UN GORRIÓN EN MI VENTANA
Cada día por la mañana,
tengo una cita temprana,
un gorrión pica las migas,
que dejo en mi ventana.
Mientras le observo comiendo,
le hablo sobre mis males,
mis andares y mis cuentos,
mis cuitas y mis pesares.
Él parece distraído,
afanado en su trabajo,
pero yo sé que me escucha,
pues me mira embelesado.
Se queda todo parado,
observándome tras el cristal,
nunca me ha interrumpido,
cuando le trato de hablar.
Es un gorrión inteligente,
instruido y competente,
no sé donde lo educaron,
pero sabe escuchar a la gente.
Seguro que no ha estudiado
en un colegio de pago
ni ha tenido profesores
que le hayan educado
Aprendió en un libro docto,
que la naturaleza donó,
aprovechó la ocasión,
que el instinto le ofreció.
A veces es más provechoso,
imaginar un mundo hermoso,
que aceptar el que tenemos,
por hostil, falso, y doloso.
tengo una cita temprana,
un gorrión pica las migas,
que dejo en mi ventana.
Mientras le observo comiendo,
le hablo sobre mis males,
mis andares y mis cuentos,
mis cuitas y mis pesares.
Él parece distraído,
afanado en su trabajo,
pero yo sé que me escucha,
pues me mira embelesado.
Se queda todo parado,
observándome tras el cristal,
nunca me ha interrumpido,
cuando le trato de hablar.
Es un gorrión inteligente,
instruido y competente,
no sé donde lo educaron,
pero sabe escuchar a la gente.
Seguro que no ha estudiado
en un colegio de pago
ni ha tenido profesores
que le hayan educado
Aprendió en un libro docto,
que la naturaleza donó,
aprovechó la ocasión,
que el instinto le ofreció.
A veces es más provechoso,
imaginar un mundo hermoso,
que aceptar el que tenemos,
por hostil, falso, y doloso.
ANTONIO GONZÁLEZ
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