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jueves, 13 de diciembre de 2012

Montemos el Belén




Algunos con buen criterio pensaran que el Belén ya está montado, y no les falta razón. Eso parece  mi País España: Un "Belén" donde cada uno toca el villancico que mas le va. Descontento por doquier, manifestaciones, huelgas sobre la educación, la sanidad, la justicia, el metro de Madrid, separatismo en Cataluña, inmersión lingüística, malos modos en el Parlamento, corrupción, desmantelamiento de  Iberia,... y mientras, la prima de riesgo subiendo porque  Italia se resfría y el gobierno tocando la pandereta por no decir la moral  de todo lo que se mueve.
Viendo el panorama desolador que afecta a mi País, yo también quiero montar el Belén, pero el de verdad. Ese que monta toda la familia con dedicación y esmero, y recuerda uno de los acontecimientos mas importantes, para los creyentes cristianos. El nacimiento de Jesús en Belén de su madre María y su padre  José. La llegada de un niño, que transformaría la humanidad mediante un mensaje de paz, amor y esperanza, para tantas personas que se sienten solas, enfermas, desahuciadas, pobres, sin trabajo...
La historia se repite como la de los años 40, cuando desde la escasez y la necesidad de la posguerra, los abulenses tenían ilusión por montar el Belén, fruto de  una tradición que provenía del  siglo XVII -según me contaba mi padre- Mas que un Belén, era un auto sacramental, en el que todo el pueblo se involucraba. Se construía una montaña de árboles y ramas en el altar mayor de la Iglesia y allí en la "misa del gallo" los jóvenes del pueblo representaban en vivo el nacimiento del Señor. Pastores y pastoras, con viandas, queso, vino, aceitunas, uvas pasas, almendras, roscos, y mantecados, ofrecían los productos de la tierra al Niño Jesús, acompañados por músicos con guitarras, bandurrias, laudes, panderetas y zambombas, al son de los villancicos. El nacimiento, representado por unos jóvenes bien parecidos, cantaban y conversaban -según un guión- con todos aquellos que se acercaban a  adorar al niño. Todo muy real, excepto el niño Jesús que era una imagen tallada. En el preciso momento del "Gloria in excelsis Deo", aparecía lanzado desde las alturas un ángel del cielo, anunciando a los pastores la buena nueva. En ese momento, aparecía un cometa de luces circundando el perímetro del templo, desde el coro al altar mayor, que hacía las delicias de los abulenses y visitantes. !Quedaba inaugurada la navidad en el pueblo! Una vez terminada la misa, se besaba al Niño y se compartían los alimentos entre los mas necesitados.



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