
siempre vigilantes en tiempo de sazón,
nunca bajáis la guardia siempre prestos.

Pintores de sueños, tanto en la llanura

como en  bancales, o escarpados terrenos;
mutadores de ocre pálido de tierra desnuda,
en fértil verdor de valles, quebradas y huertos.

Olivos de mi valle presencia del pasado,

ahí permanecéis en armonía con el viento;
testigos de la historia de nuestros antepasados,
sois fe y palabra de nuestro pasado acento.

De troncos centenarios sin flechas de Cupido,

humilde vuestro tronco rugoso por el tiempo,
no cobijáis promesas de corazones heridos,
ni a parejas que buscan intimidad o aliento.

No seréis cantados por rapsodas y poetas,

eso es propiedad de árboles frondosos,
que solo viven de belleza pasajera:
vosotros sois más útiles que vistosos.

Apaleados cada año por garabatos y palos.

Hoy sacudidos por máquinas modernas,
que roban vuestro fruto tantas veces acunado:
un "delirium tremens" de ramas jóvenes y viejas.

Olivos de mi valle altamente generosos;

no solo dais aceite que alivian nuestra vida
además de aderezar productos tan sabrosos,
alimentáis braseros en mesas de camilla.

Luz y calor es vuestra presencia en nuestro hogar

como símbolo de esperanza y paz.
Paz en el pico de un ave que vuelve para posar,
descanso y alivio como viático para el más allá.

Y en Semana Santa una ramita de olivo

de color verde esperanza, para celebrar,
aquella entrada triunfal con palmas y farolillos,
hosanna reconocido de nuestro olivar.


            Antonio González Padilla