Sabemos por la Constitución que el Parlamento es la sede de la soberanía popular, representada por los diputados de los partidos políticos. En teoría, así debe ser, porque en la práctica se ha convertido en un circo donde priman los payasos, los equilibristas, y los ilusionistas. Porque, si bien es cierto que lo que sucede en la calle debe tener su repercusión en el hemiciclo, como fiel reflejo de la representación y concienciación de los problemas del pueblo, no de ésta manera.
El bochornoso espectáculo al que todos asistimos en la tribuna del Congreso a costa de los Diputados de ERC (Ezquerra Republicana de Cataluña), hablando en catalán -en concreto- el Señor Tardá, demuestra hasta que punto, el nacionalismo utiliza ésta tribuna y la lengua catalana, como instrumento de enfrentamiento político. Hasta tres veces fue advertido por el Presidente de que hablara en español, pero todo fue inútil: consiguió ser expulsado. Estos no quieren aprender. Utilizan las instituciones para sacar rédito político y mientras se habla de sus bufonadas consiguen tapar las vergüenzas de su socio CiU y en concreto de la familia Puyol. Eso sí, sin descuidar la educación en el odio a España y a todo lo que huele español. Inculcándoles a dos generaciones de niños catalanes, lavándoles el cerebro, de que España les roba, les oprime y es la causa de todos sus males. Pues bien, ya es hora de que se vayan enterando quien les roba y quien guarda 32 millones de euros en paraísos fiscales. El mismo que se pasea por Barcelona en un Ferrari, almacena sacos de billetes en Andorra, y acapara las ganancias de las ITV (Inspección Técnica de Vehículos)¿Dónde están aquellos que decían que eran falsos los informes policiales de la UDEF? ¿Dónde aquellos que acusaban al Gobierno Central de inventarse casos de corrupción para interferir en la independencia de Cataluña? A ver cuando los catalanes se dan cuentan del verdadero propósito de los nacionalistas...
Pero si importante es el papel de los payasos en el circo, no lo es menos el de los equilibristas. Son los socialistas. Lo de las preferentes es una estafa, que proviene de unas practicas bancarias y una supervisión inexistente
del Gobierno Socialista y que ahora se cargan, en insultos y ataques, a
quien intenta aliviar el problema y ha de comerse el marrón. Los mismos que apoyaron a unos ciudadanos que protestaron por las preferentes, de forma airada, llamando a los diputados:
“Chorizos, ladrones y sinvergüenzas”, y porque la bronca siguió en el
hemiciclo cuando diputados de las bancadas de la derecha y de la
izquierda intercambiaron gestos golpeando sus respectivas mejillas. Por
discutir, discutieron hasta los del mismo partido, porque el socialista Manuel Chaves afeó la conducta a su compañero Odón Elorza, que aplaudía a los expulsados. Paradójico y contradictorio porque fue con el Gobierno Socialista cuando se firmaron las preferentes; a muchos de ellos les hubiera gustado estar en la tribuna de invitados, dándose abrazos y besos... Es cierto que ha habido un engaño masivo de ciudadanos por parte de las Entidades Financieras, con el consentimiento del Gobierno Socialista y sus organismos supervisores, que miraron para otro lado. Estamos a favor de miles de ciudadanos, jubilados, niños, viejos con alzeimer, gente no formada ni especialista en planes de inversión, a quienes se les engañó prometiéndoles intereses superiores al 5% a cambio de poner su dinero a un riesgo excesivo, sin que esto último fuese explicado a los inversores. Ahora todo el dinero se ha evaporado y han quedado en la ruina. Pues bien, el gobierno actual del PP tiene el deber ético-político de rescatar ese dinero, y obligar a las Entidades Financieras a devolverlo a sus legítimos dueños con los intereses correspondientes. Otra cosa es la forma de expresarlo por los afectados -que nunca deben perder las formas-, y el debido respeto que merecen los parlamentarios en su función legislativa.
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