Su delito fue montar una mesa donde se repartía propaganda para ver los partidos de la Selección Española en Barcelona. Sus armas dos banderas una de España y otra de Cataluña y unos cuantos folletos sobre la mesa. Como ven, "unas peligrosas terroristas" en plena calle de Barcelona expandiendo una peligrosa ideología como es la propagar el seguimiento por televisión de la selección de fútbol de tu propio país. Pero cinco energúmenos nacionalistas independentistas (por no llamarles de otra forma), encapuchados, se lo impidieron moliendoles a palos por el suelo, destruyendo su mesa y causando traumatismos de cierta consideración. Estos son los hechos, contados escuetamente. Esta noticia no habría salido a la luz de la opinión pública, si por casualidad no hubiera sido tomada por uno de los transeúntes que lo difundió en las redes sociales. Ni TV 3 (la cadena al servicio del nacionalismo de la Generalidad de Cataluña) ni ningún periódico de renombre en Cataluña dio la noticia, hasta pasadas las siete de la tarde de ayer domingo, cuándo obligados por las redes sociales se vieron obligados. La verdad, no nos extraña en una región española donde el nacionalismo independentista campa por sus fueros, y donde la prensa que se supone neutral y objetiva, ya emitió una editorial conjunta, cosa inédita en un país democrático y única en el mundo. Tampoco ha habido denuncia de las asociaciones progresistas feministas catalanas, en otros momentos beligerantes con las agresiones contra la mujer (ya se sabe que quien se mueve no sale en la foto). Hasta el momento no ha habido detenciones aunque los Mozos de Escuadra (polícia autonómica catalana) están en ello. Todo esto sucede en Barcelona, una ciudad con serios enfrentamientos en el Barrio de Gracia por causa de "los scratchs".
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