La oposición ser-no ser, la ha recibido Platón de Parménides (Frag.4 y 6): lo no existente no puede ser objeto para el pensamiento. En el Sofista, desarrolla por primera vez la oposición que se deriva de la doctrina eléata y muestra que el logos la razón debe relacionarse con un algo existente, y así poder unir lo que es con lo que no es (El pasaje célebre de la línea y la oposición de los dos mundos). Allí se muestra que tanto el conocer como el opinar don capacidades "dínamis" de la parte superior del alma del "logisticón". Esto se repite y amplía en el Libro VI. según esta doctrina el vigilante de la "polis" debe ser y solo él, el encargado de vigilar las leyes y las tareas del Estado. En consecuencia, solo quien ve la esencia de la justicia puede dar layes justas y guardarlas (484-c). Convertir a este en gobernante es lo mejor, con esta condición, que tenga experiencia y sea adornado con virtudes políticas. Aquí la gran palabra es "empereia" experiencia (484 d 6 y 7). Hay que ver por tanto ambas cosas: teoría y experiencia. El es suficientemente realista como para no ignorar el valor de la expereincia de la vida. Esta es presupuesto para ser hombre de Estado. Así se prepara ya Platón para la objeción de Adimanto sobrela inutilidad práctica de los filósofos. Por eso se hace necesario estudiar primero la naturaleza del filósofo (485-c 12).
La primera propiedad del espíritu filosófico es la visión del mundo de las ideas, de la que él adquiere la norma incommovible de la vida frente al mundo siempre cambiante. Con esto, Platón quiere superar la crisis de los Estados actuales que tienen su mas profunda causa en la ausencia de una idea conductora y meta de la vida (485 a). El filósofo -tal como lo concibe Platón- no es un profesor, ni un especialista ni un pensador creativo -en el sentido moderno de la palabra- sino una personalidad armónica en sí misma e interesada en problemas de índole universal. Platón no duda en aplicarle la clásica palabra del antiguo ideal de la nobleza ("kalokagacia").Los presupuestos éticos se unen , por tanto con los intelectuales, sin que se desgarre en ningun momento su personalidad. Ha de estar lleno de moderación ("sofron") (485-e 3) y no de ser amante del dinero ("filoxremaios") (485 -e 3); no ha de ser roñoso ni quisquilloso ("smiarologos") (486-a-5). Su naturaleza se caracteriza por la generosidad y visión de la totalidad ("megaloprepeia"). Este es el psicograma ético del filósofo. Así mismo, puesto que mira al ser total, no debe tener la vida como sumo valor y la muerte no ha de parecerle algo terrible (486-b 1), por eso una naturaleza cobarde no puede tener parte para la filosofía (486-b), no puede faltarle el espíritu de libertad (486-b 3). En suma, debe de tener un catálogo de exigencias intelectuales y práticas, que son su imagen ideal; su realidad absoluta (487-a3-5). Platón enumera nueve cualidades fundamentales: Intelectuales: Buena memoria ("mnemom"); Buen aprendedor ("eumazes"). De carácter: ("megaloprepes") Encantador ("euxaris"). Amante ("filos") de sus congeneres ("suggenes") de la verdad ("aletheia") y la justicia ("dikaiosine"), valiente ("andreia") y moderado ("sofrosine").
Platón afirma esto de un modo negativo pero global, acudiendo a una imagen del mito, la del dios Momos. Es en la mitología del dios encargado de señalar defectos de los dioses. El filósofo debe ser un hombre sin tacha (487-a 7), la exigencia suma, es unión de teoría y experiencia de la vida. Pero la realidad parece ser muy otra (487-c), así lo muestra la objeción de Adimanto basado en los hechos de la realidad. Segun esto, los filósofos o no son aptos para la vida o están corrompidos (487-b 1 hasta el d 5); objeciones muy extendidas en Atenas. Hay dos pasajes muy importantes en el Gorgias (484ss) y el Teeteto (173). En el Gorgias hace decir a Calicles que la filosofía está llena de encanto cuando se la cultiva en la juventud con medida y moderación. Pero si se la cultiva mas allá de lo necesario, ella es corrupción para el hombre. A los filósofos les falta la experiencia en las leyes del Estado en los discursos de la vida pública y en la alegría y el gozo del hombre. Resultan ridículos en la actividad pública y privada. Platón admite con sorpresa la rectitud de esta objeción, pero hace responsable de ello al Estado actual y muestra la imagen del verdadero filósofo con experiencia (496-b ss). En el Teeteto aclara mucho más la situación de aquel momento ateniense. Dice así: " Ya desde la niñez no conocen el camino hacia el ágora, a los tribunales, a los lugares de recreo o asambleas del pueblo. Ni conocen las leyes proclamadas o escritas. Ni en sueños les viene el ocuparse por los oficios del Estado; tampoco les preocupa las asambleas o si uno es de casa noble o no.Todo eso le es tan ajeno, como la provervial sentencia de medir las aguas del mar."
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