EL TRIBUNAL SUPREMO CONDENA A GARZÓN A 11 AÑOS DE INHABILITACIÓN POR LAS ESCUCHAS DE LA GÜRTEL
El Tribunal Supremo ha condenado a Baltasar Garzón a 11 años de inhabilitación por ordenar la interceptación de las comunicaciones que mantuvieron en prisión los principales imputados en el "Caso Gürtel" y sus abogados, han informado fuentes jurídicas. El Alto Tribunal lo ha inhabilitado por actuar "a la altura de regímenes totalitarios" con los imputados de la "Gürtel". La condena señala que el magistrado de la Audiencia Nacional vulneró de forma "drástica e injustificada" el derecho de defensa de sus investigados, lo que le supondrá la "pérdida definitiva" del cargo.
El fallo ha sido comunicado personalmente al aún titular del Juzgado Central de Instrucción número 5, que se desplazó esta mañana a la sede del Tribunal Supremo. Tras conocer la sentencia, un poco antes de las dos de esta tarde, Garzón ha abandonado con semblante serio el alto tribunal sin realizar declaraciones.
La sentencia del Alto Tribunal, que se ha aprobado por unanimidad de los siete magistrados que juzgaron a Garzón por las escuchas, supone la "pérdida definitiva" de la condición de juez del hasta ahora titular del Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional. (ABC.es 09/02/12)
"El fin nunca justifica los medios" y menos cuando los fines están en peligro de no alcanzarse por estas prácticas, lo cual hubiera enfadado mucho a la "progresía" por no descubrir la trama Gürtel bajo la influencia del PP. Esto lo sabía Garzón y si no lo sabía era su obligación saberlo, como juez en activo de un Estado de Derecho y por la relevancia social de su función.
Creanme que no me alegro del mal ajeno y menos de este caso, donde se condena a un juez que tanto ha luchado contra el terrorismo y el narcotráfico;pero aquí no se juzga la trayectoria de un magistrado, sino su actuación como autor de dos delitos, uno de prevaricación y otro contra los derechos fundamentales al haber ordenado la intervención, grabación y escucha de las conversaciones mantenidas por unos presos preventivos con sus abogados. ¿Acaso es el primer juez condenado por prevaricación? "¿Usted estaría dispuesto a que le grabaran las conversaciones con su abogado en el caso de que tuviese una pendencia con la justicia? Cualquier juez, no sólo Garzón. ¿Usted está dispuesto a que le puedan espiar? ¿A que conculquen sus derechos? (...) Si es que no, no casa con defender al juez Garzón". Se pregunta Carlos Herrera en Onda Cero. El derecho entre presos preventivos y sus abogados defensores a mantener la privacidad de sus conversaciones, son sagradas en nuestro ordenamiento jurídico con las excepciones de delitos terroristas y autorización judicial motivada. Es evidente que no se daba ninguno de los anteriores supuestos. El juez, a sabiendas y de forma inequívocamente grosera, ha conculcado este derecho retrotrayéndonos a modelos judiciales propios de países totalitarios. La ley es igual para todos los españoles -incluido Garzón- y no puede haber excepciones. Garzón ha sido juzgado y condenado por el Tribunal Supremo, compuesto por siete magistrados que por unanimidad -sin ningún voto particular- lo han declarado culpable, razón de más para confiar plenamente en su veredicto. Yo me pregunto: ¿Todos los magistrados están equivocados? ¿Todos le tienen manía? ¿Todos se han puesto de acuerdo por razones ideológicas o políticas? No. Invito a que lean la sentencia y sus fundamentos jurídicos de Derecho, para salir de dudas. Solo nos resta acatar la sentencia, aunque no sea de nuestro agrado. Hoy es un gran día para todos los españoles. Bien es cierto que no debemos alegrarnos por la condena de un semejante, sino entristecernos, lo cual no quita que nos sintamos orgullosos de nuestro Estado Democrático de Derecho.
