He leído por ahí que para ser feliz se ha de tener amigos, autoestima y ausencia de estrés, yo añadiría otra, la salud. Es complicado tener amigos si no hay una comunicación fluida, basada en el respeto, la admiración y la comunión de intereses y afectos. Todo aderezado con virtudes que se presuponen en la amistad: La sinceridad, el aprecio por encima del "precio", la constancia, la correspondencia, y sobre todo, un verdadero afecto desinteresado que el tiempo no destruya. Los tiempos que corren son complicados y problemáticos, para mantener amistades con todo lo que ello significa. La situación política y económica no solo hace estragos en nuestros bolsillos, sino también en nuestras relaciones sociales y de amistad. Hay temas que no pueden abordarse o están prohibidos entre amigos con ideologías opuestas. Si quiere uno mantener la amistad ha de tratar al otro como a la vecina del cuarto, que cada vez que me la encuentro en el ascensor, me comenta qué tiempo va hacer, la carestía de la vida, o lo desmejorado que me encuentra por los kilos demás. Como ven, algo interesante que uno desconoce -el tiempo- y le anima a mantener un diálogo fluido con sus vecinos. Es descorazonador hablar con amigos solo de temas triviales, no porque cualquier conversación profunda te retrate, te desnude o te identifique como eres, -así debe ser entre amigos- sino porque molesta y son tabú. Mejor hablar del último partido de tu equipo o pasarse las horas muertas hablando sobre qué vestido ponerse o qué coche comprar. La comunicación es muy buena para conservar una buena amistad, pero la hipercomunicación virtual ya no lo es tanto, puesto que desvirtúa la relación personal y empobrece el contacto presencial, el lenguaje de los símbolos y los gestos, y la argumentación; como si todo se redujera a un presente que se diluye apenas aparece, en frases cortas, cuya consistencia depende mas de una batería de litio que de la firmeza de quien lo dice. Antes, se decía que el papel todo lo soporta: Hoy todo está en el aire.
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miércoles, 20 de febrero de 2013
Todo está en el aire
He leído por ahí que para ser feliz se ha de tener amigos, autoestima y ausencia de estrés, yo añadiría otra, la salud. Es complicado tener amigos si no hay una comunicación fluida, basada en el respeto, la admiración y la comunión de intereses y afectos. Todo aderezado con virtudes que se presuponen en la amistad: La sinceridad, el aprecio por encima del "precio", la constancia, la correspondencia, y sobre todo, un verdadero afecto desinteresado que el tiempo no destruya. Los tiempos que corren son complicados y problemáticos, para mantener amistades con todo lo que ello significa. La situación política y económica no solo hace estragos en nuestros bolsillos, sino también en nuestras relaciones sociales y de amistad. Hay temas que no pueden abordarse o están prohibidos entre amigos con ideologías opuestas. Si quiere uno mantener la amistad ha de tratar al otro como a la vecina del cuarto, que cada vez que me la encuentro en el ascensor, me comenta qué tiempo va hacer, la carestía de la vida, o lo desmejorado que me encuentra por los kilos demás. Como ven, algo interesante que uno desconoce -el tiempo- y le anima a mantener un diálogo fluido con sus vecinos. Es descorazonador hablar con amigos solo de temas triviales, no porque cualquier conversación profunda te retrate, te desnude o te identifique como eres, -así debe ser entre amigos- sino porque molesta y son tabú. Mejor hablar del último partido de tu equipo o pasarse las horas muertas hablando sobre qué vestido ponerse o qué coche comprar. La comunicación es muy buena para conservar una buena amistad, pero la hipercomunicación virtual ya no lo es tanto, puesto que desvirtúa la relación personal y empobrece el contacto presencial, el lenguaje de los símbolos y los gestos, y la argumentación; como si todo se redujera a un presente que se diluye apenas aparece, en frases cortas, cuya consistencia depende mas de una batería de litio que de la firmeza de quien lo dice. Antes, se decía que el papel todo lo soporta: Hoy todo está en el aire.
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