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martes, 1 de julio de 2014

Desnudos en el ágora




En un encuentro entre amigos uno de ellos se quejaba que nunca estaría en facebook porque era como estar desnudo en medio de la plaza y, claro, con nuestra edad no estamos para exhibiciones en público porque se nos ven las vergüenzas. "Si alguien no le gusta lo que escribes o no está de acuerdo con una determinada posición, puede exhalar un exabrupto, mandarte al carajo o a otro sitio aún peor". Quien públicamente quiere compartir algo puede ser querido y admirado, reconocido, enriquecido, o rebatido mediante argumentos, etc., pero puede suceder todo lo contrario, insultado, vejado, incomprendido, y hasta puede crearse enemigos que le hagan la vida imposible. Todo, porque hay que pagar un precio por la libertad de decir lo que se piensa, eso sí, pensar antes lo que se dice y hacerlo con respeto procurando no faltar a nadie, cosa fácil de decir pero difícil de hacer. Otra cosa es -me decía mi amigo- escribir en un blog, porque aunque también es público, los que entran a leerlo pueden tener una cierta afinidad con el que escribe, e incluso el dueño del blog puede retirar los comentarios inoportunos si estos le desagradan. Siempre tendrá  el control de su blog, cosa que no sucede en facebook. A una querida amiga, que también escribe en un blog y algunos relatos en el periódico con empeño encomiable, le recomiendo prudencia, porque sus escritos manifiestan la desnudez de su interior. El que escribe mucho sobre una persona acaba revelando más de la personalidad del sujeto que del objeto. Dicho de otra manera, cuanto más hablas o escribes sobre alguien o algo, al final  lo que haces es manifestar mas detalles de tus gustos, tus manías, tus miedos y tus prejuicios.


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