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jueves, 24 de noviembre de 2011

¿De quién es la calle?




"La calle es mía", decía Manuel Fraga cuando era el ministro del Interior y los derechos de los españoles no daban ni para reivindicar sus necesidades democráticas, como ciudadanos libres.
Hoy en plena democracia, restituidos los derechos del Estado democrático, la respuesta es: "la calle es de los Indignados". Son ellos los que utilizando un derecho que les pertenece como es  el de reunión y manifestación -que nadie pone en duda- utilizan el espacio público en propiedad para ejercer presion por la reivindicación de sus derechos. Nadie sensato pone en duda el derecho de reunión o manifestación aunque sí la propiedad de la calle y las acampadas. La calle, es de todos los ciudadanos sin exclusión de ninguno; sirve para transitar, pasear, tener acceso a comercios, parques, lugares de ocio, es de uso libre para todos los ciudadadanos. En contadas ocasiones, con permiso de la autoridad, pueden servir para manifestaciones de organizaciones públicas o privadas, pero siempre sujetas al permiso de la autoridad que debe valorar  y velar siempre por el bien común. Los derechos lícitos y legales de una parte de la sociedad, no pueden atentar contra los derechos de la otra parte. Corresponde al Delegado del Gobierno asumir su responsabilidad y hacer cumplir la ley,  no cediendo ante ningún grupo y menos por desgaste político o social, consecuencia lógica de la acción de gobierno. Comerciantes, vecinos, trasportistas y toda clase de usuarios, tienen derecho al uso y difrute de la calle y nada ni nadie  tiene derecho a usurparlo. En un Estado de Derecho el gobierno es el primero que ejemplarmente debe respetar la ley y hacerla cumplir a todos los ciudadanos por igual; solo así conservará intacta su razón de ser, y los principios intelectuales y morales que lo sustentan.

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