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jueves, 31 de marzo de 2016

Karim Benzema, un bailarín del Madrid





Karim Benzema

Karim eres más que un delantero
del Madrid que tanto quiero.
No eres un ariete puro,
tal vez un nueve seguro;
!Eres todo..., y no eres nada,
Karim Benzema!
No eres presuntuoso,
sino humilde por condición,
letal y majestuoso,
cuando tocas el balón. 

Juegas con Marcelo, por la izquierda,
cuando a los dos os viene en gana;
critican tu poco esfuerzo,
quieren que seas un gregario,
de Gareth Bale o Cristiano, 
pero tú eres un artista virtuoso,
que toca su partitura,
elegante violinista generoso
con velocidad y soltura.

No hay defensa que resista,
ni juego bonito y hermoso,
que cuando abres espacios,
con desmarques primorosos.
Lo mismo eres un ariete,
que te colocas de siete,
o juegas de media punta de diez,
que driblas en un palmo,
al contrario, pasando con rapidez.

!Karim, larga vida en mi Madrid!
goleador funambulista,
con traje de bailarín, 
gran jugador y futbolista,
parecido a Billy Elliot,
que hacía de la danza un arte,
un arte de amor creativo,
sublime, que fluía de su interior.

    antonio gonzález







El gol lo puedes comprar, a precio de oro pero lo compras. Al delantero que es media punta, extremo, goleador y el que mejor presiona la salida de balón de la defensa rival, también lo puedes comprar pero no tiene precio. Benzema es un especialista único en el mundo. El partido que se marcó ayer es para repetirlo en cualquier escuela de fútbol y evitar así que se extinga la especie. Lo hizo todo bien. Sobraban incluso sus goles, que para eso ya estaba Cristiano.
Parece mentira que aguantara ese ritmo después de una semana parado por una lesión. Estamos disfrutando de la madurez de un jugador al que le llega el reconocimiento en cuentagotas y tarde. Frente a los alemanes realizó lo que resulta más difícil en fútbol: encarar al rival ya fuera en carrera o con el balón medio parado. Ni Cristiano ni Bale fueron capaces. Karim, con esa valentía para buscar siempre el regate, desatascó el juego ofensivo y metió miedo a los defensas.








miércoles, 30 de marzo de 2016

El F.C. Barcelona, algo más que un club






Me hice del Madrid cuando aún los cromos del Chiquilín (un colorante para las comidas) eran en blanco y negro, y mi amor al merengue ha permanecido incólume hasta nuestros días. También, porque cuando empecé a tener uso de razón, el Real Madrid llevaba cinco copas de Europa en sus alforjas y no era difícil apuntarse a caballo ganador; nada sorprendente para un niño de pueblo carente de gestas mayores e imaginación desbordante. El Barcelona en aquellos tiempos solo podía presumir de ganarle al Llagosteras y gracias; yo presumía ante mis amigos de las cinco copas de Europa seguidas del Real Madrid. Hoy las cosas han cambiado en esta España de la democracia, y el Barcelona gana ligas a porrillo y no sé cuantas "Champions Ligue"  (que es así como se llama actualmente a la Copa de Europa de toda la vida). Hay que reconocer que al Barcelona no le ha ido nada mal en esta España, que según algunos independentistas catalanes, les roba. (luego se ha demostrado que quien realmente les robaba, no solo la cartera sino también su identidad, eran sus propios políticos).  El artículo que escribió el presidente Puigdemont después de la muerte de Johan Cruyff, para hacer política independentista, es abominable. Ya se sabe,  si desde la creación del mundo se repite una mentira como que el Barsa es más que un club, aplicando un reduccionismo simplista e independentista a lo que simplemente es un club de fútbol, las consecuencias son evidentes: la confusión entre el FC Barcelona y Cataluña; algo que me parece desproporcionado, falso, y muy difícil de digerir por los millones de seguidores del Barsa en todo el mundo. Como muestra sirva el minuto 14 de cada partido donde el grito de muchos aficionados es el de "independencia" (una forma muy "sui generis" de animar deportivamente a su equipo) Malo, cuando deporte y política se mezclan porque la manipulación está servida en bandeja de plata. Se trata de entretener al pueblo con el famoso "pan y circo" romano (panem et circenses) y no hablar de las mentiras con las que el independentismo engatusa a los catalanes, como la legitimidad del derecho a decidir, las balanzas fiscales, la marginación de la lengua, la laminación de las competencias...Entretanto, los verdaderos problemas de Cataluña siguen ahí sin resolverse. Eso sí, con Cataluña en  bono basura según Standard and Poors Corporation. Lo que hay que ver. 




