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martes, 2 de abril de 2013

ESCRACHE





Escrache es un término acuñado en Argentina, que consiste en una protesta activa contra las personas relacionadas con la dictadura, y que ahora ha recuperado la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), para presionar en la tramitación del proyecto de ley procedente de la iniciativa legislativa popular sobre la dación en pago. Es una actividad complicada porque definir sus límites legítimos implica una renuncia expresa a toda forma de violencia que deslegitimaría esa práctica. El origen de ésta práctica en nuestro país proviene de la crisis del ladrillo y de las condiciones leoninas de las entidades financieras escritas en la letra pequeña de los contratos, lo que ha generado el paro de muchos hipotecados que no han podido atender a los plazos de su hipoteca. Los múltiples desahucios y la respuesta de los afectados lanzándose por el balcón, antes de abandonar su casa, ha suscitado alarma social y un gran debate entre la población española; de ahí la creación de la PAH. Los métodos de acoso y seguimiento a los políticos hasta en su misma casa, por parte de los desahuciados, crea discrepancias sobre los derechos de libertad de expresión de unos, y los de intimidad de otros. Para el portavoz de Jueces para la Democracia, Joaquin Bosch, ningún acto de protesta pacífica, amparado por la libertad de expresión, puede ser considerado delito en una sociedad democrática; mientras que para José Luis González Armengol, portavoz de la Asociación de jueces y magistrados Francisco de Vitoria, la coacción y el modo y la forma en la que afecta a los bienes y familiares de los políticos, pueden ser delito, según los casos. Más, en una sociedad democrática, como la española, que cuenta con las instituciones legítimas para solucionar estos conflictos. Lo cierto es que los derechos de unos acaban donde empiezan los de otros. El Derecho de expresión es legítimo siempre que cumpla los requisitos de garantía y respeto marcado por la ley y los cauces que ésta establece. Toda reivindicación pierde su legitimidad, cuando utiliza la violencia como método para conseguir sus objetivos, ésta es la prueba del algodón. Sería interesante saber quien está detrás de estos grupos y qué intereses ocultos subyacen en el fondo. Es sorprendente que el acoso vaya siempre en la misma dirección: Los políticos del PP. Para los que han perdido la memoria, aquí está la hemeroteca: "EUROPA PRESS, MADRID.- 21/11/2007.  La ministra de Vivienda, Carme Chacón, anunció que la Comunidad de Madrid contará desde el 1 de enero de 2008 con los seis primeros juzgados de primera instancia de lo civil, de los diez inicialmente previstos, destinados a agilizar los desahucios. Durante la presentación del formulario de solicitud de la renta de emancipación en un acto conjunto con el Consejo de la Juventud de España (CJE), Chacón justificó la localización en Madrid de más del 50% de los juzgados especializados previstos, por ser ésta la Comunidad donde más se demoran estos procesos". Ahora los socialistas ponen el grito en el cielo y "donde dije digo digo Diego"; su credibilidad es nula. No se entiende la animosidad de la PAH solo contra políticos del PP ¿Los demás no son responsables? Lo que muestra que hay intenciones políticas ocultas y que lo que no se pudo conseguir en las urnas hay que conseguirlo en la calle. En un Estado democrático serio, las leyes se respetan, y si no gustan se cambian por los procedimientos establecidos. No creo que sea la solución, acosar a los representantes del pueblo y a su familia en sus domicilios ejerciendo violencia física y moral, o llamar asesinos a los diputados del PP en el Congreso: Ese no es el camino. Es cierto que la gente está muy harta y duda -con razón- de la objetividad de la justicia, lenta y siempre favoreciendo a los poderosos: Las entidades financieras. Hay un clamor popular de indignación contra todo lo que se mueve, después de haber inyectado el gobierno miles de millones de euros en estas entidades financieras, para sanearlas. ¿Es así como nos lo agradecen? -Se preguntan algunos- Hay diversas formas de violencia social. El escrache es una de ellas. ¿Puede haber mayor violencia social que despojar a una familia de su vivienda, en presencia de sus hijos, violentando la cerradura con la ayuda de la policía y la del cerrajero? Y siempre son los mismos: Los más débiles. ¿Solución? Luchar en la sociedad civil para crear una nueva ley hipotecaria que sea más justa y equitativa con todas las partes, convenciendo pero no venciendo.





2 comentarios:

  1. Querido hermano, es terrible ver cómo la policia despoja de sus casas a algunas familias en presencia de sus hijos; pero esto es una minoría, la gran mayoría son personas que no pueden pagar su segunda casa. ¿te parecería bien que se las pagaramos tú y yo?. Bueno pues esto es lo que pretende la PAH, con la dación en pago retroactiva. Si esto se llevara a efecto tendriamos que bajar el sueldo a los funcionarios, a los pensionistas, subir todos los impuestos, en fin, sacar de debajo de las piedras 400.000 millones de euros, porque serían muchisimas hipotecas las que trendríamos que pagar. Como verás querido hermano eso es imposible, pues por razones obvias España se vendría abajo.

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  2. Queridísima hermana de toda la vida: Pues claro que tienes razón, pero yo me he limitado a analizar un aspecto de los escraches, los DDHH, no las consecuencias económicas. De todos modos estoy de acuerdo con tu razonamiento.aunque matizaré contigo por por otros conductos. Un fraternal abrazo.

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