No
jugó un buen partido el Real Madrid frente al Rayo Vallecano, pese al 5 a 0. Hasta los
mejores jugadores fueron pitados por el respetable que no perdona la
derrota contra el F.C. Barcelona. Ni Cristiano Ronaldo se libró de la
pitada todo porque no pasó un balón a su compañero Morata y desperdició
una ocasión de gol. Pero hoy no toca hablar de fútbol, sino de algo más
importante que subyace en la trastienda de este deporte. Era el minuto 75 de
partido cuando Ancelotti decidió cambiar a Karin Benzema por Alvarato Morata.
De pronto apareció sobre el terreno de juego un chaval de 190 metros, rapado
y muy desconocido para la afición. Todo el mundo se preguntaba a qué
era debido ese cambio de "look" y la mayoría se imaginaba cualquier
apuesta banal o tal vez un acto penitencial muy propio del tiempo
cuaresmal. Preguntado al final del partido por su corte de pelo
respondió tímidamente: "Hay que cambiar de vez en cuando". El
canterano estaba contento porque su gol fue el mejor de la noche, pero
no dijo toda la verdad: El corte de pelo de Morata encierra una historia
solidaria con los niños enfermos de cáncer del hospital "Niño Jesús" de
Madrid. "Niños con cáncer querían hacerse mi peinado, pero no podían, así que me hice yo el suyo",
destacó el ariete, camino de los vestuarios. ¿Qué quieren que les diga?
Hay que tener un fondo muy humano para hacer una cosa así. Grande es
como futbolista pero más grande es como persona. Hay que tener la cabeza
muy bien amueblada y saber el papel que juegan los jugadores de grandes
equipos como estímulo y ejemplo de miles de jóvenes que tratan de ser
como ellos, de imitarles hasta en los mínimos detalles. Son estos detalles los que ennoblecen a nuestros deportistas y demuestran la talla humana que esconden...
El
Real Madrid -así como todos los grandes equipos- tienen Escuelas
Deportivas de formación en todos el mundo, que no solo tratan de formar
deportistas sino también personas. Entre sus objetivos fundamentales
está: Impulsar el aprendizaje deportivo para contribuir el desarrollo de
capacidades de los niños, niñas y adolescentes; fomentar las
capacidades relacionadas con el deporte, así como otras dirigidas al
equilibrio personal, a la relación interpersonal y a la
actuación e inserción social, con el fin de contribuir, no sólo a la
mejora de la motricidad, sino al desarrollo integral de la persona;
Impulsar estas capacidades desde la reflexión y la práctica,
posibilitando un desarrollo personal y social que mejore su calidad de
vida.
Es evidente que Alvaro Morata tiene un porvenir excelente como delantero centro, pero su categoría humana sobrepasa, con mucho, a su categoría profesional.