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lunes, 19 de noviembre de 2012

¿Cómo están Ustedeeeeeeeeees?




!Tristes, muy tristes!  contestan miles de niños y los los que no son, pero fueron. Se nos ha ido MILIKI, un payaso pegado a una nariz roja y gorda. Hoy los niños de España y del mundo lloran y están tristes, porque un hombre bueno que les hacía reir, se ha ido al cielo con la Gallina Turuleta  ¿La ha visto Usted? "Ha puesto un huevo, ha puesto dos, ha puesto tres... -déjela a la gallinita, déjela a la pobrecita, déjela que ponga diez". Ha zarpado en "un barquito de cascara de nuez, fabricado con velas de papel se hizo hoy a la mar para lejos llevar gotitas doradas de miel..."  
Cuando nos llevaban al circo, nos  sumergíamos con nuestros padres en un mundo donde lo más difícil todavía, estaba por llegar. Como la vida misma. A mis paisanos les encantaban los trapecistas y equilibristas, que de equilibrios presupuestarios sabía un rato, por estar siempre  en el filo de la cuerda -en el circo de la vida- para sacar adelante a sus familias.También eran bienvenidas las cupletistas, con escasez de ropas, y sus cantos y chascarrillos picarones, pese a la censura de las mujeres decentes del pueblo y de la Santa Madre  Iglesia. A los niños nos gustaban los payasos, siempre optimistas; sus ocurrencias siempre  disparatadas, eran un fiel reflejo de niños grandes, que ocultaban grandes dosis de sentido común. Los payasos, ponían  al mal tiempo buena cara. Su actuación, a base de risas y gracietas, aliviaba las carencias y necesidades de aquellos tiempos de penuria. El circo, instalado en las eras del pueblo, era un paréntesis novedoso de alegría y creatividad, el bálsamo de Fierabrás, frente a las duras faenas del campo y la ingratitud de las cosechas.
El circo, siempre el circo, nos ha ido acompañando como la vida misma. Recuerdo a mis hijos merendando nocilla o pan con aceite y azucar, embelesados con los payasos de la tele, descubriendo el mundo de la fantasía y de la risa, aplaudiendo o cantando al ritmo de la música. Sentados en la alfombra del salón, devorando la merienda al compás de los payasos: Gabi, Fofó. Miliki y Fofito. "-Hola Don Pepito. -Hola Don José. ¿Pasó usted ya por casa?. -Por su casa yo pasé. -A dios Don Pepito. -A dios Don José" Hoy, todos estamos muy tristes. Razones, no nos faltan.




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