La transparencia y el control, son la esencia del sistema democrático. Sin ellas, la democracia se convierte en un sistema político de gobierno desvirtuado, vaciado y alienado. El control del sistema compete a la sociedad civil, entendiendo por tal a toda la sociedad, incluida la clase política, junto a las instituciones creadas para tal fin. La transparencia es exigible a todos los que tienen acción de gobierno o manejan fondos públicos en razón de su cargo, ante todos los ciudadanos, mediante las instituciones y organismos creados para tal cometido. Los partidos políticos son parte esencial de la estructura democrática de un país; no son los únicos, hay otras formas de participación tan democráticas o más que ellos.
La publicación del periódico del País ayer día 31 de enero sobre unos apuntes contables en los que se muestra con nombres y apellidos que los dirigentes del PP, con su presidente a la cabeza, había recibido dinero negro, ha creado un estado de alarma social en la que muchos españoles nos preguntamos por qué el Presidente del gobierno, nuestro presidente, aún no ha salido a la opinión pública para desmentirlo. Simplemente exigimos que diga si ha cobrado dinero negro o no lo ha cobrado. Así de sencillo. Los españoles tenemos derecho a saber, si frente a la presidencia del gobierno de España, hay un hombre honrado y honesto. Tenemos derecho a saber, que a quien le hemos dado el mandato de liderar y regenerar la vida pública española, es una persona digna e integra en quien podamos confiar. Esto ha de hacerlo el Señor Rajoy por su bien y por el bien de España y todos sus ciudadanos. Si la respuesta es afirmativa, tiene que dimitir y no esperar ni un minuto. Pero si la respuesta es negativa, el Periódico El País, debe asumir su responsabilidad. Hoy, esta lamentable noticia ocupa las cabeceras de todo el mundo; el escándalo ha desactivado por completo el mensaje optimista del Gobierno respecto a una inminente recuperación económica
y la mayor confianza en la economía española.
Según cuenta ABC Digital: "Desde el entorno del presidente del Gobierno se ha asegurado que Rajoy no ha recibido ninguna otra retribución de ningún tipo ajena a su nómina. Se trata de desmentir así cualquier sospecha sobre la recepción de otras cantidades o sobre una contabilidad diferente en la sede de Génova. (...) Rajoy ha convocado un Comité Ejecutivo extraordinario del PP para este sábado. Mientras tanto, después de la comparecencia de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, hoy será la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, quien previsiblemente comparecerá, como todos los viernes, tras el el Consejo de Ministros. (...) El caso Bárcenas ha condicionado por completo la agenda política en España, y ha eclipsado problemas como la crisis económica o el desafío independentista de Artur Mas. (...) En el Congreso ya se escuchan las primeras voces que piden dimisiones y convocatoria de elecciones, sobre todo por parte de la izquierda más radical, que sabe moverse bien en las aguas turbulentas y en los conflictos que derivan en protestas sociales".
Los hechos están ahí y tiempo habrá para comentarlos. Mi análisis se centrará en el papel que juegan en nuestro sistema democrático, los partidos políticos, su estructura y composición (La financiación la dejamos para otro artículo). Los partidos políticos en España son una estructura de poder, creados para conseguir el poder y manejar a su antojo y conveniencia la acción de gobierno. Su finalidad específica es ser una institución al servicio de su clase dirigente, afiliados o militantes, y no la de servir a la sociedad. Su estructura piramidal de mando parte de la cúpula, quien establece su hoja de ruta y ha de ser aceptada por las bases sin que haya la mínima disidencia; desde este punto de vista, el partido tiene empleados, no militantes. Es una formidable empresa de colocación de personas, al servicio de los dirigentes, quienes obedecen bajo la amenaza de ser expulsados del partido y del puesto de trabajo del que viven. Como la mayoría ha hecho de la política su modo de vida, y no tienen ni oficio ni beneficio, u obedecen o les muestran la puerta de salida; el servilismo, la sumisión, la adulación y el "qué hay de lo mío", está al orden del día. Junto a esto, tenemos que las listas de los candidatos son cerradas, hechas por los dirigentes de la cúpula, de acuerdo al grado de obediencia y amiguismo. Es evidente que con las listas abiertas, mucho de los males que hemos enumerado, se superarían; pero los grandes partidos se oponen porque no quieren perder su status quo.
Siendo importante la estructura de los partidos, lo es más su "modus operandis" en el mar farragoso del terreno político. En la situación actual, "Montesquieu ha muerto", los partidos políticos PP, PSOE, CiU, PNV, etc. se han encargado de controlar desde el poder Ejecutivo y Legislativo al poder Judicial, mediante la politización del Tribunal Constitucional, el Fiscal del Estado, cuando no ralentizar los procesos en un cajón olvidado, "ad kalendas graecas". (Caso Unión Democrática de Cataluña). Pero si esto no es suficiente, pacto entre las partes y a pagar con los fondos robados; y si no es suficiente y la justicia se empecina en condenarles, "siempre nos quedará París" o sea, el indulto del gobierno, que para eso manda.
