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jueves, 15 de noviembre de 2012

Una "cosa" llamada España





"Representamos a una cosa, que bueno, tenemos que darlo todo y respetar bajo todos los conceptos", acertó a decir en rueda de prensa, Markel Susaeta, jugador del Atletic de Bilbao (País Vasco), y seleccionado por Del Bosque para jugar un partido de fútbol en Panamá. Después de manifestar su alegría por ser seleccionado a jugar con la absoluta, en dicha rueda de prensa, elude pronunciar el nombre de España y lo sustituye por la palabra "cosa". Esta es la noticia de forma resumida. 
¿Qué quieren que les diga? Vivimos tiempos de zozobra, de identidad y de no saber quienes  somos y  qué queremos. Tiempos en los que el relativismo acampa por doquier  y donde nada es lo que es y también su contrario. Donde las palabras ocultan más que desvelan ¿Para qué sirve el lenguaje? Es evidente que para expresar lo que pensamos o sentimos utilizando las palabras con su propio significado. La palabra "cosa" significa todo y a la vez nada. Cuando pensamos el concepto cosa, no pensamos en nada concreto ni determinado que exista en la realidad. Bueno, al menos aceptemos que la palabra "cosa" tiende a considerar la permanencia de un "algo" en el espacio y en el tiempo. Menos  da una piedra; algo es algo. ¿Qué defiendes cuando sólo defiendes una "cosa"? Poco, muy poco,  -querido Susaeta- debes de querernos, cuando te avergüenzas de  llamar a tu País, España, por su nombre. ¿O no es tu País? Si no, lo coherente entonces, es haber renunciado a la llamada del seleccionador y dejar de ser un mercenario. Es cierto que los méritos para ser seleccionado, se ganan en el terreno de juego, pero los españoles queremos que aquellos jugadores que nos representan, no sólo sean los mejores en un campo de fútbol, sino que también sientan los colores de nuestro país y no se avergüencen de ello. Nadie se debe sentir obligado a jugar en la selección, si no lo siente. Pertenecer a ella es un honor y un privilegio, que tú no te mereces por auto exclusión. Lejos están los tiempos de la dictadura del General Franco, cuando se obligaba a los deportistas a actuar, ajenos a su voluntad. En democracia se puede renunciar a cualquier selección deportiva, y no pasa nada. "No se puede estar en misa y repicando" y menos se puede tener una doble moral, o cambiar de principios según convenga "Si no les gustan mis principios, tengo otros" -decía Groucho Marx-. Viene esto a raíz de la excusa del jugador en la que aclaraba con tono cándido que se refería al estilo de juego. El Sr. Villar, Presidente de la RFEF, tendría que haberlo mandado de vuelta a España inmediatamente y no permitir que jugase. Claro que a la hora de sacar el billete de avión y elegir destino, hubiera tenido muchas dificultades, rumbo a un país llamado "Cosa".





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