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domingo, 14 de noviembre de 2021

A mi nieto, MARTÍN



MARTÍN hoy cumples cinco años
los mismos que los dedos
de una mano; 
la que abierta,
estrecha lazos y abrazos,
la que saluda y da paz
a sus hermanos.

¡No cierres nunca tu mano
mantenla siempre abierta
para apretar otras manos...!
y sea ésta, imagen 
de tu corazón samaritano.

¡Que nunca sea puño cerrado!
abierta y generosa
sea tu mano,
para dar al más necesitado;
ni sea arma arrojadiza
de violencia
contra tu prójimo hermano.

¡Feliz cumpleaños, Martín,
nieto amado!

         Tu abuelo


jueves, 11 de noviembre de 2021

Carta a Pablo, alumno del IES Sierra Nevada de Fiñana

  


"No se aprende filosofía, sino a filosofar" 


                                           Inmanuel Kant


Querido Pablo:

No nos conocemos, a pesar de que vivimos muy cerca el uno del otro, en este precioso Valle del Río Nacimiento de la Alpujarra almeriense, pero todo se andará.Tu denuncia sobre la supresión de la filosofía me ha sorprendido gratamente, aunque no menos esperada, pues a lo largo de mi vida como profesor de filosofía, me he encontrado con alumnos comprometidos con la libertad y el pensamiento crítico, con las mismas inquietudes que tú.
Ante la noticia de que la filosofía en la ESO ha sido "completamente laminada", pues no solo la asignatura de Ética ha visto rebajado su estatus a una sola hora semanal de Valores cívicos y éticos, sino que la Filosofía de 4º de la ESO, sorprendentemente ha desaparecido de la oferta de optativas de Secundaria, siendo sustituida por otras asignaturas afines o de valores éticos, no puedo menos que levantar mi voz, -junto a la tuya- como antiguo profesor de filosofía, y denunciar un atropello que atenta contra el espíritu crítico de nuestros alumnos. 
La pregunta que todos nos hacemos es el por qué del tremendo atentado contra la filosofía (otro atentado más -y ya son muchos- parangoneándo las palabras de Aristóteles sobre la huida de su maestro Platón de la ciudad de Atenas, por cuestiones políticas), y las consecuencias que se derivarán en la formación humanista y el daño que causará en las generaciones futuras  de ciudadanos a los que se les hurtará un instrumento fundamental para adquirir una formación crítica y unos conocimientos muy válidos para la fundamentación de ideas y valores tan necesarios para la vida. Sorprende que quieran erradicar la filosofía de los curriculum para emplear el tiempo en otras disciplinas de ciencias -tanto formales como materiales- en detrimento de la propia filosofía, cuyos comienzos era un saber de la totalidad sin diferencia alguna, partiendo de un tronco común y diversificándose a lo largo de los siglos a causa de su especialización y metodología. "Responde obviamente a una orientación de la educación hacia un tipo de formación muy procedimental y vacía de contenidos en las etapas básicas, y hiperrespecializadora, profesionalizadora y productora de conocimientos muy rentables en las etapas superiores. En este esquema tan polarizado, la formación crítica, de lenguajes fundamentales -de la música al dibujo, de la filosofía también a las matemáticas-, todo lo que nos forma para tener una relación creativa, autónoma y crítica con el mundo, interesa muy poco. El arrinconamiento de la filosofía no es un problema de una materia en concreto, sino de lo que significa  formarse hoy." En Filosofía inacabada, de Marina Garcés, profesora de en la Universidad de Zaragoza. Pero a este arrinconamiento la filosofía no es ajena: hay que hacer autocrítica por recluirse ésta en el ámbito de lo académico, reconociéndose como lugar difícil, llena de tecnicismos, accesibles solo a unos cuantos, perdiendo su interpelación igualitaria popular, nacida en el ágora ateniense y dirigida a todo aquel que esté dispuesto a cuestionarse. Una actividad que nace en la calle y que no es privilegio de nadie en concreto, sino de todos aquellos que quieran preguntarse las preguntas inaugurales de la filosofía: ¿cómo vivir?, ¿cómo pensar?, ¿cómo actuar?

