"El doctor Pereira regresaba a casa al filo de las
dos de la madrugada tras atender un parto difícil en una aldea vecina.
Al doblar un recodo del camino se encontró con «La Compaña». Era
un grupo de unas ocho tétricas figuras vestidas de blanco y cubiertas
con sendas capuchas comandado por un pálido individuo que portaba una
gran cruz de madera. La fantasmal comitiva se movía en el más absoluto
silencio, mientras un fuerte olor a cera quemada
lo inundaba todo. De repente, el grupo se detuvo frente a la
casa de Manolo, el de la ferretería. El pánico dominó al doctor Pereira
que salió disparado, como alma que lleva el diablo, para refugiarse en
su vivienda, al otro lado del pueblo. Atrás quedaba el «mito imposible»
que había visto con sus propios ojos: «La Santa Compaña». Cuatro
días después Manolo el ferretero moría de un infarto en la tasca del
pueblo..."
La "aldea global" en la que se ha convertido el mundo tiende cada vez más a uniformar los mitos
y leyendas de los pueblos, y claro, sacados de su contexto cultural
en el que nacieron-, pierden la comprensión y el sentido que tuvieron en
el contexto que les vio nacer. Mc Donald y Coca Cola no han tenido
dificultades de adaptación porque el gusto del beber y el yantar, como
necesidad fisiológica, se asimila más fácilmente que la actividad
cultural. Imaginarse la Virgen del Carmen en una barcaza por el Hudson
de Nueva York en romería, rodeada por pequeños barcos de pescadores al
compás de sus bocinas, (como que no va).
La Santa Compaña es una leyenda típica de Galicia cuyo significado sacado fuera de contexto, no tiene sentido. ¿Mito, leyenda, superstición? De todo un poco. En cada pueblo y rincón de Galicia se manifiesta de un modo diferente. Este fenómeno se explica por los accidentes geográficos de la región y la poca luminosidad de los caminos frondosos que tienden a confundir a grupos de contrabandistas de tabaco o la droga, con estas figuras espectrales; no les falta sentido común quienes así lo explican, porque en la actualidad se ve cada vez menos en la moderna Galicia. En la pileta de mi pueblo salía un cura sin cabeza por las noches, como castigo penal por sus pecados. Leyendas cuyo origen se desconoce y su significado también y que pertenecen al mundo de la fabulación con alguna intencionalidad pedagógica. Como tampoco lo tiene Halloween, una costumbre americana que se está imponiendo en España a costa de sustituir -cuándo no eliminar- nuestro rico folclore de mitos y leyendas.
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