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lunes, 8 de diciembre de 2014

A nuestra Constitución del 78





Con retraso, porque así han venido las cosas, quiero felicitarte Constitución del 78, y celebrar contigo tus treinta y seis años con alegría y agradecimiento de un hijo tuyo agradecido por estos años vividos en paz y libertad gracias a tus desvelos, garantías y cuidados. Quiero expresarte tantas cosas en esta carta que no sé por donde empezar, en un tiempo en el que hay muchos hijos tuyos olvidadizos, desagradecidos y renegados, que han renunciado a sus principios a cambio de no se sabe qué cosas, y te quieren unos cambiar, otros mutilar y los hay que desean tu muerte y eliminación porque nunca creyeron en ti. Entre tanta ingratitud yo quiero cantarte, felicitarte, agradecerte, reconfortarte y alabar tus cualidades durante estos treinta y seis años, por los años de paz y prosperidad vividos bajo tu protección.
No puedo olvidar mis años mozos en la universidad, cuando nuestros ideales de libertad, justicia  y paz,  chocaban contra un régimen  que reprimía nuestras ansias legítimas de ciudadanos democráticos, con la censura, represión y la propaganda. Cuando nuestros proyectos legítimos de ciudadanos participativos en la acción política, eran perseguidos como delitos, juzgados y condenados en los tribunales de orden público, como si de malhechores se tratara. Cuando nuestros mismos compañeros de clase eran policías secretas que pasaban información de todo lo que se cocía en la facultad, y la lectura de los filósofos más vanguardistas podía ser considerado como un delito, una traición o una deslealtad contra el régimen. ¿Cómo olvidar esos años? Aún me suena el relincho de los caballos de la policía, con sus atuendos y porras frente a la facultad de Derecho de Madrid, esperando la orden del rector o el decano para intervenir y deshacer una manifestación de estudiantes, cuyo único delito era tratar de democratizar y modernizar a nuestro país. Aún recuerdo los cientos de coches antidisturbios de los "Grises" (así llamados por el color de sus uniformes) aparcados en la loma de la Universidad Autónoma, en Canto Blanco (Madrid) precursores de una nueva represión contra un germen de libertad que allí se gestaba. 
No han  podido impedir tu alumbramiento,  allá por el 78, ni tu crecimiento. La espera ha merecido la pena: Hoy eres una realidad entre nosotros los españoles, y por eso te felicito. No todos te aman y te comprenden, como tú te mereces. Muchos consideran que estás vieja, enferma e inservible. Veamos. Algunos quieren hacerte un "lifting", cambiando algunos artículos de poca trascendencia, para mostrar que aún sigues joven y en vigor. Otros, te quieren "federar" como es el caso de los socialistas, sin explicar en qué consiste ese federalismo asimétrico, ni las razones que le llevan a ello, ni el objetivo que quieren conseguir, "un viaje a ninguna parte" (a mi modesto entender, los socialistas aún no se han dado cuenta que la España de las Autonomías es ya federar) ¿Puede que se haga para contentar al independentismo de  Cataluña y Vascongadas a costa de "su encaje en España" y  mantener su granero de votos en estas autonomías a cambio de conceder privilegios en detrimento de las demás CCAA de España? Algo de eso hay. Y otros, finalmente, quieren eliminarte porque te consideran un obstáculo para sus proyectos secesionistas, denigrandote como anacrónica, inservible y trasnochada, cuando -la verdad- es que sólo cumples lo que tu articulado proclama: ser garante de la unidad, igualdad y derechos de todos los españoles.
A tu celebración acudieron pocos presidentes autonómicos, excusándose algunos de no hacerlo y otros ni siquiera tuvieron la decencia de hacerlo. No importa, así nos va. Siempre hay hijos desagradecidos. Te deseo larga vida, Constitución del 78. Espero que tu presencia se haga notar en nuestras escuelas para que te conozcan nuestros alumnos y aprendan a quererte y respetarte, y para que si llega el caso a defenderte. Para que el mundo de los DDHH, en los que se basa tu articulado, sea aplicado en todas las  regiones  de España, con independencia de sus estatutos autonómicos. Para que las prestaciones sociales básicas  de  todos los ciudadanos con derechos a una sanidad pública y gratuita garantice su salud; para que la igualdad ante la ley sea una realidad y no letra muerta, y para que todos tengan el derecho a una vivienda digna y los poderes del Estado lo hagan posible; para que los más desfavorecidos tengan un trabajo que garantice su libertad económica, dé sentido a su vida, y en su defecto sea el Estado quien  proteja a las familias sin recursos económicos suficientes. Para que ningún partido político la acapare como propia y sea el símbolo de la unidad, la igualdad, los derechos y deberes de todos los ciudadanos, y el pluralismo político. Por todo ello y por otras cosas más, espero y deseo que tu nombre rotule las calles y plazas de todas las ciudades de España por muchos años, signo inequívoco de que te encuentras entre nosotros como garante de nuestras libertades. !Larga vida, Constitución del 78!


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