Como bien sabes, en la antigüedad los filósofos eran físicos, matemáticos, naturalistas, cosmólogos, psicólogos, sociólogos, etc, todo en uno. Amaban el saber por el saber, y trataban de fundamentar y encontrar los primeros principios tanto de la naturaleza como los del hombre, sin establecer distinción alguna, entendiendo a éste como parte integrante del cosmos. La filosofía nos ayuda a comprender la inteligibilidad del hombre y su mundo y a tratar de responder las grandes preguntas que como seres humanos nos hacemos desde la propia filosofía (ciencia), religión (creencias), y la ética o moral (conducta). Las preguntas últimas sobre la realidad la iniciaron los griegos hace 2500 años y siguen siendo las mismas sin que hasta ahora haya respuestas satisfactorias, pero ello lejos de invalidar su función, nos invita a pensar la ardua y difícil tarea con lo que se enfrenta esto que llamamos filosofía. ¿Por qué la filosofía es tan importante para nuestra vida y qué pueden aportar unos  antepasados a nuestro mundo actual culto y tecnificado? Ésta es la pregunta que muchos se hacen y que trataré de responder desde la propia historia de la filosofía y mi experiencia personal como profesor durante más de treinta años. Una respuesta obvia es que los problemas y planteamientos vitales del ser humano hoy son los mismos que los del hombre actual: en nada han cambiado. 

Las preguntas de los presocráticos sobre el origen del universo siguen latentes en la actualidad, solo cambian las respuestas. La mutabilidad del universo en "el todo fluye heraclídeo" tiene tanta vigencia en la actualidad como la permanencia y estabilidad del Ser de Parménides.  La tradición metafísica y la filosofía de Nietzsche son muestras evidentes de esta división entre devenir y ser. Martin Heidegger, filosofo alemán del siglo XX se nutre de la filosofía de Parménides preguntándose  "¿Por qué existe el ser más bien que la nada?" partiendo de las posiciones ontológicas de Parménides en su obra"Acerca de la naturaleza"¿Qué es y de dónde procede el movimiento? ¿Hacia dónde va -si es que va a algún sitio-? ¿Hay una armonía cósmica oculta donde todo está predeterminado? ¿Hay algo más allá del mundo empírico de lo que captan nuestros sentidos? ¿Cuál es la auténtica realidad? ¿Cómo organizamos y fundamentamos nuestros comportamiento con los otros y con nosotros mismos? ¿Qué sentido tiene "ser fiel" al deber y al imperativo categórico de nuestra conciencia? Algunas de estas preguntas -aunque no todas- ya estaban en la filosofía griega hace miles de años.
En un debate entre Albert Rivera y Pablo Iglesias, en el 2015, alguien preguntó sobre una obra de Kant y ninguno supo contestar como corresponde a dos políticos que aspiraban a ser presidentes de España y han estudiado en la universidad. Sorprendente, por no decir lamentable, el espectáculo al que asistimos los ciudadanos. Pues sí, hay que estudiar a Kant y si no vean. El mundo actual podemos comprenderlo gracias a la aportación de Kant. En su Crítica de la Razón Pura (1781-1787) se establece un nuevo paradigma cultural, que delimita claramente la diferencia entre saber empírico y saber teórico; dicho de otro modo, se establecen los límites entre el verdadero conocimiento científico y otros saberes o creencias que no son ciencia. Dios no es un objeto de experiencia, pero su acción se aprecia en la finalidad del universo, que no camina a ciegas. Más adelante, Einstein suscribió este argumento, afirmando que Dios no juega a los dados. Kant formuló el imperativo categórico, según el cual el hombre siempre es un fin, nunca un medio. Nadie mejor que él supo fundamentar la ética humanista en una voluntad basada en un imperativo categórico y en el deber por el deber.
¿Cómo entender -querido Pablo- nuestro siglo XX y sus dos guerras mundiales sin estudiar a Hegel y la influencia de su dialéctica en Ludwig Feuerbach y Carlos Marx? Con independencia de aceptar la dictadura del proletariado, o la de ser marxista o no, la filosofía de Marx representa una crítica contra el pensamiento especulativo teórico del idealismo filosófico y la importancia de la praxis: "Lo importante no es conocer el mundo, sino transformarlo" (Marx, XI tesis sobre Feuerbach). Conceptos como plusvalía, valor de uso, valor de cambio, etc, son imprescindibles para el conocimiento del mundo económico actual.

