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jueves, 25 de junio de 2015

Escribir es un placer





Todos conocemos las ventajas incalculables que nos proporciona la lectura: Nuestro mundo se ensacha y entra en el mundo de los  otros, participa y vive experiencias inéditas y novedosas que ni el más creativo e imaginativo podría imaginar. Leer no solo es un placer, sino la vivencia hecha experiencia en el espíritu. Pero ¿Y escribir? Muy pocos se atreven a hacerlo. La mayoría se limitan a unos cuantos mensajes para salir del paso y de forma rápida y atropellada. Hoy, gracias a internet, la gente se atreve a unir algunas letras y a contar, decir y participar de su experiencias y conocimientos, sin ningún miedo para salir de su yo y hacer partícipe a los demás de su mundo. Esto es maravilloso. ¿Por qué somos tan reacios a escribir si solo basta con tener  algo que decir y decirlo? En esto, como  tantas otras cosas, el pudor o el sentido del ridículo, juega en nuestra contra, cuando no la timidez o minusvalorar que aquello que tenemos o queremos comunicar es intrascendente. Si así lo hubieran pensado los escritores famosos, hoy no disfrutaríamos de sus obras y se habrían perdido en la noche de los tiempos. ¿Qué hay debajo de un escritor? Me imagino que la necesidad de poner en común, en público eso que bulle en su cabeza ¿Tal vez la aprobación social de muchos, la participación, el aplauso social, la soledad, la insoportable soledad del ser...? Todo eso y algo más. Al escribir "proyectas un mundo a tu medida", decía Jesús Fernández Santos; y no le faltaba razón, porque escribir es una acto creador de como ve el mundo quien lo describe y lo comparte. Si somos irrepetibles y únicos, también nuestra manera de ver el  mundo lo será; compartirlo con los otros, es un acto único, personal y novedoso..., no hay otro igual. Cuenta Dan Brown, autor del Código Da Vinci, que un día de vacaciones en en la piscina del hotel se encontró un libro abandonado en una hamaca, tan mal escrito, que pensó que él lo podía hacer mejor; es cuestión de intentarlo. 
¿Prosa o poesía? ¿Qué más da? Lo importante es lo que se dice, la forma es cuestión del momento en el que te encuentras, y cómo lo quieres decir. La poesía, exige la búsqueda de palabras exactas o precisas en un corto espacio, para expresar aquello que queremos decir; la rima y la metáfora exige un dominio de la lengua, para llegar a descubrir lo más sensible del ser humano; es un trabajo creativo de primer orden, que obliga al que escribe estar atento a sus propios sentimientos como a los ajenos. La capacidad de asombro ante cualquier detalle o el trabajo de imaginación continuo, son ejercicios creativos de primer orden, que se ponen en práctica con la poesía. La poesía no solamente nos obliga a estar atentos a nuestros sentimientos, sino también a conectar con los otros que empatizan con nuestros poemas.




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