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lunes, 20 de octubre de 2014

"La Marca España"





Está de moda hablar en nuestro país sobre  "La Marca España". Pero, ¿Qué se entiende por esta expresión? Veamos. Fueron tantos los desastres y despropósitos de algunos monarcas españoles  (sálvese quien pueda), que tuvo que venir el mismo "Corazón de Jesús  a reinar en España" (así rezaba una canción religiosa en la postguerra). Eran tiempos de dictadura, de nacional catolicismo, de Acción Católica, y el pueblo, -monárquico por tradición- se regía por el reinado de Dios en España, ya que el borbónico estaba prohibído por el régimen del General Franco, y la antipatía y desconfianza que sentía el dictador por Don Juan de Borbón era notoria. Así no es de extrañar la seguridad con que vivíamos en nuestro país, gobernados bajo el amparo divino, el régimen,  y  la advocación de la Virgen en "la tierra de María Santísima", en nuestra Andalucía.
Hoy, el mercado ha sustituido a la religión y somos "Marca España" (cada época manifiesta sus señas de identidad. De "la reserva espiritual de occidente" a la Marca España) ¿Qué les parece el cambio? Han bastado cuarenta años para restaurar la monarquía del cielo a la tierra, y otros cuarenta, para convertirnos a la nueva religión de los mercados: "Ora et labora". De pronto, hemos sustituido los devotos consejos del obispo y del padre espiritual por las recetas de los asesores fiscales (¿Quién no tiene hoy en día un asesor fiscal?) y los economistas, sobre primas de riesgo, interés, inflación, productividad, balanza de pagos, exportaciones-importaciones, déficit público, etc. España es una marca donde lo económico prevalece sobre lo social, un producto que hay que vender al exterior.  Antes, vendíamos sol y playa, exportábamos transiciones modélicas de la dictadura a la democracia (en crisis actualmente), hasta nos considerábamos la "reserva espiritual de occidente" (???). Hoy, nuestras empresas construyen vías de tren AVE en el desierto, exportamos jamón de pata negra, aceite de oliva virgen, vinos, moda y hasta coches con patente extranjera... Hemos vendido y encomendado nuestra alma al diablo en forma de mercado. Por vender que no sea. España es una gigantesca marca expuesta en el escaparate internacional del mundo, en cuyo frontispicio se lee: Competitividad. La pregunta es obvia ¿Sólo eso?
En las Naciones Unidas nos han votado 133 delegados para ser miembro del Consejo de Seguridad. La política Exterior española ha recobrado el prestigio y la imagen que perdió con Trinidad Jiménez  ministra de AAEE con Zapatero (al menos ese es el mensaje que el gobierno del PP está vendiendo a quienes quieren oírle). Otros piensan que no es para tanto, y que en nada cambia que los interlocutores internacionales sean,  Obama, Merkel, Cameron, Holland, y no Castro, Evo Morales o Chavez. Creo que sí importa. Pienso que España debe estar con los países de su entorno y participar en los foros internacionales donde se dirimen cuestiones de importancia para la paz y el desarrollo de los pueblos; pensar lo contrario y no valorar esta política exterior es no comprender el papel relevante que debe jugar España en el concierto internacional. Por aquí, después de 500 años aún seguimos custionándonos quiénes somos, dando la sensación de que España recobra credibilidad en el mundo, y que creen más los foráneos en nuestras posibilidades como país, que nosotros mismos.


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