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miércoles, 8 de junio de 2016

Crisis del 78?






Ayer supimos de las agresiones de un grupo de nacionalistas contra dos señoras que hacían propaganda por la Selección Española de Fútbol. Este episodio y otros más violentos que se están generando en Barcelona, nos lleva a analizar en todo su contexto sociológico cuales son las causas que lo producen y sus resultados. ¿Qué esta pasando en la Ciudad Condal y por ende en Cataluña? ¿hay Kale barroca en Barcelona? ¿Es la sociedad catalana una sociedad violenta? ¿Se supedita todo lo que hay que supeditar por razones ideológicas afines al nacionalismo separatista? ¿Qué transformaciones ha sufrido la sociedad catalana para olvidarse de la Constitución y del espíritu del 78? Estas y otras preguntas son las que nos hacemos y cuyas respuestas no son fáciles de contestar.
Siempre hemos considerado que el problema que subyace en el fondo de los nacionalismos y de los populismos, es la educación. La educación ha sido siempre en España una cuestión más política que formativa. No se entiende que en cada legislatura haya que cambiar de modelo educativo y todo por razones ideológicas. La descentralización educativa y las competencias asumidas por las CCAA, han sido aprovechadas por los nacionalistas para inculcar en la juventud un odio visceral a todo lo que significa España de difícil erradicación. La complacencia del Estado central y el mirar para otro lado, ha sido bochornoso por no llamarlo de otro modo. Los resultados están aquí: la que tendría que haber sido la generación más preparada de la historia ha devenido, en sus casos más extremos, en okupas, perroflautas, indignados, en jóvenes cuya misión principal de la vida es protestar, manifestarse, ocupar espacios y pisos vacíos y exigir a la administración que se pliegue a sus deseos, y les resuelva sus problemas. ¿Es esta la generación preparada para mantener el progreso de nuestro país? ¿Son estos los trabajadores  cualificados que van a mantener la seguridad social y el pago de las futuras pensiones? ¿Estos cuyo modelo es Venezuela y reciben dinero de regímenes antidemocráticos?.
Pero si la crisis educativa es un fiasco, como así lo afirma el informe PISA ¿Qué decir del modelo político bipardista? La transición política del 78 se ideó para la alternancia del poder en España entre dos partidos hegemónicos: PP y PSOE. Hoy las cosas han cambiado y donde había dos hay cuatro. Las mayorías se han acabado en España y no se puede gobernar si no es a través de pactos, cosa insólita que hasta ahora nunca había sucedido. Se impone una nueva forma de hacer la política como consecuencia de la crisis económica -su consecuencia más inmediata, el paro- , y la corrupción. Por lo dicho, la crisis del 78 se ha iniciado como consecuencia del declive del bipartidismo, alimentado por los nacionalismos -cada vez más insaciables- y poniendo al Estado central contra las cuerdas. La profunda crisis del PSOE hay que situarla en este lugar. El partido más importante de la transición se desmorona como un castillo de naipes. Esto, indudablemente no es bueno para España ni para el propio partido. El  hundimiento del PSOE no es nada bueno para nuestro país, pese a a que algunos del PP así lo crean. La pregunta es incuestionable: ¿Puede mantener un solo partido hegemónico con 130 diputados la unidad territorial sin la ayuda del otro? 
Esta empresa ha de ser liderada por estos dos grandes partidos PP y PSOE, puesto que Ciudadanos es un partido minoritario de reciente creación y Podemos ya sabemos lo que quiere: imponer un frente popular de  extrema izquierda contrario a Europa y al mercado. 
La crisis del  modelo territorial procede de Cataluña y no del País Vasco, como sucedió en épocas pasadas. Después de haber vencido a ETA, pese a que no ha entregado las armas, las aguas se han calmado en el País Vasco, no así en Cataluña. La desobediencia sistemática de los independentistas catalanes, ante los requerimientos del Tribunal Constitucional, hacen de este territorio un caso de insumisión ante la ley. Pero es evidente que donde no se respeta la ley no hay democracia ni buen gobierno. La desobediencia de los nacionalistas antisistema es preocupante, pero lo es más la desobediencia de algunas instituciones que deberían dar ejemplo de respeto a la ley y no lo hacen, como el Parlamento Catalán, el Gobierno de la Generalidad y algunos ayuntamientos. "Cataluña está  en manos de diez antisistema partidarios de la comuna tribal y de la abolición de las compresas" (Ignacio Camacho, Peridista Digital) ¿Por qué un ciudadano catalán debe obedecer los mandatos de las autoridades catalanas cuando éstas no respetan las del Estado central? ¿Cómo puede constituirse en "autoridad" quien se comporta como un simple disidente revolucionario? Como consecuencia de ello, Barcelona, sufre en sus calles una violencia o "Kale borroca" que hace temblar la seguridad de sus ciudadanos y sus propiedades, aunque algunos miren para otro lado o apoyen a los violentos como es el caso de la alcaldesa de Barcelona Ada Colau, quien ha tomado partida por sus antiguos compañeros antisistema.
El desmoronamiento de la burguesía catalana -ahora en manos de la CUP- (partido nacionalista catalán de extrema izquierda) junto a la desaparición de CDC (Convergencia democrática de Cataluña) diluido en Junt pel Sí, y la irrelevancia del PSC (Partido Socialista Catalán), hacen cada vez más inviable la solución y el encaje de Cataluña con España y su propia gobernabilidad.



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