martes, 29 de marzo de 2016

Seguidillas





Seguidillas

!Ay chiquilla,
cuando me encuentro
en mi pueblo,
no puedo menos
que bailar la seguidilla!

-¿Y eso qué es mi alma?-

Es un baile de mi tierra,
que bailaron  nuestros padres,
con instrumentos de cuerda,
con sentimiento encontraos
de los enamoraos:

"Pa una vez que he empezao
 aquí me tienes plantao
pa to lo que haga falta
morena me he enamorao
y tú bien que mas dejao."

"Sé que ahora vives
en la calle el Remolino
pero quiero nunca olvides
que te acostaste conmigo."

La luna plateada
se lava la cara,
para brillar limpia y clara,
durante la noche.

Alumbra a los mozos
que buscan su amada,
entre calles estrechas,
de paredes blancas y solanas.

Mientras, en las ventanas
las mozas aguardan,
entre luces y sombras
una serenata,
del mozo que aman.

 antonio gonzález




domingo, 27 de marzo de 2016

¿Quién ha movido la piedra?




¿Quién ha movido la piedra?


¿Quién ha movido la piedra
que tapaba el sepulcro,
de un Jesús que ha fracasado
de resucitar ante el mundo?

No ha sido un ángel del cielo,
quien esta mañana temprano
ha removido la piedra,
de aquel hombre sepultado.

Ha sido la esperanza,
el amor y la caridad,
el servicio a los demás,
la fe en su Padre Dios,
quien le ha hecho resucitar 
frente a las fuerzas del mal.

Él es el elegido,
quien triunfa sobre la muerte,
por su Padre el Dios vivo.
Porque esta hermosa aventura,
que se inició en la Encarnación,
y siguió por la Pasión,
no puede acabar en la muerte,
sino en la Resurrección.

    antonio gonzález 


sábado, 26 de marzo de 2016

¿Por qué fue condenado Jesús?




