Doble vara de medir

El reciente fichaje de Luis Suárez por el Barcelona por 81 millones de euros aproximadamente, no ha sido  bien recibido por algunos socios y simpatizantes del club catalán por ser, a juicio de ellos, un mal ejemplo que atenta contra los valores del "fair play", que tanto ha caracterizado al Barça. Independientemente del debate deportivo sobre la falta de un delantero más, teniendo a Messi y Neymar, -en el que aquí no entramos- el problema se centra en el aspecto moral. No es que consideremos a Luis Suárez como un apestado o un estigmatizado de por vida por su fea acción en el campo de juego, o que no pueda seguir jugando al fútbol en el equipo que le plazca, ni que consideremos la sanción de la FIFA justa (es más, creo que es injusta y desmesurada), sino que consideramos que la vara de medir del Barça no es la misma cuando se trata de justificar su comportamiento frente al de otros equipos, como es el caso del Real Madrid. El club que desde la Masía se enorgullece de inculcar a sus jóvenes valores morales deportivos y se presenta a la opinión pública como adalid del "fair play", ahora, cuando por cuestiones económicas o deportivas le conviene fichar a un jugador, cuyo comportamiento no es un modelo a seguir, mira para otro lado. El mismo club que manifestó que jugadores como Pepe nunca podrían pertenecer a su disciplina por su mal comportamiento, o que Cristiano Ronaldo no es un buen ejemplo a seguir por su soberbia y altanería, o que  Mourinho nunca podría ser entrenador en "camp Barça" porque allí los valores sí que importan; cambian su discurso y todo se mira bajo el prisma de la rentabilidad: Ganar, ganar y ganar. Esto lo hace un club que tiene sobrados motivos para no dar lecciones de ética deportiva a nadie, después de conocer los problemas del Barça con la Hacienda pública española por los tejemanejes de Messi en paraísos fiscales y el coste del fichaje de Neymar, bajo investigación judicial. Lo peor no es que el club defienda sus intereses y trate de salir lo mejor parado de esta situación, sino que parte de la prensa catalana -no toda, afortunadamente  (Cfr. fotlipou.com de Sonia Gelmá)- no sea imparcial y objetiva y tenga una doble  vara de medir cuando se trata del Barça frente a otros equipos.