Regeneración

Felipe González resumió en siete palabras lo que pensaba sobre nuestro país: "Yo tuve una idea clara de España". La pregunta es obvia: ¿Tenemos los españoles una idea clara de España? (intentaremos contestar a  esta pregunta a lo largo del artículo) pero la frase de González dirigida a su partido nos anuncia la respuesta: "otros no la tuvieron". En alusión a los desatinos y despropósitos del zapaterismo de cuestionar a España, a las veleidades y juegos que se trajo éste con los nacionalismos de corte secesionista, y a las componendas del Socialismo otorgando favores  políticos a cambio de nada. Bueno, sí, a cambio de envalentornarlos hasta querer separarse de España (caso de Cataluña aunque después vendrán Las Vascongadas) De aquella siembra, estas tempestades. Hoy, los Españoles asistimos atónitos a la desmembración de nuestra nación y a la puesta en entredicho de nuestra unidad y de nuestra misma razón de ser, sin que nadie se levante para luchar por nuestra propia supervivencia. Ésta es la idea que tengo sobre mi país y la que expongo a continuación.
En la España invertebrada de Ortega y Gasset se interpreta la unidad de España de los Reyes Católicos como un síntoma de debilidad de las minorías feudales, muy alejada de ser un Estado moderno. El lazo de unión de estos españoles,  se forjó mediante el catolicismo y su realización política; el imperio español se basó en una lucha contra el protestantismo y en presentarse ante el mundo como campeona de la contrareforma. Pero fue derrotada, y esto trajo consigo la cerrazón de España a todo lo que venía de fuera: Ilustración, liberalismo, revolución científica, Estado moderno, los cuales quedaron fuera de la órbita vital de la mayoría de los españoles. Había que crear una acción política regeneradora que crease una conciencia nacional moderna entre las masas, un sentimiento secular que no pivotara sobre el catolicismo sino sobre un proyecto de modernidad, desarrollo y progreso (en esto se diferencia la propuesta orteguiana de otras) La regeneración rellenó ese hueco dejado por el catolicismo.

Dicen algunos que no estamos en una crisis de valores, sino de personas ( los valores no están en crisis sino las personas que lo aplican) Creo que estamos en una crisis de liderazgo, de hombres de Estado  (la razón de Estado de la que hablaba Carlos I en el siglo XVI) que antepongan el bien común de los ciudadanos a los intereses de su propio partido y a los suyos propios. Necesitamos líderes que supediten la economía a las verdaderas necesidades de la gente, que promuevan instrumentos de equidad, justicia e igualdad de oportunidades, con independencia del territorio donde se viva. Una economía al servicio del ciudadano y no del poder financiero.  Necesitamos una nueva forma de hacer política en la que la sociedad civil participe de forma activa, donde los partidos políticos sean ejemplo de honradez y no sean los únicos agentes de representación ciudadana, sino que haya otros cauces de participación democrática. Necesitamos un mayor control de los recursos públicos, tanto en la recaudación como en el gasto, y una mayor implicación ética de los ciudadanos en sus deberes como contribuyentes (28% economía sumergida) Esto implica que la administración (estatal, autonómica, local)  debe predicar con el ejemplo en dicha gestión, mediante la autofinanciación de los partidos políticos; Se debe hacer un  seguimiento y control de los cursos de formación a sindicatos y empresarios;Se debe procurar la autofinanciación de los ayuntamientos. etc.; en definitiva, se debe erradicar la corrupción estructural en la que estamos inmersos, que impide una regeneración ética, política y social. Sin olvidar, por supuesto, la  reforma de la justicia, no creando nuevas leyes, sino aplicando las que ya hay con agilidad, rapidez e igualdad (una justicia lenta no es justicia). Estas y otras medidas, me parecen imprescindibles para empezar a restablecer lazos de regeneración entre la ciudadanía, y devolver a nuestros ciudadanos la ilusión de sentirse protagonistas de una empresa común.