El sentido común es al intelecto lo que el bien común es a la ética. Se entiende al menos teóricamente que la política es un quehacer cuyo objetivo primordial es la consecución del bien común. Aquellos políticos que anteponen su bien particular al bien comunitario tarde o temprano lo pagarán. Los españoles han hablado alto y claro en las urnas asumiendo su responsabilidad cívica mediante el voto. Su trabajo está hecho; es hora de los elegidos para poner en práctica el mandato del pueblo. El pueblo español espera de sus políticos altura de miras y capacidad de diálogo más allá de cuestiones partidistas o rencillas personales. Los políticos han sido elegidos para solucionar problemas, no para crearlos. Rajoy, Sánchez y Rivera, están obligados a entenderse porque el tiempo apremia. Son muchos los problemas acumulados que necesitan urgente solución y esto solo puede ser llevado a cabo por un gobierno fuerte y estable. Por ahora asistimos atónitos al mismo estribillo de las pasadas elecciones, pero que nadie se lleve a engaño, aquel líder que no tenga capacidad de diálogo o de encontrar nuevas soluciones, que se marche y deje a otros que lo hagan, porque no habrá unas terceras elecciones. Ni España ni el pueblo lo soportaría, y ellos lo saben muy bien. También Mariano Rajoy que cuenta con esta bala en la recámara.
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