FIÑANA
Una Dama refinada, muy Señora y guerrera,
se aposentó en una tierra para fundar su hogar,
por eso eligió un lugar de frontera, fortaleza
y almenas, ese lugar del confín de Ana,
se llama: Fiñana.
Fiñana es una villa soleada y señorial,
recostada entre dos sierras y abrazada,
por dos ríos de origen desigual:
uno baja de la nieve, angosto con aguas de cristal,
y el otro, ancho de aguas torrencial.
Ciudad noble, romana, mora...castellana,
cautivadora y soñadora de palabras y silencios,
que flotan entre las paredes encaladas
de sus casas y solariegas solanas,
hablamos de Fiñana.
En sus almenas rojizas desdentadas,
el vigía guarda el tiempo, su campana
tañe en sonido, ladra el perro,
el reloj marca las cuatro, y por la acequia,
corre el agua de Sierra Nevada.
Su Iglesia mudéjar de paredes blancas,
de ladrillo rojo su noble fachada,
y su Virgen Blanca mirando a la gente,
absorta, silente, en medio la fuente,
cantora, sonora de agua...
Allí junto a un banco en medio la plaza,
dos adolescentes se miran y abrazan,
bajo la sombra de la vieja torre,
y la dulce mirada de la Virgen Blanca,
susurran su amor con pocas palabras...
antonio gonzález padilla
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