EL ÚLTIMO GESTO
Ante ti estoy Jesús, amado;
manos crucificadas, abiertas
y extendidas para perdonarme,
atadas y clavadas para castigarme;
en el madero del tormento romano.
Ante tus ojos de dolor llenos,
me presento,
para que me miréis con gesto sereno,
y la ira de la justicia del buen Dios
se aplaque, por tu misericordia
y tu perdón.
No solo diste tu vida con tu hecho,
pues si quedaba duda;
también renunciaste
a tu madre, como gesto.
Por no quedarte, vertiste la última
gota de sangre de tu cuerpo,
en aquel costado abierto.
antonio gonzález
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