La filosofía no es un saber anacrónico, especulativo o baldío, -como tú bien sabes- sino el origen y fundamento del pensamiento científico, político y ético. No hay que "aprender filosofía" sino a filosofar, (I. Kant) puesto que no es ajena a nuestro cotidiano vivir: tiene una función práctica, concreta, además de una función teórica: sus principios ayudan a tener una visión de totalidad, crítica y racional del complejo mundo en el que nos movemos; por tanto, la filosofía no es el arte de consolar a los necios... su única tarea es la búsqueda de la verdad y destruir prejuicios. No hay que olvidar como la Lógica nos ayuda argumentar e inferir razonamientos que luego pueden ser aplicados a las demás ciencias,  descubrir falacias mediante el análisis del lenguaje, y desvelar discursos demagogos cuya finalidad es ocultar la verdad e instrumentalizar a las masas. Tampoco es despreciable la Epistemología como parte de la filosofía que trata sobre el alcance y límites de nuestro conocimiento, validez, aplicación y métodos, o la Filosofía de la  Ciencia para conocer como se modifican y aplican los patrones de los descubrimientos. Pero si la filosofía tienen una función esencial que brilla con luz propia sobre las demás, esa es  la Ética. Saber justificar nuestro comportamiento personal y social a través de principios que se fundamentan por ser personas de naturaleza racional, sujetos de derechos y deberes por nuestra propia esencia de seres humanos, con independencia de toda raza, creencia, o lugar de nacimiento, etc, no es banal y carezca de importancia. Algunos ejemplos nos ayudarán a entenderlo. Tanto el trabajo de un científico, como las de un biólogo o un médico, comporta decisiones con implicaciones ético-morales que van más allá del trabajo científico-técnico y que la ciencia poco puede decir; corresponderá a la filosofía  moral establecer los fines y los medios que se adecuen mejor a los derechos humanosLo mismo sucede con la Medicina, que interviene en aspectos tan polémicos como el aborto o la eutanasia. Un médico no es una máquina de recetar y aplicar sus conocimientos sin más a sus pacientes, sino un ser racional que somete sus actos al juicio de su conciencia, de acuerdo con un código ético. Lo mismo sucede en el terreno del derecho y la ciencia política. Nuestra Constitución del 78 habla que el sentido de la pena no es solo castigar sino también rehabilitar y reinsertar, siempre que sea posible.  Ya Sócrates en el siglo V a.C. afirmaba que el peor mal del hombre es la ignorancia  (nadie obra mal a sabiendas), y que el mejor bien es el conocimiento; en esto consiste el intelectualismo moral, que con tanta fuerza defendió, pagando con su propia vida, y en cuyos principios se fundamenta nuestro derecho penal para la reinserción social del infractor. Por estas y otras múltiples razones, la filosofía ha de estudiarse en el bachillerato y posteriormente en la universidad, por ser un instrumento imprescindible para ordenar nuestro mundo y dar un sentido racional y crítico a nuestra vida.

Perdona la extensión, no ha sido intencionada. Lamento que te hayan hurtado tu vocación de docente como profesor de filosofía, pero no la de filosofar. Eso nadie te lo podrá quitar. Estoy seguro que entre todos conseguiremos poner a la Filosofía en el lugar que le corresponde. Ya lo estamos haciendo.
         
Con mi mayor afecto.

                                      Antonio González Padilla





martes, 9 de noviembre de 2021

Barcelona, en su bola amarilla de cristal




A Madrid le falta el mar,
casi "na".
Barcelona tiene españoles,
que no quieren serlo más.

La una es universal...,
aquí todo el que viene
se siente de este lugar.
La otra, discrimina... y divide 
a las personas,
según su lengua
maternal,
en un melancólico bucle
de un "procés" de identidad.

La una, crece, y crece más:
es ejemplo cultural
para un mundo abierto global.
La otra,
disminuye cada vez más,
envuelta...
en su bola amarilla de cristal.

Y para poner la guinda del pastel,
el BarÇa,
un club universal,
se ha quedado en "más que un club"
provinciano catalán.

Así les va.

                        Antonio González Padilla





domingo, 7 de noviembre de 2021

Un fanático catalibán





Un catalibán fanático
ha subido a la tribuna
para exigir al gobierno
y a toda fuenteovejuna
que le den hasta la luna.
Es tal su chulería...,
tal es su rufiandad,
que no pide naderías...,
y con total deslealtad
exige cada vez más,
con arrogancia sin par
a cambio de apoyar
a su Sanchidad.

Hartos estamos de Rufián,
el que trata con ruindad
a ciudadanos españoles,
en derechos e igualdad,
por solo haber cometido
"un pecado original":
el de nacer cada uno
en un distinto lugar.

¿Por qué Netflix ha de doblar
películas al catalán
que marcan identidad,
cuando en el mercado libre 
no encuentran rentabilidad
y las encarece más?

Hartos estamos de pagar
por leyes de desigualdad,
de rascarnos los bolsillos
y mantener a tanto pillo
a costa de deslealtad.

Hartos de catalibanes
con tantos y tantos delatores,
comisarios de colegio
que vigilan a los niños
en el patio
en sus juegos y relaciones.

