Saber Escuchar

Saber escuchar y callar para darle tiempo al otro a que exprese lo que desea  es muy bueno para la inteligencia emocional. Cuando alguien nos habla sobre problemas personales de cierta importancia- al menos para él- tenemos y debemos de escucharle y dedicarle todo el tiempo con nuestro silencio y nuestra atención. Es  su momento y no el nuestro. Cuando interrumpimos un diálogo personal, cometemos una falta de respeto hacia el otro. Es no dejar expresar sus interioridades e imponerse a contar las tuyas. Cuando actuamos así, impides  que el otro termine y de forma egoísta te impones tú. "Ahora me toca a mí". Cuando alguien necesita dialogar, en el fondo lo que hace es "descargar" tensiones que le aprisionan y oprimen interiormente: Es liberarse de ellas y hacerlas llevaderas poniéndolas encima de la mesa. La falta de atención nos lleva a no entender la problemática planteada o a entender  a medias o nada  de lo que se trata; si erramos en la comprensión también nos equivocaremos en el diagnóstico y seremos incapaces de ayudar a nuestro interlocutor o amigo. !menuda faena cuando nos dejamos llevar por nuestro egoísmo! El tiempo, el silencio, la pausa son fundamentales en un diálogo. Saber esperar para comprender el problema y acertar en la solución sería como el buen médico que antes de pronosticar un diagnóstico necesita cuanta mayor información del enfermo mejor. Saber escuchar es de hombre sabio y prudente. Es un signo de humanidad. Grandeza de quien olvidándose de sí mismo se pone en puesto del otro asumiendo y haciendo su problema, pena, alegría o tristeza suya.
La cercanía física y la mirada directa ayudan. Hacer gestos de asentimiento con la cabeza o verbales como " y entiendo" "por supuesto" "pues claro" con voz suave, relajan la tensión y el estado de malestar del otro, a la vez que se hace "cómplice" del tema. Frases como "entiendo tu problema" " comparto tu.." son bien recibidas por el otro. Pero tan importante como decir lo preciso, es saber estar en silencio. Sin lluvia no hay arco iris, lo mismo que sin silencio no hay diálogo.