Una de las preguntas que nos hacemos los creyentes de la  religión cristiana es ¿Por quién  y por qué motivo fue condenado Jesús a la pena de muerte? Ésta, y otra preguntas relacionadas con el tema, surgen como muy oportunas durante este tiempo de semana santa. La primera pregunta es fácil de responder: Jesús fue condenado a muerte por el Sanedrín, aunque la sentencia la ejecutó Roma como potencia de ocupación. El Sanedrín era la Corte Suprema de la ley judía con la misión de administrar justicia interpretando y administrando la Torah, tanto oral como escrita. A la vez ostentaba, la representación del pueblo judío ante la autoridad romana. En la época de los gobernadores romanos, también en la de Poncio Pilato, el Sanedrín ejerció de nuevo sus funciones judiciales en procesos civiles y penales, dentro del territorio de Judea. Fue este órgano religioso quien condenó a Jesús por blasfemo, o sea por hacerse pasar como Hijo de Dios, éste fue su motivo más importante aunque hubo otros todos relacionados con la vulneración de la ley de Moisés, (siempre según ellos) Este órgano religioso podía condenar  a cualquier judío en el ámbito de su jurisdicción, pero no podía dictar o ejecutar sentencias de muerte (potestas gladii) que era reservada exclusivamente al "praefectus" o gobernador romano (autonomía muy normal en las relaciones de los romanos con los territorios ocupados) Para ello era necesario un motivo político que afectase a la seguridad de Roma en los territorios ocupados, como sedición, revueltas de orden público, revolución armada contra personas o propiedades del imperio. Ninguno de estos motivos podían ser aplicados a Jesús y menos demostrar, de ahí las reticencias de Poncio Pilato a condenar a Jesús, que no hubiera dudado ni un instante en aplicar la pena de muerte si hubiera habido una razón que lo sustentara. La presión que ejerció el Sanedrín es obvia y evidente, (siempre con la descripción que hacen los evangelios). Jesús fue torturado y maltratado -cosa sorprendente- antes de ser condenado por el Sanedrím por blasfemo, y por afirmar que resucitaría el tercer de entre los muertos, poder que según los judíos está reservado a Dios y en cuya resurrección en el último día, solo creían los fariseos que no los saduceos, por lo que el sanedrín estaba dividido sobre esta cuestión. Lo que si es sorprendente es el castigo tan fuerte que soportó Jesús antes de ser crucificado, como la flagelación en su tercer grado. Una de las explicaciones podría ser la intención de Poncio Pilato de flagelarle tan duramente para que muriese antes y librarle de soportar los terribles dolores de la crucifixión; sobre este asunto nos movemos en hipótesis no contrastables. 
Lo que es evidente es el hecho histórico de la crucifixión de Jesús, relatado por los evangelios como incuestionable. Y aunque estos no son relatos estrictamente históricos, sino la expresión de fe de una comunidad en torno al Cristo de la fe, podemos afirmar que lo más histórico dentro de los evangelios es la muerte y crucifixión de Jesús de Nazaret. Sobre la resurrección también tenemos testimonios o puntos de vista diferentes, relatados por testigos presenciales de los que la vivieron. Otro día abordaremos este tema, como es debido.



viernes, 25 de marzo de 2016

Semana Santa en Abla (II)


Poema de la

Semana Santa de Abla (II) 

Son las tres de la tarde,
de un Viernes Santo
en la Cruz de los Caídos,
frente al monte de los olivos,
Jesús pende de una cruz.
San Juan está  allí sumido,
indicando el camino,
con su palma en la mano,
acompañando a María,
con el corazón traspasado.

Sus jadeos son más dilatados,
apenas puede respirar,
el mismo peso del cuerpo
le impide ensanchar el pecho,
se asfixia cada vez más.
Sus fuertes extremidades,
apoyadas en los clavos,
pese al dolor insoportable,
le ayudan a respirar.
Finalmente El Crucificado,
exhala el último aliento,
encomendando su espíritu,
a su Padre el "Bien Amado·.

Un silencio luctuoso,
se apodera del lugar,
roto por el aletear de aves
que se aprestan a volar,
y un tambor acompasado,
con cadencia regular,
rompe un silencio hermanado
y nos invita a rezar:

Ante ti estoy, Jesús amado,
manos extendidas para perdonarme,
y en el madero del tormento romano,
atadas y clavadas, para castigarme.

Me presento ante tus ojos de amor,
para que me miréis con sereno gesto,
y la ira de la justicia del buen Dios,
se aplaque, por tu misericordia y perdón.

No solo diste tu vida con tu hecho, 
pues si quedaba duda, también
renunciaste a tu madre como gesto.

Nada quedó en el resto de tu cuerpo: 
ya que vertiste la última gota de sangre
por la brecha de tu costado abierto.


El cielo se torna gris,
crespones negros coronan
estandartes y banderas,
de hermandades y cofradías,
cambian su color morado,
por los signos enlutados.
San Juan y La Dolorosa,
quedan como anonadados,
contemplando al soldado,
que con yelmo y lanza armado,
traspasa aquel costado
del maestro e hijo amado.

Un color negro sepulcral,
reviste el cielo sombreado,           
a veces iluminado,
por relámpagos y nubes,
que lloran por El Crucificado. 
Manifiestan ante el mundo
el fracaso de un Dios-hombre,
que quiso ser como Dios,
y solo es un ajusticiado
que pende de un madero
cruzado, a la espera de ser
por el Padre glorificado.
               
