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jueves, 13 de febrero de 2014

Te has ido en silencio





En silencio. Sin hacer ruido, te has marchado. Así fue tu vida, así ha sido tu muerte. Nada especial. Nunca te gustó el ruido. Huías de toda algarabía. Desde tu rincón preferías observar y callar; después llegaba tu análisis crítico y certero. Eras callada, pero inteligente. Tu vida fue la de una excelente profesora, la de una buena persona. No has querido anunciar tu muerte; has querido evitarnos el dolor de los que te amamos. A mi me debes una cita, un café para hablar de nuestras cosas; siempre decías que sí pero luego nunca concretabas. ¿Te faltó el valor   de compartir tu  dolor o quisiste más bien taparlo. ocultarlo para sufrirlo tú sola? Sabíamos  de tu enfermedad, de la gravedad del mal que te carcomía, pero tú le quitabas importancia. Nos engañaste. Tímida, sensible, frágil, y callada, pero luchadora, fuerte en tus convicciones y con una voluntad de hierro. Así te veo, así te siento.
Recuerdo como si fuera ayer nuestras guardias por los pasillos del instituto. Allí compartíamos nuestras vivencias; allí queríamos transformar el mundo y arreglar la educación. Amábamos nuestra profesión y poníamos todo nuestro corazón en el empeño. Con la misma intensidad que el protagonista de la mejor novela del autor que da nombre a nuestro centro: Miguel de Cervantes.
Educaste a mis hijos y le enseñaste el amor por el trabajo y el esfuerzo. Ibas de frente y siempre fuiste fiel a unos principios y valores que transmitías en tus clases. Bajo las formas serias y disciplinarias, se escondía la verdadera persona, tierna, sensible, amante de sus amigos, vitalista y enamorada del arte, su gran pasión. Amabas a Italia y así nos lo transmitías cuando, con vehemencia, compartías con nosotros las pinturas de los maestros renacentistas, en aquellos viajes de estudio inolvidables, en los que nos pateábamos el Foro, los museos o las iglesias de  Roma, Florencia o Venecia, sin desfallecer. !Gracias, amiga mía, compañera, en nombre propio, en el de nuestros compañeros y en el de todos los alumnos! !Te echaremos de menos y nunca te olvidaremos! 
Hoy he sabido de tu partida. He tenido que acercarme al Instituto para cerciorarme de tu muerte. Cuando caminaba entre la lluvia menuda, un pesar y un dolor atenazaba mi alma. Decía François Mauriac que "la muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente." !Nunca aceptaré que te has marchado para siempre! Seguro que estás en uno de tus viajes,  en Petra, Estambul o tal vez en Roma o Florencia, contemplando esas pinturas eternas. Tan eternas, como el recuerdo y la huella  que has dejado en nuestro corazón...Tu nombre es, PILAR


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