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martes, 7 de mayo de 2013

PRIMAVERA Y ROMERÍA







Cuenta la Mitología griega que Perséfone estaba tranquilamente recogiendo flores en compañía de sus amigas las ninfas y de las hermanas de su padre, Artemisa y Atenea, cuando, de pronto, justo en el instante en el que se iba a hacer con un lirio, la tierra se abrió con una enorme grieta, de la que emergió Hades, hermano de Zeus y dios de los Infiernos, llevándose consigo a Perséfone. Al ser la diosa de la cosecha, la tierra se volvió estéril con la pena de la divinidad.  Zeus,  viendo triste a su mujer, Deméter, optó por pedirle a Hades que devolviera a la joven. Sin embargo Hades, listo como pocos, no en vano es señor de los Infiernos, le había dado de comer a Perséfone un grano de granada, y todo aquel que probara un bocado de cualquier cosa en el Infierno, quedaba para siempre obligado a permanecer allí. Zeus quiso que el asunto se resolviera de alguna manera, pues no podía ver a su mujer Deméter penar de esa manera por la tierra, dejando estéril todo lo que estuviera a su paso. Y hete aquí que acordó con Hades que Perséfone pasara parte del año con él en los Infiernos, y parte en la tierra con su madre Deméter. Tuvo que convenirle el plan también a Hades, que aceptó, y desde entonces Perséfone pasa una parte del año con su madre Deméter sobre la tierra, y otro tanto del año en el Infierno con Hades.
Este es el origen de la primavera para la mitología griega. El tiempo que Perséfone pasa en la tierra es tiempo de alegría para las flores, que renacen y se abren con esplendor y vivos colores. Sin embargo, cuando Perséfone vuelve al Hades, se entristecen y se cubren con la nieve y el frío del invierno.



Hoy, la Ciencia ha roto los mitos y sus explicaciones cosmológicas sobre la naturaleza. No para algunos -entre los que me encuentro- que trato de mirarlos con otros ojos, que no sean solo los de la razón, sino  los del sentimiento, la emoción y la gratitud
El mes de mayo -en nuestra cultura- siempre ha sido el mes de las flores. Cuando la primavera estaba en todo su apogeo, -mi pueblo, Abla- olía a celindos y rosas. Las flores, en una amalgama de colores y olores inundaban los últimos recovecos de un pueblo de la Alpujarra almeriense, dedicado al trabajo del campo, pero coqueto y narciso. Los huertos recostados en bancales limitaban el pueblo, entre dos ríos, en ellos, los rosales trepadores luchaban por encaramarse en balates o paredes blancas de piedra, buscando alturas y solanas donde lucir su hermosura, entre cantares de jilgueros, verderones, y chorreones de agua de una "pará" mal cerrada
Gente bulliciosa y entrañable la de mi pueblo, que con solo la mirada tierna, crea cercanía e ilusión en rostros curtidos por el sol, de palabra corta, mágica y enigmática. De gente llana que lo mismo espanta soledad con un apretón de manos, que crea ristras de flores como arco iris que tiende puentes de amistad, ofrece la petaca de tabaco en el bancal con generosidad, o sella alianzas con la mirada puesta en el cielo azul-algodonado... por la tierra sedienta que espera su regalo de mayo. Gente acogedora que hace macerar el vino en las tinajas, reposar el oro líquido de la aceituna, inventar ritmos de seguidilla en torno a la parva de pan recién hecho, crear sueños... de romería. Elevando sobre carrozas de flores mujeres bonitas, entremezcladas entre celindos, claveles y paraísos, e impregnando calles y plazas de aires primaverales al tacto de sus pies con la alfombra de pétalos de flor; elegantes y esbeltas, desprendiendo a su paso el cautivador aliento de la mirra, rivalizando en esbeltez entre flores y tallos, al rebufo del Santo Isidro, ajeno a aquel trajín, mientras un ángel desgrana la tierra para que su seno acoja la semilla de la nueva sementera. Hoy, suplicamos al Santo para que huertos y campos de labranza sean esperanza de un nuevo despertar, la de una nueva regeneración de gentes atrapadas en la incertidumbre, y que los ángeles se dediquen a la contemplación y la oración, que es lo suyo, mientras el resto trabaja la tierra. En el atardecer, la campana de mi pueblo suena plañidera en la quietud del valle, y el eco de las flores perfuma la noche: echa de menos a aquellos que partieron y como la primavera algún día volverán. "Volver", es la palabra última que sella el sueño incipiente de la familia abulense, en la nostalgia del hijo que un día partió...



A SAN ISIDRO

San Isidro labrador, hombre creyente y trabajador,
en ti se hace presente, el poder de la oración.
El "Ora et labora" benedictino, cuenta muy poco,
pues conseguiste de Dios, lo que consiguen muy pocos.

Rezar y labrar al mismo tiempo, no está al alcance de todos,
solo puede conseguirlo, un labrador tan piadoso,
que cree más en la oración, que en yuntas o mulillas,
pues a los ojos de Dios, todo son artilugios, cosillas.

Aunque en mis años mozos, te imité en la oración,
y pedí que un arcángel, me ayudase en la tentación,
mi fe no dio para más, porque siempre recaía,
lo que no me impedía, confiar en ti cada día.

La recompensa  llegó, pues no bajó un ángel del cielo,
a ayudarme en mi aflicción, pero a mi me parecía,
ver el mismo trono de Dios:

Que en suntuosas carrozas, repletas de mujeres hermosas,
en procesión y romería, el mismo Dios sonreía, 
en sus tronos, entre pétalos de rosas.

                     
                            antonio gonzález




5 comentarios:

  1. Gracias por deleitarnos con estos bellos escritos que nos acercan a la poesía y a la mitología, 🙏🙏🙏

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  2. Tu comentario me estimula a seguir escribiendo. Muchas gracias.

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  3. Precioso Antonio sigue escribiendo para poder disfrutar de ellos un abrazo para ti y mi prima

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  4. Un Abrazo, Artista 🎵🎼🎶

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