¿Por qué es tan polémica la LOMCE (Ley Orgánica de la Mejora de la Calidad Educativa) o También llamada Ley Wert? Todos los estamentos del sistema educativo (alumnos, padres y profesores) se ha puesto en pie de guerra porque -a juicio de ellos- no aceptan esta ley por ser sexista, clasista, partidista y anti-educativa. Algo no marcha bien en un país donde en treinta y cinco años ha habido seis reformas educativas, sin el determinado consenso entre todas las fuerzas políticas y promulgadas siempre por la izquierda (PSOE). Los hechos son los siguientes: cinco de las citadas leyes han sido derogadas –la LOECE de 1980, la LRU de 1983; la LOGSE de 1990, la LOPEG de 1995 y la LOCE de 2002–. Permanecen vigentes, aunque con cambios, la LODE de 1985 y la LOU de 2001, modificada por sendas leyes de 2006 y 2007, mientras que subsiste en su integridad la ley de Formación Profesional de 2002. Finalmente, está la LOE de 2006. ¿Qué nos indica todo este vaivén legislativo? Que aunque el pacto escolar del artículo 27 de la Constitución fue un paso muy importante, no ha sido suficiente para lograr la estabilidad legislativa del sistema educativo. En España, hemos pasado de ser un país con niños sin escolarizar a la plena escolarización pero ideologizando la educación, sin tener en cuenta que el principal protagonista de ésta es el educando y no la ideología o la política. Lo que es evidente que algo hay que hacer, visto el fracaso y los resultados de la LOGSE (Invento nefasto que convirtió a los docentes en educadores), con mas de un 30% de fracaso escolar, según el informe PISA. ¿Son los mismos que nos llevaron al fracaso en educación los que han de reformarla? La huelga de ayer día 9 de mayo, independiente del número que según el Ministerio de educación fue de un 20% y según los convocantes un 70%, -en cifras no vamos a entrar- manifiesta la pluralidad de peticiones de unos y otros, sin que prevalezca un único motivo -cada grupo o estamento lucha por lo que mas le interesa, sin que haya unanimidad.
Uno de los principales puntos de esta ley es la denominada "autonomía de los centros" que a juicio del ministro profundizará en la calidad de la enseñanza, mientras que para sus oponentes significaría relegar a los Consejos Escolares (Integrados por docentes, padres y alumnos) a meros órganos consultivos sin carácter decisorio. Sería la administración quien nombraría a "dedo" al director, sin que nada tuvieran que ver los diversos componentes del centro. ¿Es esto malo? Pues depende como se lleve a cabo. Personalmente prefiero a un director nombrado por el ministerio que no alguien nombrado "democráticamente" (suena muy bien) que esté supeditado a los cambalaches del centro. Que gobierne el centro y tome decisiones pedagógicas, económicas y disciplinares, de acuerdo con un programa de gobierno supervisado por la inspección educativa. Que esté por encima de rencillas personales de un grupo u otro y tenga plenos poderes para aplicar el reglamento a docentes y alumnos, evaluando al profesorado en su eficiencia, capacidad y progresión en la carrera docente (Parecido a los directores en Francia).
Otro aspecto a tener en cuenta es la "segregación en las aulas". La Ley Wert prorroga los conciertos a los centros que segregan al alumnado por sexo, indicando que solo representa el 1%. Yo me pregunto ¿A quién corresponde el tipo de educación de los hijos sino a los padres? ¿No sería mas democrático que estos elijan el tipo de colegio segregado o sin segregar que quieren para sus hijos? En cuanto a las críticas de segregación porque se anticipan los itinerarios formativos hacia la Formación Profesional, (Ahora a los 15 años antes a los 16) es algo que me resulta difícil de entender, porque -como reconoció el ministro de Educación a finales de 2012- “no hay discriminación mayor que dejar fuera de juego y con consecuencias para su vida a más de la cuarta parte que entran en el sistema y fracasan por no haber podido acceder antes a esta opción educativa”.
En cuanto a la asignatura de religión será optativa entre otra alternativa, será avaluable, y se tendrá en cuenta su calificación para la nota media, exactamente igual que su alternativa; no hay que olvidar, que en el sistema actual el 70% de las familias eligen religión en la ESO y mas del 50% en bachillerato. Pero lo mas importante es que no es obligatoria.
La nueva ley divide las materias entre "Troncales", "Especificas" y de "Especialización". El Estado fija los contenidos y el horario mínimo de las materias instrumentales, es decir, las troncales, que son Lengua Castellana, Matemáticas, Lengua Extranjera, Ciencias Sociales, Biología y Geología, Física y Química, Geografía e Historia (Estas asignaturas troncales deberán ocupar por lo menos el 50% del horario). Cosa natural y normal en un país que se llama España, donde todos los ciudadanos deben tener una educación común -a pesar de las 17 autonomías- porque convivimos en un proyecto común y formamos una nación con una historia ancestral y un mercado único. Para que los niños aprendan que el Ebro es un río que nace en Cantabria y desemboca en Cataluña o la importancia de los Reyes Católicos en la unificación de España. Pues bien, esto que es de sentido común, a algunos les cuesta entenderlo.
Entre las Específicas, como Plástica, Religión, Música o Educación Física, las autonomías y los centros escolares tendrán mayor flexibilidad para fijar los contenidos y los horarios.
El problema radica en el tercer bloque de asignaturas, las de "Especialidad", está compuesto por las lenguas cooficiales y otras materias aún por determinar.
Y es aquí donde los nacionalistas catalanes y vascos no están de acuerdo que el Castellano y el inglés sean obligatorios; el francés, optativa; y el catalán, gallego y vasco, aunque obligatorias, con horario reducido no serían evaluables en pruebas estatales.¿Qué hay de extraño en ello? El español es una herencia de mas de 500 millones de hispanoparlantes siendo el idioma que mas crece; Su rentabilidad cultural y de mercado está fuera de toda duda. Cataluña, mientras tanto, se ha gastado unos cuatrocientos millones de euros promocionando el catalán y desprestigiando el español: Las inversiones son para Madrid y no para Barcelona. ¿Se entiende?
Y no podemos olvidar el vocabulario empleado en la nueva ley de educación como, competitividad, resultados, rendimiento económico, mercado, etc, lo que muestra el nivel económico-pragmatista en la que se quiere educar a los estudiantes, eliminando educación para la ciudadanía y la reducción de la filosofía. De acuerdo, en parte con esta crítica; porque si la educación es un instrumento socializador y de adaptación a los nuevos tiempos, es indudable que hay que ser competitivo, agresivo etc, aunque no se pueden olvidar materias que nos hace ser mejores como personas o como ciudadanos, como es el caso de la filosofía o la educación artística. Por último, ¿Quién evalúa a los colegios públicos? ¿Y a los profesores? ¿Qué pasa si
los alumnos de una escuela obtienen sistemáticamente malos resultados?
¿Y si ocurre lo contrario? ¿Se les reconoce? Paradójicamente, los
encargados de evaluar a nuestros hijos no son evaluados. Crear una reválida en los cambios de ciclo que mida la excelencia, el esfuerzo, la aptitud, a nivel nacional, es de obligado cumplimiento, que elevará la calidad de nuestro sistema educativo muy lejos de la Logse, en donde el alumno podía pasar de curso con dos o mas asignaturas pendientes. Lo que es indudable, que la nueva ley debe ser refrendada por todos los partidos mayoritarios en el Parlamento, -cuantos mas, mejor- para que no sea cambiada una vez que el PP pierda la mayoría parlamentaria, y vuelta a empezar. Mal precedente el del PSOE, que se niega dialogar a priori.