El que ha de resucitar,
primero ha de ser enterrado;
por la Calle Baja va
el cuerpo del Crucificado,
envuelto en un sudario,
por "los civiles" escoltado,
en los oficios desclavado,
por la hermandad, cuyo nombre
es, la del resucitado.

Todo ha quedado ya dicho,
en Siete Palabras -escrito está-
las mismas que profirió Jesús,
en el Gólgota como altar,
antes de expirar.
Claveles de color rojo-sangre,
rodean el cuerpo yacente,
luchan por sobrevivir
en un sepulcro de muerte,
preludio de una batalla,
entre la vida y la muerte,
donde Jesús triunfará,
sobre las fuerzas del mal.

Seguido por penitentes,
con cirios de una luz tenue,
y de hombres enlutados,
con velas entre sus manos,
y de mujeres sufrientes,
el cuerpo de Jesús inerte,
busca descansar yacente,
en un sepulcro cedido,
prestado por un amigo.

Recorre Abla en la noche, 
un silencio sepulcral,
una serpiente de luces,
repta en la oscuridad,
entre cirios encendidos,
pavesas que eleva el viento
y rezos enmudecidos.
Son las mujeres piadosas,
que saben lo que es llorar,
acompañan a su Virgen,
llamada, "La Soledad":

Una estrecha calla, un camino angosto,
una sierra nevada sin ventisca ni heladas,
y una playa de arena con agua estancada,
sin olas ni brisa que acaricie el rostro.
 
La Virgen sola en soledad callada, aislada;
nadie le acompaña. Es palabra silenciada,
escrita en hoja blanca demudada:
la solitaria tristeza de una madre asolada.
 

Soledad es su nombre, la de madre dada,
después de perder al Hijo, abatida,
sin respuesta en el Gólgota abandonada.
 

Madre cuyo vientre da vida, sonrisa y llanto:
como mujer que pare aliento y vida, 
pero no muerte, soledad, y quebranto. 


Vigilia Pascual del 
Sábado Santo

El día más grande del año
en la liturgia cristiana,
es la del Sábado Santo,
por la simbología empleada.
Es la noche bendita de la luz,
y la Palabra, la del agua
del bautismo, y sobre todo es:
La Noche de La Pascua,
y del Cordero Pascual;
noche de catecumenado
de profesión de fe
en el Cristo Resucitado,
por la inmersión bautismal
en presencia del Cirio Pacual.
 

¿Quién ha movido la piedra
que tapaba el sepulcro,
de un Jesús que ha fracasado
de resucitar ante el mundo?

No ha sido un ángel del cielo,
quien esta mañana temprano
ha removido la piedra,
de aquel hombre sepultado.

Ha sido la esperanza,
el amor y la caridad,
el servicio a los demás,
la fe en su Padre Dios,
quien le ha hecho resucitar
frente a las fuerzas del mal.

Él es el elegido,
quien triunfa sobre la muerte,
por su Padre el Dios vivo.

Porque esta hermosa aventura,
que se inicia en la Encarnación,
y siguió por la Pasión,
no puede acabar en la muerte,
sino en la resurrección.



Por eso por la mañana
al despuntar el alba,
el sepulcro está vacío:
No hay que buscar entre los muertos,
a quien está con los vivos:



¿Por qué buscáis entre los muertos
a quien ha resucitado?
¿Por qué buscáis en la tumba
al que está glorificado?

!Hombres de poca fe
solo creéis si tocáis!
No creéis en la palabra,
de aquel al que decid, amáis.

Aquel a quien buscáis,
ya no está en este mundo,
está en la gloria del Padre,
después de redimir el mundo.

!Jesús ha resucitado!
!Lejos de la muerte está,
aquel que venció al pecado,
nacido de una mujer virginal!

Él se nos ha adelantado,
por ser hermano mayor,
él ha sido resucitado,
por su Padre, el Buen Dios.

Nosotros también seguiremos,
la senda que él nos trazó,
venceremos a la muerte,
el día de nuestra resurrección.


