El río Nacimiento da nombre a la comarca del mismo nombre, donde se asienta mi pueblo: ABLA. Nace en las estribanías de Sierra NEVADA, y se nutre de las ubres del deshielo en primavera. La mayor parte del año no lleva agua y en verano, es un gran cauce de lascas y cantos rodados mezclados con arena y piedras, poso de la erosión de aguas primaverales cristalinas y de aguas torrenciales y bravas del mes de septiembre. El río, transcurre por un pequeño valle que delimita la vida del pueblo bullicioso o tranquilo, según la época. Repleto de huertos y bancales escalonados, crecen manzanos, perales y parras, acostados a las faldas de sus blancas solanas, trenzadas por ristras rojas de pimientos secos... Y la muerte, al otro lado. Donde yacen los recuerdos y el pasado de nuestros padres; junto a la ermita de sus patronos, el cementerio, rodeado de olivos y almendros, testigos mudos de despedidas no queridas y de proyectos truncados. Sus riberas fuertemente encauzadas por muros de hormigón, defendiendo lo que en otros tiempo fue río y ahora tierra de labor, marca el límite de la civilización, ordenada y geométrica y la naturaleza, anárquica y caprichosa. Pinos, castaños y nogales, bordean su nacimiento, apostados en pequeños barrancos y fallas. Entre álamos, almecinos, granados y serbales, discurre su juventud. Y Taray, cañaverales, paraísos e higueras, bordean su ribera, en lucha por conquistar terreno del río o ser tierra domesticada de labranza. Sus aguas torrenciales e impetuosas, se convierten en cristalinas, frescas y mansas, cuando discurren por la fuente Las Peñuelas, peregrinación obligada de gargantas sedientas del estío. Molinos y casas de labranza se asientan en sus orillas, buscando la fuerza del agua, que mueva la piedra y muela el grano, para ser pan de sudor y sustento de hombres y animales. Pero no hay puente sin río o camino que no lo cruce. El primero, llamado "Puente de los Santos", camino del Hades (de obligado paso al final de un trayecto, sin retorno), aunque ya sin el debido peaje de dos monedas a Creonte, porque también la muerte se ha socializado y a todos nos trata por igual; y el segundo, "Puente de las Juntas", donde nuestro protagonista pierde su soledad, su andadura solitaria, para caminar -en animada compañía- junto a su hermano mayor, el Río de la Sierra de Baza. Para terminar en compañía del Andarax, su hermano mayor.
Te miro Río Nacimiento,
hecho de recuerdos y sentimientos,
mi infancia la pasé entre tus aguas
jugando en tu ribera entre los setos,
viendo como pasa la vida
entre idas y venidas...
y muchos cuentos.
antonio gonzález
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