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viernes, 6 de noviembre de 2015

La Desafección de Cataluña






Lo que está pasando en Cataluña es de traca. Vayamos por partes. Imagínense que el presidente del parlamento español Señor Posadas, en su toma de posesión se le ocurre manifestar las excelencias del programa del PP, arengando a los señores diputados a votar a favor de las propuestas dicho partido ¿Crees tú que estaría obrando correctamente? Sin duda se habría organizado la mundial y el escándalo sería mayúsculo. Pues esto que a todos nos parece demencial, por no decir antidemocrático, es lo que ha sucedido en el parlamento catalán, en la persona de su presidenta Carmen Forcadell. La persona que debe amparar los derechos de todos los catalanes y liderar un parlamento mediante su neutralidad, sin optar por ninguna opción política, se salta el reglamento y decide  quién es catalán y quien no; así a la brava. Ciudadanos, Partido Socialista de Cataluña y el Partido Popular de Cataluña, por no ser independentistas, ya no son catalanes, olvidando algo esencial: ser la presidenta de un parlamento que representa a TODOS los catalanes, y no a la mitad. Esta Señora debe responder ante la ley su transgresión, más pronto que tarde, por prevaricación y delito de sedición.
Sería simplista echar la culpa de todo lo que sucede en Cataluña solo a los políticos, o a la oligarquía catalana que vive en Pedralves, o a la intelectualidad de San Cugat. También tienen parte de culpa los ciudadanos; algunos ciudadanos con apellidos castellanos, como los Garcías, Fernández, González, Martinez, Jiménez, Pérez, Sánchez, etc. Gentes cuyos familares provienen de  alguna aldea gallega, que proceden de Extremadura o de Almería, y que han nacido en Cataluña como primera o segunda generación. Que viven diseminados por el cinturón industrial de Barcelona o en pueblos de su entorno. Son estos colectivos sociales -y no solo la oligarquía catalana- los que en un clima de xenofobia (exclusión de todos aquellos que no son de los nuestros), han optado por ser nacionalista-secesionista para ser aceptados como catalanes (lo que en términos coloquiales decimos "ser más papistas que el papa", para que nos entendamos) En este proceso sociológico identitario, este colectivo ha decido romper con España, simplemente para ser aceptado como uno de ellos, y posiblemente, no sufrir un proceso de exclusión en la vida social, laboral e intelectual de Cataluña.
Finalmente -para no extenderme más- hay que culpar de esta desafección sociológica, al descuido y desinterés de los gobiernos de España, PSOE y PP -que por razones de gobernabilidad coyuntural- han mirado para otra parte  descuidando su presencia en Cataluña.




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