Hoy  repican las campanas,
de alegría y emoción,
hoy es el gran día del año,
Domingo de Resurrección.
La Virgen viste de gala
de blanco y de almidón,
radiante está su semblante
porque su hijo El Señor,
-aquel que nos redimió-,
hoy está sentado a la diestra
de su Padre, -en el cielo-
por la resurrección.

 
Allá va el Resucitado,
con su túnica del alba,
de blanco y oro su cuerpo,
su cuerpo glorificado,
y su estandarte en la mano.

A sus pies queda un sepulcro
abierto, vacío, sin nadie dentro;
en su cuerpo glorificado
queda su costado abierto,
sus manos firmes llagadas,
por clavos y sufrimiento
de una pasión ya pasada.

Nuestros padres nos enseñaron,

amar a la religión,
seguir la fe trasmitida
revivir la pasión
del Cristo resucitado,
con ilusión y devoción.

Cuando salía por la puerta
de la Iglesia parroquial
la imagen del resucitado
al son de la marcha real
y el cielo con fuego coronado,

sentimos una emoción
que embarga nuestros sentidos 
que alegran el corazón,
como niños alborozados.

La alegría se manifiesta
en el rostro de la gente,
que acompañan a Jesús
victorioso y resurgente,  
por haber vencido al dolor
y triunfar sobre la muerte.

Los monaguillos ordenando
a los procesionales,
la cruz de guía dirigiendo
al pueblo y la jerarquía,
todos, todos acompañando
a Jesús resucitado.

Triunfante y victorioso
con panes y uvas en los pies,
fruto del campo copioso,
regalo de hombres de bien
y de un pueblo generoso,

El Resucitado va, 
rodeado de su hermandad,
pregonando por las calles, 
por los campos y vecindad,
su victoria contra el mal.

La alegría de su madre,
se manifiesta en su andar,
la que un día fue dolorosa,
hoy en el trono está,
como una Virgen gozosa.


Por todo ello en el pueblo
se desborda la emoción,
y las mujeres del pueblo
entonan esta oración:


magnificat

"Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios  mi salvador"

Canta el coro de mujeres abulenses
-como fervientes creyentes-
a María Santísima, madre del Señor,
y el gozo de María,
se manifiesta en su rostro, como sonrisa de Dios.

Es la Virgen engalanada con sus mejores galas,
esperando al Señor.
Aquel que entre los muertos ha resucitado,
para nuestra salvación.

     antonio gonzález padilla 



N.B. Dedicado a mis padres, Antonio y Francisca, por educarme en los valores religiosos del cristianismo y en el amor a mi tierra, a mi pueblo y su gente. No he tratado de hacer un relato objetivo ni relatar los hechos con pulcritud histórica. He contado la Semana Santa de Abla vista con los ojos de un joven que la vivió con la intensidad propia de un adolescente en la década de los 60. Solo he dejado que la pluma escriba lo que el corazón siente y la memoria recuerda. He compaginado el lado litúrgico y simbólico de estos misterios religiosos bajo el signo de la fe, a través de poemas y sonetos, -como creyente-, con el legado folklórico y costumbrista recibido por la tradición.




jueves, 24 de marzo de 2016

La Soledad






La Soledad

Una estrecha calle, un camino angosto,
una sierra callada sin viento ni cascadas,
y una playa de arena con agua estancada,
a orillas del desierto con polvo en el rostro.
 

La Virgen sola en soledad callada, silenciada;
nadie le acompaña. Ahí está como palabra muda 
escrita en hoja blanca, sin señales ni habla:
La solitaria tristeza de una madre asolada.
 

Soledad es su nombre como madre adoptada,
después de perder al Hijo en una tarde aciaga,
sin respuestas, en el Gólgota abandonada.
 

Madre cuyo vientre da vida, sonrisa y llanto, 
como mujer que pare comprende lo que es vida,
pero no la muerte, la soledad, el espanto.


               antonio gonzález



domingo, 20 de marzo de 2016

Semana Santa en Abla I



                                                                          A mis Padres, Antonio y Francisca

Poema sobre
La Semana Santa de Abla I

Soy juglar, y trovador...
y por tanto, narrador;
soy palabra y recuerdo,
pregonero y contador
de hechos vivos y memoria,
que nuestro pueblo vivió.
!Benditos sean nuestros ancestros,
que nos legaron la tradición,
que nos dejaron un libro
cuyas páginas escritas
están en el corazón!
Allí se narran los hechos
trasmitidos en palabras,
de abuelos a nietos,
de padres a hijos, de viva voz...
Y esto es lo que trato y pretendo,
con mi relato, hacer yo.