Hartos... de tanto golpismo
de fascistas en la universidad,
que hacen de la facultad
un fortín identitario,
donde pueden solo hablar
los que piensan por igual:
solo sus correligionarios.

¡Hartos de tanta orfandad,
de aquellos que en Cataluña
son más que la mitad
no son independentistas,
y sí constitucionalistas,
que solo quieren pensar
por sí mismos -en libertad-,
y hablar sin miedo al qué dirán!

¡Hartos de deslealtad!
¡De desacato a la ley,
de catalibanes que niegan
la legalidad...
de un gobierno que gobierna 
solo para la mitad,
imponiendo un relato
de un país imaginario,
construido,
en la mentira y la deslealtad!

¿Por qué no nos dejáis en paz?

     Antonio González
        


viernes, 5 de noviembre de 2021

Problemática del hecho religioso como "saber"




Es evidente que el saber del hecho religioso manifiesta una peculiaridad especial, si es comparado con otros saberes como el filosófico y científico. Entre otras razones cuando nos preguntamos cuál es la fuente u origen de sus contenidos. Si establecemos como origen la pretensión religiosa de una experiencia revelada por un ser absoluto o trascendente, -y no creación propia del hombre víctima de sus propios miedos-, entonces nos encontraremos con problemas epistemológicos y ontológicos de comunicación, verdad y validez, de difícil solución. En el caso del cristianismo, la implicación de la razón en la religión fue más fuerte que en otros contextos culturales, porque los cristianos se presentaron en la sociedad romana como representantes de la verdadera filosofía ante una cultura marcada por el logos de la cultura griega. Es bien conocida además la importancia de la cosmología y de la ética para las cosmovisiones religiosas, tanto como para la misma filosofía. De ahí, la necesidad de la teología y la filosofía de la religión, que clarifican los presupuestos filosóficos de los mismos pronunciamientos religiosos, así como también la crítica teológica de las distintas escuelas filosóficas, que ha servido de inspiración a la misma filosofía. Este es el núcleo de la ‘fides quaerens intellectum’ (la fe que pregunta al intelecto) anselmiana cuyos efectos duran hasta hoy.
        El lenguaje religioso no puede apelar, como la ciencia, a un saber verificable, sino que se basa en un lenguaje simbólico, expresivo y comunicativo, que, en última instancia, remite al testimonio (narración y expresión) y a la experiencia personal, que pretende hablar con y en nombre de Dios o los dioses. Por eso, el lenguaje religioso tiene pretensiones de sentido y significación, vincula la ética al presunto sentido del hombre en la historia y el mundo e interpreta los acontecimientos en función de esa relación con lo divino. Los diversos tipos de religiones dependen precisamente de cómo se concibe la relación con la divinidad en el contexto de las diferentes tradiciones culturales, es decir, de cómo se articulan la inmanencia y la trascendencia divina en relación con el hombre y el mundo. Dios, mundo, y hombre, son el objeto de la reflexión filosófica y de las creencias religiosas en Occidente, mezclándose e interaccionando ambos ámbitos de saberes y creencias, como ocurre también entre la filosofía y la ciencia.
      Los primeros elementos de la conciencia religiosa son los símbolos, las imágenes y las narraciones míticas. Las religiones utilizan imágenes antropomórficas, naturales y totémicas con las que expresan sus creencias animistas, espirituales y ultra-terrenales. Las tumbas y los enterramientos son escenarios cualificados para captar la dimensión religiosa del hombre, muy unida a la estética. Hay temor, asombro, esperanza y ansias de pervivencia que se canalizan en lo religioso. Si el temor hace a los Dioses (Cicerón), también éstos hacen a los hombres temerosos, vinculando religión y magia, rituales simbólicos y técnicas primitivas de comunicación e intercambio. La proyección de la subjetividad en la religión tiene como contrapartida el troquelado de la conciencia en función de las creencias, símbolos e imágenes de la religión. No se trata sólo de que la religión sea la cristalización de la conciencia social, en la línea de Durkheim, sino que la misma conciencia personal vive de significados y símbolos que aporta la religión, junto a otros saberes. Las metáforas, los conceptos, los símbolos y las imágenes son los instrumentos de la comunicación humana en general y la religiosa en particular. La mente humana se va haciendo cada vez más compleja y la conducta más diversificada, a partir de una cultura naturalista. En ella se une el saber instrumental técnico científico, el comunicativo cultural, la reflexión crítica y abstracta de la filosofía, la expresividad estética y el deseo y la creencia religiosa.