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miércoles, 1 de febrero de 2012

ÍCARO



Icaro, hijo de Dédalo y Naucrates, fue encerrado junto con su padre dentro del laberinto por los engaños cometidos al Rey Minos. Con el pasar del tiempo a Dédalo se le ocurre la idea de construirse alas para escapar del laberinto, y comienza a juntar plumas, las cuales va uniendo con trozos de lino abandonados en el laberinto y cera  extraída de los panales de abejas. Así conforma los dos pares de alas que los elevan hacia el cielo de Grecia. Los primeros momentos de vuelo son complicados, por lo cual Dédalo recomienda a Icaro que vuele siempre a una altura media: ni demasiado bajo, para no hundirse en el mar, ni demasiado alto, para que el sol no quemara las frágiles plumas. Dédalo llevando la delantera no observa que Icaro, deslumbrado por la belleza del cielo y con la música de los pájaros, comienza a cobrar altura poco a poco. Hasta que llega el momento en que los rayos del sol comienzan a ablandar la cera que sujetaba las plumas y éstas empiezan a desprenderse poco a poco hasta que Icaro cae al mar. Cuando Dédalo mira atrás, no encuentra a su hijo, pero ve dos alas que flotan en el mar.

La crisis de Spanair es una bomba de relojería que puede explotar aún más a la Generalidad de Cataluña. En torno a 4.000 trabajadores, entre directos e indirectos, perderán su trabajo. El problema excede lo laboral para centrarse en lo político y en ella algunos pueden dejarse muchas plumas. El gobierno Catalán harto de inyectar dinero en un pozo sin fondo, ha decidido cerrar la eorolínea, tratando de reducir el impacto lo menos posible entre los trabajadores y usuarios. Los hechos parecen demostrar todo lo contrario en lo económico y peor en lo político. Hay sectores que critican la gestión en Spanair argumentando una arriesgada operación política por parte de los políticos catalanes, invirtiendo 150 millones de euros en una compañía que pretendía ser el símbolo de una nación: Cataluña. Y precisamente por eso fracasó.
A los independentistas, el hecho les sirve para alimentar sus tesis de que el boicot de Madrid a Cataluña fue la causa del desplome de la compañía aérea. Joan Puigcercós, ha dicho en el Parlamento Catalán que “nos han cerrado las puertas al control del Aeropuerto y a disponer de una compañía de bandera. Es decir, sin hub ni vuelos intercontinentales desde Barcelona, tal como pretendía la nomenclatura del Ministerio español del ramo y la compañía Iberia. Si El Prat sale adelante y se convierte en un importante centro de conexiones intercontinentales, Barajas tiene un problema y la compañía española también”. La culpa, como siempre, es de Madrid. Nada nuevo bajo el sol. La consecuencia es un referéndum en Cataluña y la independencia como corolario.
En el lado opuesto Albert Rivera, presidente de Ciutadans, ha defendido en el Parlamento que  “Los más de 150 millones de euros perdidos de dinero público es un ejemplo de cómo estamos y esto es responsabilidad de aquellos gobernantes, tanto del Gobierno Tripartito de Montilla como del Gobierno de Mas, que han autorizado la compra de una empresa que era inviable desde el punto de vista técnico y económico y que sólo tenía como solución salir al mercado”.

Según El Confidencial (30-01-12), "empresarialmente, el negocio era una ruina por varios motivos: primero, por los elevados costes que tenía la compañía; y segundo, por la necesidad de mantener rutas aunque éstas fuesen deficitarias. Pero el objetivo había de ser abrir Cataluña al mundo. Todo lo demás era secundario. La Generalitat vio la posibilidad de poder disponer de una compañía aérea que podía ser identificada con el país y no lo dudó: apostó con los ojos cerrados por Spanair.
Uno de los empresarios que invirtió dinero en Spanair, a través del pool empresarial privado que reclutó la Generalitat señala también a El Confidencial que “la gravísima situación de la compañía no viene de ahora, sino que era vox populi que no podría tirar adelante. Además, cualquier entendido en aeronáutica sabía que el proyecto, tal y como estaba planteado, era inviable”. Para este empresario, lo que hizo la Generalitat fue “un salto adelante, comenzar a invertir dinero a la espera de que la crisis remontase y se contuviesen, como mínimo, las pérdidas. Pero empresarialmente era un suicidio, ya que la coyuntura económica, con una contracción de la demanda, una competencia feroz y los precios del carburante subiendo, aconsejaban mucha prudencia. Cualquier otra compañía habría ajustado costes, habría tomado medidas, habría reajustado sus líneas y variado su estrategia. Incluso se habría planteado un expediente de regulación de empleo. Pero el dinero público entraba y nosotros, de rebote, nos sentíamos perjudicados porque ya sospechábamos que no se podría remontar y que lo que se hacía era alargar la agonía. Cada vez había menos posibilidades de recuperar la inversión.
Cuando la política se queda sin argumentos, hecha mano de la ficción alegórica. La oligarquía en el poder necesita justificar su acción irresponsable de gobierno inventando "enemigos ficticios"  a quien culpar: Madrid siempre tiene la culpa. El hombre es un poderoso genio constructor que acierta a levantar mitos sobre cimientos inestables. Así lo hicieron Puyol, Montilla y actualmente Artur Mas: edificar un edificio nacionalista con alas de cera ideológicas, sin tener en cuenta los peligros que acarrea acercarse demasiado al sol sin preveer sus consecuencias.


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