Creanme que no me alegro del mal ajeno y menos de este caso, donde se condena a un juez que tanto ha luchado contra el terrorismo y el narcotráfico;pero aquí no se juzga la trayectoria de un magistrado, sino su actuación como autor de dos delitos, uno de prevaricación y otro contra los derechos fundamentales al haber ordenado la intervención, grabación y escucha de las conversaciones mantenidas por unos presos preventivos con sus abogados. ¿Acaso es el primer juez condenado por prevaricación? "¿Usted estaría dispuesto a que le grabaran las conversaciones con su abogado en el caso de que tuviese una pendencia con la justicia? Cualquier juez, no sólo Garzón. ¿Usted está dispuesto a que le puedan espiar? ¿A que conculquen sus derechos? (...) Si es que no, no casa con defender al juez Garzón". Se pregunta Carlos Herrera en Onda Cero. El derecho entre presos preventivos y sus abogados defensores a mantener la privacidad de sus conversaciones, son sagradas en nuestro ordenamiento jurídico con las excepciones de delitos terroristas y autorización judicial motivada. Es evidente que no se daba ninguno de los anteriores supuestos. El juez, a sabiendas y de forma inequívocamente grosera, ha conculcado este derecho retrotrayéndonos a modelos judiciales propios de países totalitarios. La ley es igual para todos los españoles -incluido Garzón- y no puede haber excepciones. Garzón ha sido juzgado y condenado por el Tribunal Supremo, compuesto por siete magistrados que por unanimidad -sin ningún voto particular- lo han declarado culpable, razón de más para confiar plenamente en su veredicto. Yo me pregunto: ¿Todos los magistrados están equivocados? ¿Todos le tienen manía? ¿Todos se han puesto de acuerdo por razones ideológicas o políticas? No. Invito a que lean la sentencia y sus fundamentos jurídicos de Derecho, para salir de dudas. Solo nos resta acatar la sentencia, aunque no sea de nuestro agrado. Hoy es un gran día para todos los españoles. Bien es cierto que no debemos alegrarnos por la condena de un semejante, sino entristecernos, lo cual no quita que nos sintamos orgullosos de nuestro Estado Democrático de Derecho.
razón no te falta en el sentido de que la sentencia es jurídicamente impecable, perfectamente motivada. Ahora bien, no debería sorprendernos que, a pesar de ello, exista una parte de la sociedad que discrepe en cuanto al fallo, cosa que no me desagrada, por mucho Tribunal Supremo que sea, la gente puede no estar conforme con sus resoluciones. En este sentido, nadie se ha puesto las manos en la cabeza cuando en casos públicamente conocidos, veáse caso Marta del Castillo, se ha criticado el fallo de las sentencias... igual de Magistrados son unos como los otros.
ResponderEliminarPor otro lado comprendo igualmente el malestar de parte de nuestros conciudadanos y lo difícil que es aceptar cómo un caso como éste ha tenido una instrucción y una resolución rapídisima y otros casos de corrupción (caso Fabra de Castelló) han llegado a prescribir por el transcurso de los plazos legales y no se haya podido ver sentado en el banquillo de los acusados a un político que, al parecer, ha arruinado a una ciudad a base de operaciones poco legales (sin mencionar el hecho de haber construido un aeropuerto que nunca tendrá licencia para vuelos y haberse hecho una estatua en la entrada del mismo que ha costado cientos de miles de euros). Por eso digo que comprendo y me sumo a la indignación de muchas personas, al menos en parte, y ello porque no comprendo cómo por matar a una persona en España la pena prevista legalmente es de 10 a 15 años de prisión y a Baltasar Garzón le hayan impuesto una pena que, sin ser de prisión, le supone un perjuicio personal completamente desproporcionado. Sorprende igualmente el hecho de que casos de cohecho que a la sociedad nos han parecido evidentes (caso Camps) terminen con una sentencia absolutoria mientras que otros terminen de la manera que hemos comentado. Por último añadir que aunque evidentemente lo hecho por Garzón constituye un delito no puedo dejar de pensar qué tipo de conversaciones puede tener un imputado con su abogado y si en el transcurso de las mismas no se han cometido o planificado nuevos delitos (cómo ocultar patrimonio, cómo mentir en los interrogatorios, cómo evitar que se impute a socios/amigos/colaboradores y un larguísimo etcetera.
Gracias y un abrazo. Jesús CH.
La condena de Garzón por prevaricación muestra que ningún juez puede erigirse por encima de la justicia y menos cuando la ideología termina por imponerse a costa de la imparcialidad y la objetividad del juzgador. Las opiniones de mis lectores siempre serán bien recibidas aunque discrepen de las mias.Te agradezco la atención que me prestas. Un abrazo.
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