Este es el panorama lamentable en que se encuentra la democracia en nuestro País. Es una crisis sistémica de alcance imprevisto. Se impone con urgencia una regeneración democrática. El problema es que no se sabe quién la ha de comenzar o quién la tiene que hacer. Habrá que empezar por las instituciones de vigilancia y control. Según Alvarez Gundin en la Razón Digital: "El descrédido que desde hace tiempo mina la credibilidad del Tribunal Constitucional o de las sospechas que ensombrecen la reputación de la CNMV, del Tribunal de Cuentas y del Poder Judicial... Sobre todos ellos cae una intensa lluvia ácida que contamina su fiabilidad como órganos de vigilancia y de control". (...) "Pero es más urgente reforzar las instituciones sin las cuales no hay democracia posible y protegerlas de los torpedos que van dirigidos contra la línea de flotación del Estado de Derecho. Una sociedad divorciada de sus instituciones es la presa más fácil y apetecible de los radicalismos populistas y de falsos los profetas".
Según cuenta ABC Digital: "Desde el entorno del presidente del Gobierno se ha asegurado que Rajoy no ha recibido ninguna otra retribución de ningún tipo ajena a su nómina. Se trata de desmentir así cualquier sospecha sobre la recepción de otras cantidades o sobre una contabilidad diferente en la sede de Génova. (...) Rajoy ha convocado un Comité Ejecutivo extraordinario del PP para este sábado. Mientras tanto, después de la comparecencia de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, hoy será la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, quien previsiblemente comparecerá, como todos los viernes, tras el el Consejo de Ministros. (...) El caso Bárcenas ha condicionado por completo la agenda política en España, y ha eclipsado problemas como la crisis económica o el desafío independentista de Artur Mas. (...) En el Congreso ya se escuchan las primeras voces que piden dimisiones y convocatoria de elecciones, sobre todo por parte de la izquierda más radical, que sabe moverse bien en las aguas turbulentas y en los conflictos que derivan en protestas sociales".
Los hechos están ahí y tiempo habrá para comentarlos. Mi análisis se centrará en el papel que juegan en nuestro sistema democrático, los partidos políticos, su estructura y composición (La financiación la dejamos para otro artículo). Los partidos políticos en España son una estructura de poder, creados para conseguir el poder y manejar a su antojo y conveniencia la acción de gobierno. Su finalidad específica es ser una institución al servicio de su clase dirigente, afiliados o militantes, y no la de servir a la sociedad. Su estructura piramidal de mando parte de la cúpula, quien establece su hoja de ruta y ha de ser aceptada por las bases sin que haya la mínima disidencia; desde este punto de vista, el partido tiene empleados, no militantes. Es una formidable empresa de colocación de personas, al servicio de los dirigentes, quienes obedecen bajo la amenaza de ser expulsados del partido y del puesto de trabajo del que viven. Como la mayoría ha hecho de la política su modo de vida, y no tienen ni oficio ni beneficio, u obedecen o les muestran la puerta de salida; el servilismo, la sumisión, la adulación y el "qué hay de lo mío", está al orden del día. Junto a esto, tenemos que las listas de los candidatos son cerradas, hechas por los dirigentes de la cúpula, de acuerdo al grado de obediencia y amiguismo. Es evidente que con las listas abiertas, mucho de los males que hemos enumerado, se superarían; pero los grandes partidos se oponen porque no quieren perder su status quo.
Siendo importante la estructura de los partidos, lo es más su "modus operandis" en el mar farragoso del terreno político. En la situación actual, "Montesquieu ha muerto", los partidos políticos PP, PSOE, CiU, PNV, etc. se han encargado de controlar desde el poder Ejecutivo y Legislativo al poder Judicial, mediante la politización del Tribunal Constitucional, el Fiscal del Estado, cuando no ralentizar los procesos en un cajón olvidado, "ad kalendas graecas". (Caso Unión Democrática de Cataluña). Pero si esto no es suficiente, pacto entre las partes y a pagar con los fondos robados; y si no es suficiente y la justicia se empecina en condenarles, "siempre nos quedará París" o sea, el indulto del gobierno, que para eso manda.
Este es el panorama lamentable en que se encuentra la democracia en nuestro País. Es una crisis sistémica de alcance imprevisto. Se impone con urgencia una regeneración democrática. El problema es que no se sabe quién la ha de comenzar o quién la tiene que hacer. Habrá que empezar por las instituciones de vigilancia y control. Según Alvarez Gundin en la Razón Digital: "El descrédido que desde hace tiempo mina la credibilidad del Tribunal Constitucional o de las sospechas que ensombrecen la reputación de la CNMV, del Tribunal de Cuentas y del Poder Judicial... Sobre todos ellos cae una intensa lluvia ácida que contamina su fiabilidad como órganos de vigilancia y de control". (...) "Pero es más urgente reforzar las instituciones sin las cuales no hay democracia posible y protegerlas de los torpedos que van dirigidos contra la línea de flotación del Estado de Derecho. Una sociedad divorciada de sus instituciones es la presa más fácil y apetecible de los radicalismos populistas y de falsos los profetas".
Cuan largo me lo fiais..la regeneracion, digo...
ResponderEliminarHabrá que intentarlo, querido amigo. La alternativa es el desastre de nuestro país y el futuro de nuestros hijos. Un abrazo
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