Rememorar las costumbres,
sus creencias religiosas,
su folklore y su cultura,
las técnicas en agricultura,
aquello que definió
a todo un pueblo sabio,
que a lo largo de los años, cultivó.
Hoy, quiero contarte un hecho,
de especial relevancia:
de cómo un pueblo creyente
vivía la Semana Santa
con especial devoción.
!Presta lector atención,
y saca las enseñanzas
para vivir aún mejor!
Así comienza esta historia,
la Semana de Pasión:

En este hermoso pueblo,
llamado Abla por su blancor,
romano de nacimiento,
cristiano por tradición,
se vive la Semana Santa
con pasión y dedicación.
Como preludio a este hecho,
comienza con el novenario
a la Virgen del Dolor,
la que está junto al Sagrario,
y que Salzillo talló
como maestro-escultor.
!Qué bien supo esculpir en su rostro
de imagen viva, el dolor,
y hundir los siete puñales
en su inmenso corazón!
La misma que se libró,
de la quema de la hoguera,
del odio y del desamor,
que generó nuestra guerra.

El pueblo entero asistía,
cada noche y cada día,
al rezo del Santo Rosario, 
así como la letanía,
para escuchar la homilía,
y besar su escapulario.
Las lágrimas de aquella Virgen
anunciaban el calvario,
que el Viernes santo sufrió
Jesús "el condenado",
con la cruz entre sus manos,
el cuerpo amoratado,
y sus pies ensangrentados. 

 
En el Domingo de Ramos,
con palmas, olivos y salmos,
levantamos nuestras almas,
para en torno a nuestra plaza,
dar la bienvenida al Rey,
que nos libra del pecado.
!Hosanna Rey de los Cielos!
Grita con clamor el pueblo, 
como hijo del Dios bueno,
montado en una borrica
aclaman al hijo del carpintero.

!Bendito el que viene
en el nombre del Señor,
Hosanna en el cielo!
Con farolillos y piñas,
trenzamos palmas con manos,
recordando este día,
atando palmas y ramos
entre balcones y rejas,
tal como nos lo enseñaron.
De su incineración
resurgirán las cenizas,
que nos marcan como humanos.
 

El Lunes Santo comienza
con la procesión inicial:
con la Cena del Señor,
mostrando la hostia blanca
y su cáliz de pasión,
seguido por su hermandad,
con cirios y penitentes.
Su color es amarillo-oro,
color de espiga y de pan
de sustento y trabajo,
de sudor y de hermandad.
Por las calles de mi pueblo
Jesús va,
con el bueno de San Juan,
mostrando el sacramento
de amor y fraternidad.

 
Son las nueve de la noche,
y es Martes Santo.
En el templo parroquial,
Jesús atado a la columna,
con el cuerpo malherido
por los azotes sufridos,
se presta a salir seguido,
por la Hermandad de los Rojos,
de color sangre vestidos,
en recuerdo del despojo 
que han convertido a Jesús,
de llagas y heridas sumido,
por azotes y escarnio recibidos.

Las flores de los balcones
comienzan su florecer,
y luchan unas con otras
para así poder crecer:


Y ver pasar al "Ecce Homo"
para afligirse con él maniatado a la columna,
regada por la sangre que del cuerpo mana;
látigo de escarnio, La Verdad lacerada,
y la sangre de su rostro en labios resecada.

!Quién fuera en esta noche golondrina,
que anida bajo teja protegida!
Para secar con sus alas aleteadas,
la sangre a borbotones de esa herida.

!Oh Jesús, traicionado y negado
por tres veces de madrugada,
al canto del gallo, por el más cercano!

