Translate

viernes, 27 de abril de 2012

Mal de muchos, consuelo de tontos





Quien no se consuela es porque no quiere. Eso de equilibrar nuestra conciencia emocional con los males del vecino, funciona. Con lo bonito que hubiera sido una final de Champions Ligue (la copa de Europa de toda la vida) en Múnich, entre los dos grandes del fútbol español, Real Madrid y FC Barcelona. La frustración, es menor si es compartida. La carga es más liviana si se reparte entre dos. Así lo han entendido merengues y culés, que lloran con un ojo mientras que con el otro sonrien del mal ajeno de su respectivo enemigo deportivo. España y el mundo están divididos entre estos dos grandes equipos, que copan  emociones y sentimientos de simpatía, afecto, prestigio y admiración, en un maniqueísmo irreconciliable propio de la condición humana. La grandeza de uno se da a costa del empequeñecimiento del otro: se necesitan mutuamante. Ya decía Hegel sobre la dialéctica entre el señor y el esclavo, que el esclavo es tan señor como el señor, pues sin su reconocimiento el señor no sería señor; ésta es la servidumbre que ha de pagar el señor para seguir siéndolo.

Son dos clubs prestigiosos por su historia y su presente. También por el presupuesto, que sobrepasa  en ambos los cuatro cientos millones de euros. Su poderío económico, paralelo al potencial de sus plantillas los hacen favoritos en todas las competiciones en las que participan. De ahí el fiasco y el fracaso por no clasificarse para la final. Algunos  -con muy mala uva, o no-  han criticado esta eliminación definiendola como un fracaso, ya que para ganar liga o copa del Rey, para tan poco viaje no se necesitan tantas alforjas.
El fútbol es un deporte y como tal se puede ganar o perder. Está sujeto a contingencias imprevisibles propias del ser humano. Se juega con el pié y no con las manos o la cabeza, lo cual complica las cosas. El balón redondo es muy inestable y sus movimientos son difíciles de controlar: anárquico, caprichoso, errático, sin rumbo fijo, debido a su esfericidad y al poco apoyo en la superficie...Y por si fuera poco, tiene que querer entrar...El factor suerte es esencial en toda actividad humana, y el fútbol lo es. La velocidad, anticipación, la búsqueda de espacios libres donde hay límites, el contacto, la fuerza y la presión, mas el tiempo cronometrado y limitado, lo hacen ser muy físico. El cansancio y la larga temporada, con dos partidos por semana, hizo mella en nuestros equipos que se quedaron sin gasolina. Si a todo esto, añadimos los árbitros que en instantes deben decidir, ser objetivos, neutrales y tener un ángulo perfecto en cada jugada, sin olvidarnos de las limitaciones propias de todo proceso perceptivo humano, entonces lo hacen sumamente complicado. Su grandeza y su miseria provienen de su propia esencia.

El fútbol con ser importante para este País, no lo es todo. No puede ser "opio del pueblo". Los problemas de España no están en los campos de fútbol ni hay que buscarlos allí. Demos a cada cosa el valor que tiene y pongamos las cosas en su sitio. ¿Tragedia?, los cinco millones de parados; ¿Frustración?, la del padre de familia roto por no saber qué hacer con su vida, o no poder pagar la hipoteca ¿Problemas? los de España en una crisis de valores morales, territoriales, educativos, sociales...Eso sí que son problemas que afectan a España, como País y como Nación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario