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sábado, 8 de octubre de 2011

EL PODER EN LAS SOCIEDADES DEMOCRÁTICAS


"Los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política ( que va más allá del individuo). No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia"

K. Marx, Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política




Hoy quiero iniciar mi reflexión sobre los poderes de las sociedades democráticas, con una cita de  Carlos Marx, aunque hay otros autores que tratan este tema, me parece representativo hacerlo, y lo compararé con la posición de Tocqueville, para intentar sacar conclusiones sobre los poderes en la sociedades democráticas.
Para el creador del marxismo, la conciencia es producto de las fuerzas productivas o clases sociales que son las que determinan la superestructura ideológica y por tanto al individuo como sujeto activo en la sociedad. No es la filosofía, ni la religión ni el Estado, los agentes principales que mueven a las sociedades, mas bien estos son manifestaciones ideológicas de una falsa conciencia que reside en la superestructura idelógica. Para K. Marx existe unas fuerzas sociales que somete las voluntades individuales, imponiendo sus intereses particulares sobre los intereses sociales, dependiendo del periodo histórico analizado, entre el esclavo-señor, rey-súbdito, burgués-proletario. Cuando el comunismo se instaure en la sociedad y se elimine la propiedad privada, las mayorías tomarán el poder frente a los poderosos y estos dejarán de explotar al pueblo.
Alexis de Tocqueville nos plantea que en las democracias liberales hay una máxima en la que se establece que la mayoría en acciones de gobierno, tiene derecho a hacerlo todo. Y profundizando sobre esta tesis, afirma que un pueblo  no puede nunca por definición, desbordar los límites de la justicia y de la razón y que no se debe temer dar todo el poder  a la mayoría que le representa. Pero esto, precisa Tocqueville, es servir  y conduce a la tiranía  de la mayoría. En el marxismo se establece que nunca las mayorias de desfavorecidos han poseido el poder, frente a la minoría burguesa, y que habrá que conquistarlo mediante la revolución del proletariado.
Ninguno de estos planteamientos se pueden mantener, por las razones que expongo a continuación. En ningún momento histórico la mayoría proletaria marxista ha elaborado su propia superestructura, como para influir en la opinión colectiva de las sociedades. Mas bien los "mas media" han creado una ideología a favor de la clase dirigente, sea política (patitocracia, clase dirigente, etc),  o económica (magnates de la comunicación, plutócratas, etc), que han creado una opinión pública siempre a favor de sus propios intereses, haciéndonos creer lo contrario. En cuanto a Tocqueville, no hay tal "tiranía de  la mayoría", puesto que, a veces, los partidos políticos con sus alianzas postelectorales, configuran un espectro político muy en desacuerdo con el sentir de la mayoría surgida de las urnas. De todas formas, la dictadura de la mayoría -si así se da- pertenece a la esencia de la democracia.
¿Quién ostenta el poder dominador en las sociedades democráticas modernas?: La economía y sus agentes sociales. Los grandes grupos económicos, que junto a las reglas del mercado y el capital financiero, marcan la pauta por encima de los poderes políticos y democráticos, creando mediante la "ingeniería social" estados de opinión, ajenos a los intereses de la mayoría. Otra cosa es, lo que nos hacen creer.  




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