Ultrajado como títere de escarnio,
con cetro de caña y corona espinada,
un rey despojado, mofado y humillado.


Así se vive en el pueblo
la Semana de Pasión.
Cada año en Jueves Santo,
se rememora el gran día
de la entrega y el amor,
mediante la Eucaristía:
"Haced esto en memoria mía"
Por eso durante esta jornada,
celebramos la humildad,
del Maestro que se rebaja,
lavando los pies a sus discípulos,
practicando caridad,
cantando con devoción:
"Que donde hay caridad,
allí está Dios".

Durante toda la noche,
es noche de oración;
"Hora santa" -le llamamos-
ante el sagrario que guarda,
el pan y el cuerpo del Señor,
como regalo de Dios,
quien se quedó  entre nosotros
como muestra de su amor.

En las calles de mi pueblo,
bocinas y tubas de lamento,
recuerdan el gran momento,
en el que Jesús sufre
aquellos grandes tormentos.
Durante toda la noche,
es noche de oración,
de vigilia y Monumento,
Evangelio y meditación.


Hay un altar entre flores
allí en el Monumento,
doce cirios los que brillan
y uno apagado, sin fuego.
El calor lo ha abandonado
el frío lo ha petrificado, 
por tierra yace en el suelo  
yermo sin vida ni aliento.

"Haz lo que tengas que hacer"

se oye la voz del Maestro,
y aquel cirio se apagó 
para no alumbrar de nuevo.

Ya en el huerto,
Pedro, Juan y Santiago,
cansados aquella noche
dejan sólo a su Maestro;
el sueño cierra sus párpados
sumidos en el desaliento.
Jesús Hombre entra en pánico 
suda sangre en la oración,
su Padre lo ha abandonado 
solo está
ante su gran elección.

"Padre, que pase de mi este cáliz,
pero no se haga mi voluntad,
sino la tuya"

En la oscuridad del huerto
un falso beso entre antorchas
estremeció el olivar,
y un seco y gélido viento
enmudeció aquel lugar.
La luna desaprobó
la traición del falso gesto
ocultando su fulgor.
Y el cielo se demudó
anegando el olivar
en un agujero negro.

        
"Si es posible, que pase de mi 
este cáliz, pero no se haga mi
voluntad sino la tuya."
-Dice Jesús en el huerto-
antes de ser entregado,
y comprobar con tristeza, 
como un traidor encubierto,
sin conciencia ni nobleza,
entregará a su Maestro
mientras todos estaban durmiendo.
Y en la aurora matutina,
antes que despunte el sol,
las mujeres abulenses,
elevan rezos en la calle,
en honor de María Santísima,
la Virgen Madre de Dios.

 
En la mañana del Viernes
el gallo canta tres veces;
Pedro niega a Jesús,
mintiendo que le conocía,
cumpliéndose la profecía.
Humilde ante Pilato 
es presentado ante él,
esperando un veredicto
aquel que solo hizo el bien.
Se encuentra anonadado
sin quererle responder,
como si fuera un convicto
atado de pies y manos.
Las voces que le aclamaron
en el domingo de Ramos,
ahora le condenarán,
preferirán a un sedicioso,
el bandido Barrabás,
antes que al Jesús misericordioso.

Ya a las once la mañana,
Jesús, El Nazareno,
coronado y atormentado,
vestido de color morado,
sale del templo escoltado
con la cruz entre sus manos.
Su rostro triste y llagado,
por espinas coronado,
ayudado por Simón
-el de Cirene llamado-
sale marcando El Paso,
para salir en procesión,
escoltado por Morados,
-La Hermandad del Nazareno-,
por mujeres engalanadas,
adornadas con tocados y brocados.

Desde un balcón adornado
por lirios de color morado,
se levanta una saeta,
que apunta hacia el cielo,
de un poeta emocionado:


Salía El Nazareno, con la cara demudada,
reflejando en su rostro
una patética muerte anunciada.
De terciopelo morado
va vestido El Nazareno,
coronado por espinas
sobre su frente y su pelo.
El tosco madero pesado, percutía,
sobre el camino de piedra, adoquinado,
con esfuerzo abrazado,
que hombre y madero eran uno,
en la cumbre del Gólgota, crucificado.

