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viernes, 24 de octubre de 2014

!This is Anfield and...This is Real Madrid!





Decía Platón que entre las ideas del universo la más hermosa y primera en la jerarquía era la idea de Bien, junto a  la idea de Belleza; las demás también eran buenas en tanto en cuanto participaban de ellas: la ética siempre  unida a la estética, la bondad a la belleza...Las cosas son buenas y agradables, no por sí mismas, sino porque participan de estas ideas y las imitan, porque se parecen a la idea como la copia al original. Por eso amamos "lo Bueno" y "lo Bello".
Desde el miércoles, Anfield Road quedará grabado en la historia del Real Madrid. El campo del Liverpool fue el escenario de una de las mayores exhibiciones del equipo blanco en la era moderna, digno de la belleza del mundo de las ideas platónico. ¿Qué diría yo? Presenciamos el fútbol en su idea original, en su esencia; allí donde nació y tomó su nombre el fútbol !Fue fantástico para los amantes del deporte y para los seguidores del Real Madrid! "You ll'never walk alone" cantaban miles de gargantas de "supporters" del Liverpool FC, en unas gradas que por su colorido rojo parecían las fauces del infierno donde el equipo blanco sería inmolado en el altar de los dioses ávidos de sangre. No. No sería por falta de aviso ni a traición, ya que antes de saltar al terreno de juego por un agosto pasillo donde solo cave una persona, justo en el dintel de la puerta que desenboca en el campo, hay unas letras que rezan así para los olvidadizos: "THIS IS ANFIELD" (Esto es Anfield) Una llamada de atención. Quién avisa no es traidor. Es la arena verde donde las gestas de los Reds (Rojos) han mostrado al mundo del balón las azañas del pentacampeón de Europa, el club con más historia y solera de las islas: Bill Shankly, Robbie Fowler, Steve McManaman, son una muestra de su esplendoroso pasado. 
Miles de bufandas, banderas y gritos de guerra enaltecen a los jugadores locales y paralizan las piernas del adversario, propio de un partido de Liga de Campeones de Europa. El pitido del árbitro es el sedante apropiado para desatar los nervios que carcomen a los jugadores, deseosos de que aquello empiece cuanto antes. El Madrid comienza templado, concentrado y ordenado. La pelota corre de un lado hacia otro dibujando líneas imaginarias al compás del movimiento de sus jugadores. El Madrid, toca y toca, con lentitud simulada, estudiando al contrario y reteniendo el balón en su poder, sabedor que no corre peligro la integridad del resultado, mientras no lo pierdan. A medida que pasa el tiempo, la máquina comienza a acelerar en velocidad y precisión, conforme se van acercando a la portería del Liverpool. El contrario, recula, obligado por la presión y la marca, pierde el balón y surge el desconcierto..., van tras el balón, mendigando poseerlo, pero el Madrid lo acapara, lo esconde, acelerando y desacelerando según conviene; ocupa los espacios en un alarde de estrategia física, precisión, rapidez y técnica, que somete al adversario a un vagar por el campo, desconcertado e impotente. Paredes, aceleración, desmarques, regates..., una lección de  fútbol que el educado público inglés premia con silencios y después con aplausos, dando muestras de su "fair play". Tres  goles a cero fue el resultado final. Anecdótico, si me apuran. Es noche cerrada. La niebla ocupa las gradas desiertas de "supporters" envolviendo en su frío abrazo el "This is Anfield". Allá en el firmamanto platónico de las ideas, brilla una con luz propia: "This is Real Madrid". La Historia continúa...



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