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sábado, 29 de noviembre de 2014

¿Van los perros al cielo?






No es una pregunta banal. Los animales también van al cielo, no lo digo yo sino que lo ha insinuado el Papa Francisco en su audiencia  semanal. "Un día volveremos  a ver anuestros animales en la eternidad de Cristo" manifestó el Papa a un desconsolado niño que había perdido a su perro. La verdad que esta noticia nos llena de alegría y los creyentes tenemos un motivo más de gozo para creer  en la otra vida (no digamos los que aman a los perros, en especial). Suerte la de mi perro Boby,  que ya está en el paraiso por lo fiel y bueno que fue con su dueño, y las penas que tuvo que soportar por llevar una "vida de perros". Es de justicia, que quien es el más fiel  amigo del hombre y "ha estado en las duras ahora esté en las maduras". No es una mera opinión del santo Padre, sino de San Pablo en la carta a los Colosenses "todo ha sido creado por la mente y el corazón de Dios y por tanto todo será partícipe de su gloria final". Si el paraiso es un estado de ánimo de plena felicidad  ¿Cómo serlo sin nuestros seres queridos, incluidas nuestras mascotas? Dios, tendría que decretar una amnesia total en los bienaventurados para impedir la "morriña" o "soudade": no seríamos felices sin la compañía de aquellos a los que quisimos en este mundo, la eternidad nos sabría eterna. Según Sartre "el infierno son los otros", pero ¿Dónde queda el limbo en este asunto? Sería muy triste que desapareciese, porque era mi lugar preferido cuando era niño, "estás en el limbo" -me advertían mis maestros-, sacándome por la fuerza de aquel refugio en el que yo me encontraba agusto, lejos del tedioso mundo de las matemáticas o la gramática. De todos modos, hoy estoy muy contento de saber que los perros y demás animales alcanzarán el cielo. Otro día hablaremos del lenguaje y su forma de comunicarse con nosotros en el otro mundo. Lo lógico es que dejen de ladrar y hablen. Contamos que sean más prudentes que sus amos, porque si los perros hablaran...Los hay con suerte, (me refiero a los perros), no sólo llevan una vida de perro (sin dar golpe), sino que tienen el cielo asegurado y todo sin tener que confesarse.


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