Manos de mujeres tendidas
unidas para levantar al caído,
lágrimas de madres compungidas
protegían al hijo ya perdido,
la de aquel hombre de mirada triste,
abatido,
con moratones y sangre resecada
por un gélido viento en su cara.

Manos llagadas, aferradas
a los nudos del madero,
fundidas en abrazo de dolor y denuedo.
¡Un grito desgarrado...,
de aquel que se sabe inocente!
con el alma doliente
!traicionado!
abandonado a su suerte, olvidado
por Dios y por su gente.
uhorizonte rojo del traspuesto 
sol caído, tiñe las nubes de sangre,
sangre que fluye de la ceja
al ojo herido,
como prueba de amor,
-amor no correspondido- 
la de un rey, cuya corona no deja
de ser roja, por brotar en ella
espinas y no rosas.

Sus andares son penosos,
la de un Cristo hundido,
humillado y afligido,
por maltrato recibido.
Camina por los Granadillos
hacia el Paseo San Segundo,
y llegar así a la Cruz de los Caídos;
escoltado por San Juan,
pasando por Calle Baja,
hasta llegar a la Cruz de San Juan,
y por la Calle Alta, llegar hasta
la Plaza, donde se encontrará,
con María la Dolorosa
y su discípulo amado,
el Evangelista San Juan.

Allí espera la Verónica
para su rostro enjugar,
de la sangre y las heridas,
que emanan de su corona,
la de un Rey sin reino, 
que en este mundo no está: 
por ser un reino en el cielo
donde no existe la maldad.
El rostro del Nazareno, 
impregnado en el lienzo,
por la sangre  y el sudor,
refleja un dolor inmenso,
muy difícil de olvidar;
para ser mostrado al momento,
a la Virgen y a San Juan,
a vecinos y lugareños,
reunidos para memorar
el gran acontecimiento.

Desde un rincón de la Plaza,
emerge una voz compasiva,
hacia la madre afligida,
traspasada de dolor,
entre varales de plata
que relucen más que el sol:

Allá va la Dolorosa
con el rostro entristecido,
su corazón malherido,
y sus ojos humedecidos,
tras la huella de su Hijo.
Entre flores y faroles
acompañada,
y guirnaldas como oraciones,
una saeta recita
con alma sus emociones.

Lágrimas transparentes,
recorren como un torrente
su tez,
marcando en su bello rostro 
la palidez.
Con su manto enlutado
de terciopelo dorado,
junto al Discípulo amado,
va la Virgen Dolorosa
de camino hacia el Calvario,
con dolor y desamparo
por el Hijo abandonado.

Su Hijo el "Bien amado",
-el elegido por Dios-,
a duras penas se yergue,
impotente, 
aplastado por el madero
pesado.
Ella, como toda madre,
no entiende este castigo
de aquel que todo lo puede,
ni el despojo, la condena,
ni el olvido.

La Verónica muestra trazos,
en un lienzo blanco
de un rostro de sangre y sudor,
tras un desconsolado llanto
y aflicción,
al son de una saeta
que suena con emoción.
En un instante preciso, 
-Madre e Hijo-
entrecruzan sus miradas:
en una queda el dolor, 
en la otra, un inmenso amor.


El Paso del Nazareno, 
por las calles de mi pueblo,
en olor de santidad,
camino del Gólgota, va.


antonio gonzález padilla



NB  He tratado de reflejar en estos versos, las vivencias y recuerdos que suscitaron en mi los oficios y las procesiones de la Semana Santa de Abla, cuando yo era un niño.
Sobre La Verónica he querido describir este hecho, por ser una tradición piadosa del pueblo, más que como personaje histórico que no aparece en las Escrituras; solo en los evangelios apócrifos. Como todo el mundo sabe es más bien un personaje inventado por el pueblo piadoso para obtener el rostro de Jesús en un paño; de ahí su nombre: Vero-icono (verdadera imagen).