Decía PLATÓN que educar consiste en mirar hacia la recta dirección. No fijar la mirada hacia las sombras que proyectan los objetos en la pared de la caverna, porque se trata de girarla, salir de la cueva para contemplar la luz del SOL exterior y ver los objetos, no como meras sombras proyectadas, sino en el mundo real. Hacer que lo que está oculto aparezca en todo su esplendor. De ahí viene la palabra verdad en griego "aletheia", lo que "no está oculto", aquello que no está rodeado de obscuridad, sino de luz. desde este punto de vista, la educación consiste en liberar al hombre de las ataduras a las cosas sensibles, perecederas, mutables y no permanentes. Es rescatar desde el fondo confortable de la caverna, al ser humano atado a la ignorancia, a la molicie, al egoísmo; porque allí se encuentra instalado en una falsa seguridad, ya que desde su infancia no conoce otro mundo que aquel de las sombras. Vista así la educación es una aventura arriesgada, para salir del estado primitivo de naturaleza y descubrir una realidad que desconocemos, pero que nos hará mas libres, adultos y con mayoría de edad. El maestro arriesga mucho de quedarse en el empeño. Ha de convencer mediante argumentos persuasivos de la excelencia del conocimiento y de la sabiduría. Ha de inculcar a todos aquellos que se aferran a permanecer en la cueva, las ventajas de ser libres de la esclavitud de la ignorancia, arriesgando incluso su propia vida, porque habrá fanáticos que se resistirán a abandonar lo que ellos consideran su propia casa por no conocer otra mejor.
El Mito de la Caverna de Platón, nos sigue ilustrando desde la Grecia Clásica y cada vez que lo leemos, es fuente de inspiración y de sabiduría. Pertenece a los Diálogos de Platón y en concreto a La República o "politeia". Es una obra que trata sobre el gobierno de la ciudad, de la educación o "paideia" de los gobernantes y de los diversos sistemas políticos de gobierno, siendo el párrafo principal, culmen de la obra, cuando PLATÓN manifiesta "que hasta que los filósofos no sean reyes o gobernantes y los reyes no se hagan filósofos, nunca acabarán los males de este mundo, Glauco".
El mito, nos habla de unos hombres encadenados a la pared que hay que liberar. La liberación se consigue conociendo la auténtica realidad del ser que no es otra sino la idea o "eidos". En esto consisten la verdadera ontología, en el des-velamiento o conocimiento del ser, frente a la apariencia o "doxa". El mito nos muestra cual es el verdadero objeto de la investigación filosófica, que no es otra que el ser "to on" en la idea. Las sombras proyectadas en la pared son la "eikasía", las que no tiene entidad, es solo eso, apariencia y sombra, fuente de errores para gente confusa. Nadie puede construir un conocimiento sobres ellas -dice Platón- pues son como arenas movedizas que no soportan nada. La realidad está formada de cosas, creencias "pistis" y sombras, que no permanecen que son y no son a la vez. ¿De dónde vienen las ideas? Éste fue uno de los problemas agudos que Platón tuvo que solucionar. Comentaba que el sabio al saberlo todo, no necesitaba saber mas porque todo lo sabía; el que no sabe nada o necio total, tampoco era válido para el conocimiento filosófico, porque al no saber nada, no sabe "que no sabe" y tampoco sabe qué saber. De esta aporía o problema, sólo se sale siendo filósofo o "amante de la sabiduría", porque "saber es recordar lo que nuestra alma ha contemplado en el mundo de las ideas" o "cosmos noetós". El verdadero filósofo es el que hace de ella su vida. Es el amante de la sabiduría y debe estar en tensión para escuchar y desvelar el verdadero sentido de la realidad. De ahí el desapego del maestro Platón sobre lo perecedero y lo movible y su desprecio a las cosas de este mundo de apariencia o "cosmos horatós", por no ser sino copias imperfectas "metexis", imágenes, que participan y manifiestan "parousía" o modelos "paradigma" de la verdadera realidad que es la idea. No en vano la raiz de la palabra idea, proviene de "eidein" que significa "ver", no con los ojos de la cara, sino con los del alma. Se trata de acceder, mediante el conocimiento al mundo de las ideas "cosmos noetos" para conocer las verdaderas realidades o ideas que en estricta jerarquización terminan en la Idea de BIEN, de la que emana o participan las demás ideas.
Pero el mito, también nos muestra una verdadera epistemología o "teoría del conocimiento" basada en la búsqueda de la ciencia o "epistemé" Para ello, hay que salir de la caverna donde solo hay un conocimiento de conjetura "eikasía" de imágenes y sombras o de creencia "pistis" en la contemplación directa de los objetos, que nos muestra un conocimiento sensible y opinable "doxa", y encontrar el verdadero conocimiento científico, que está en la razón discursiva "dianoia" de la matemáticas, y en la razón intuitiva "nous" o dialéctica de las ideas.
No acaba aquí la fecundidad del mito platónico. También es fuente de inspiración axiológica o de valores. El nuevo hombre salido de la caverna, debe ajustar su conducta a principios y valores éticos, en perfecto equilibrio y equidad, con la gran virtud que ha de presidir su relación con él mismo y con el Estado: LA JUSTICIA o "dikaoisine". Debe ser un hombre prudente "frónesis" y recto para sí y los demás. Esto es una exigencia del conocimiento de las ideas y un principio "areté" que rige y se sitúa en la cabeza: el auriga que conduce el carro de nuestra existencia hacia el BIEN, y no hacia la "hedoné" o placer sensible. También ha de ser fuerte, valeroso y valiente "andreía" pero a la vez ha de controlar sus fuerzas y encauzarlas al servicio de la "polis" o Estado; nunca dejarse llevar por la ira. Finalmente, debe ser moderado "sofrosine", controlar sus apetitos y pasiones y someterse al recto juicio de la razón.