De gente bien educada es pedir perdón. Al menos así nos lo enseñaron nuestros padres de toda la vida. Pero, la verdad, no estamos muy acostumbrados a que sea un rey quien pida perdón. Yo al menos, no recuerdo tal gesto en ningún monarca español y conozco la historia de España. Don Juan Carlos I, ha pedido perdón por efectuar un viaje a África a cazar elefantes. Lo ha hecho ante todo el pueblo español. Las razones internas no las conocemos - él las conocerá-, pero su actitud humilde dignifica y ensalza la persona del rey. Él que es el primero, marca la senda que todo servidor público, cuando se equivoca, debe reconocer su error, pedir perdón y rectificar.
¿Cuántos políticos de las tres administraciones han pedido perdón por sus errores? ¿Alguno de vosotros los conoce? Yo, personalmente, pocos, y contados me sobran dedos de la mano. ¿Han pedido los socialistas perdón por haber llevado al País donde está, empezando por ZP, su gobierno de ineptos y el Congreso de palmeros que asentían a todo, sin la menor crítica que se supone en un parlamento plural y democrático? Y el PP de Rajoy ¿ha pedido perdón a los españoles por las reformas light para conseguir el voto favorable de los andaluces sin demorar las reformas, poniendo por delante los intereses de su amigo J. Arenas que a los de España? ¿Han pedido perdón los políticos que arrastrados por las exigencias autonómicas de Catalanes y Vascos, repartieron café para todos, creando un Estado de las Autonomías, ineficiente y caro, sin que el País tenga recursos suficientes para poder costearlo? o ¿Acaso no deberían pedir perdón los sindicatos que han diabolizado a los empresarios enfrentando a estos con los trabajadores diciéndoles que trabajando menos se vive mejor, con bajas laborales fraudulentas? ¿Han pedido perdón las centrales sindicales de clase por el despilfarro de dinero en cursillos laborales, que para lo único que han servido ha sido para que ellos vivan a costa del dinero público matando a la gallina de los huevos de oro? No, ninguno ha pedido perdón.
Tampoco han pedido perdón, tantos jóvenes que sólo han sabido quejarse y ocupar las plazas en lugar de aportar su trabajo, creatividad, preparación y esperanza. Jóvenes, malcriados, victimistas del sistema, que reivindican derechos sin aceptar, tal vez, que sólo el trabajo, la dedicación, el sacrificio, y el esfuerzo, es el que crea prosperidad.
Tal vez encontremos arrepentidos entre los periodistas de los medios de comunicación, columnistas, comunicadores o tertulianos, que demagógicamente han dirigido al pueblo por el camino equivocado, predicando el consumismo, negando la evidencia y creando estados de opinión -cual de ellos maś erróneo y equivocado-, barriendo siempre a favor del medio que les paga. O en el grupo de los intelectuales que no han sabido producir una sola idea que marcase el rumbo de un pueblo desquiciado y sin norte, remando siempre a favor de corriente y siendo cómplice de su necedad. Y tampoco hemos pedido perdón -todos los españoles- por haber consentido vivir por encima de nuestras posibilidades, de pelotazo en pelotazo, condenando a nuestros hijos -una generación perdida- a vivir peor que nosotros.
Por todo ello, mi reconocimiento y admiración por el Rey, que ejemplarmente ha sabido rectificar su error, y del que nos debemos sentir orgullosos los Españoles de bien. Lo digo yo, que no soy simpatizante con la monarquía, sino con la república.
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